En su reflexión del I Domingo de Adviento Su Exc. Rev. Mons. Carlos Enrique Herrera, Obispo de la Diócesis de Jinotega, manifestó que “Tenemos que estar siempre atento, es parte de esa historia de salvación, esa historia de salvación de Dios para con nosotros que ha venido y nos dio plenamente a su hijo Jesús para que volviéramos a ser hijos nuevos del Señor, liberándonos del pecado original, ante todo y del camino, este camino que hacemos hacia la vida eterna que se ve que esa medida es de ir reconociendo nuestras limitaciones y a través de la gracia, de la misericordia de Dios vamos recuperando esos valores del reino, vamos creciendo en la fe, vamos creciendo en el amor, vamos creciendo en la esperanza de ese reino que tenemos que esperar cuando el Señor nos llame”.

“Hemo sido coherederos con Cristo, Él nos ha ungido para ser también coherederos de su reino; por lo tanto, nos invita y nos dice:  –orad. Velad -. Estar en comunión con el Señor, estar en discernimiento sobre cuál es la voluntad de Dios y cuál es la que nos puede destruir, el maligno. Entonces, estar en una constante, en constante discernimiento para no perder el reino de Dios, para no caer en la trampa del mundo, en nuestras propias limitaciones, también, y recuperarlo desde la gracia y del amor de Dios”, recomendó.

Iniciando el tiempo de adviento el cual nos invita la Liturgia a preparar nuestro corazón

Asimismo, destacó que este tiempo “Mas que para  celebrar ese gran acontecimiento de la natividad del Señor, pero también para esperar su segunda venida. Cuando decimos  –esperar su segunda venida -, no solo nos referimos al final de los tiempos que no sabemos, sino a esa segunda venida que puede ser pronto para nosotros, no sabemos cuándo; por lo tanto, tenemos que estar preparados”, subrayó el Prelado.

“Este tiempo de adviento nos ayuda como a saber que todo el tiempo tenemos que estar preparados, pero de una manera especial hacia celebrar este gran acontecimiento de la venida de Jesús que vino entre nosotros y es la palabra del Profeta Jeremías que da una buena noticia al pueblo Israel  -el Señor vendrá , vendrá ese vástago de David, de ahí surgirá el Mesías, el Salvador”

“El que viene a hacer justicia, el que viene a darnos a nosotros el derecho, el derecho del reino, el derecho de ser hijo de Dios y esa justicia, esa justicia es sobre la muerte, sobre el pecado, sobre el demonio y sobre aún, de nuestra propia debilidad, por lo tanto, tenemos que hacer siempre memoria de esa natividad del Señor, de esa primera venida del Señor”, destacó.

El Obispo de Jinotega refirió que no esperemos al final hasta que yo cumpla cuántos años, no sabemos, por eso lo importante estar preparados y esta Liturgia de adviendo nos ayuda a que no solo en este tiempo tenemos que prepararnos, sino siempre, de una manera particular nos enseña la Palabra de Dios.

¿Cómo nos dice San Pablo que debemos prepararnos? Interrogó. Luego respondió que “Viviendo en fraternidad, amándonos unos a otros, porque la natividad, el nacimiento de Jesús ha venido a derramar su amor plenamente en la persona de Jesús a todos nosotros, a la humanidad entera, ese es el amor más grande que podemos celebrar. Entonces debemos celebrarlo en fraternidad”

 

También,  dijo que el Evangelio pueda ser que  “Nos llene de temor de ansiedad, que van a suceder tantas cosas antes de la venida del Señor, pero ya la hemos vivido, hemos vivido guerras, terremoto, huracanes y no digamos ahora la pandemia; todos esos son acontecimientos que nos hace despertar de ese sueño del vicio, del pecado, del mundo y elevar nuestro corazón hacia el Señor, hacia quien nos ha creado”,ejemplificó.

“Vivamos el presente, creciendo ese germen, el reino de Dios que está en cada uno de nosotros tiene que crecer, no disminuir, tiene que crecer; pero con las buenas obras, con la buena disposición a la voluntad de Dios, con ese gran e inmenzo amor que Dios quiere que nos tengamos unos a otros y que de así lo amemos de corazón también”, recomedó.

“Así hermanos, iniciamos este itinerario espiritual de adviento para que cada palabra, cada celebración de cada día, nos pueda ayudar a crecer en esas grandes virtudes teologales, como es: el amor, como es la fe, el amor y la esperanza. Así sea.”