Su Exc. Rev. Monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, Obispo de la Diócesis de León, manifestó en su homilía basado en el evangelio de San Marcos de este domingo que “Cristo, Jesús bajo del cielo, se encarnó, se hizo hombre para buscar a esta humanidad. Encuentra un ser humano, una humanidad desmoronada, destruida, pecaminosa, en conflicto continuo, llena de antivalores, de odio, de rencilla, de maldad”, expresó.

En su meditación de la Palabra dijo que Dios se encuentra “Con la miseria humana, con el hombre y la mujer pecadora, vienen las consecuencias; aquellas que implícitamente el pecado trae, el pecado destruye, desbarata, humilla, arrastra, postra, hace que el ser humano fracase, lo encadena,  enjaula,  somete; es triste cuando la persona vive una vida desordenada, desbaratada, deshonesta, enviciada, que termina en miseria”.

En este sentido, el Prelado recordó la lectura del Genesis que  “Dios lo sabe todo, y por ende, cuando baja al paraíso, tiene dominio de lo que ha sucedido: el hombre ha pecado, ha faltado, ha incumplido, pero Él (Dios), no le rehúye y quiere encontrarse con esa realidad y al bajar lanza la pregunta: ¿Dónde estás? – no es porque Dios desconozca donde está Adán, tiene dominio y lo ve, pero quiere que Adán asuma su responsabilidad, que muestre con humildad su miseria a la que lo ha llevado el pecado” reflexionó.

“Cuando la humanidad pierde la conciencia del pecado está en su peor momento porque ya la conciencia no responde. Dicen que uno de los síntomas del coronavirus: es perder el olfato, es perder el gusto (eso lo dicen los que lo han tenido); pues eso sucede cuando la persona ya no siente que ha cometido un daño, cuando ya no siente que ha cometido un mal, ya se acomodó al pecado” sentencio el Obispo.

Como el que mata y mata y mata y ya no siente nada matando, ya la conciencia no le reclama, como el que miente y miente y miente, ya no siente nada porque está acostumbrado a mentir, como el que es infiel una y otra y otra vez, ya no le da nada serle infiel a su esposa o serle infiel a su esposo, porque se acomodó al pecado, como el que roba y roba y roba, ya no le da nada porque se acostumbró a robar, ya no le da nada porque se acostumbró al pecado, perdió el olor, perdió el sabor; esa es la humanidad que no quiere Cristo porque está cómoda en su pecado”, explico Mons. Sándigo Jirón,

El Prelado recordó que mediante el Sacramento del Bautismo el creyente “Ha nacido en Cristo un hombre nuevo, una creatura nueva, un hijo de Dios. Esa es la oferta de Jesús al venir, al encontrarse con nosotros. ¿Y qué surge de ese encuentro con Cristo?, primero la libertad, ya no le pertenezco al mal, ya no le pertenezco al maligno, le pertenezco a Cristo, soy de Cristo, soy libre, Él ha pagado por mí”.

“A eso vino el Señor, a liberarnos, a sacarnos de la mazmorra del pecado, nos vino a traer la alegría, el gozo, la felicidad, fortaleció nuestra esperanza, nuestra fe se afianza y aflora la caridad, nuestro camino hacia la salvación se vuelve más optimista, más ligero, con mayor ganas porque hemos sido revestidos del hombre nuevo, en Cristo, Señor nuestro” aseguró.

El obispo de León dijo a la feligresía que “No tengamos miedo a la voz de Dios que viene a decirnos: ¿Dónde estás?, ¿Qué has hecho de tu vida?, ¿Cómo has vivido hasta hoy?, ¿Qué estás haciendo de tu vida?, ¿Dónde estás?, ¿Dónde está ese hombre nuevo que yo cree, esa figura hermosa que salió de mí y que cree a imagen y semejanza?, no tengamos miedo a la voz de Dios que te dice: ¿Dónde estás?, ¿Qué estás haciendo de tu vida?…, aparecerá el entusiasmo y las virtudes, tendrás una mejor familia, ya no andarás por ahí picando, buscando felicidad porque la has encontrado en Cristo”.

“Los invito, queridos hermanos a que nos dejemos encontrar por Cristo, lo anidemos en nuestras vidas como la Santísima Virgen María lo anidó en su vientre; vivamos esa experiencia hermosa dentro de la iglesia que nos vio nacer a la fe y perseverantes esperemos el final feliz que nos lleve a la salvación eterna” enfatizó.