Su Eminencia Rev. Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano,  contempló en su homilía de este III domingo de Cuaresma de cuidarse de fiarse de nuestras seguridades “Aquel que esté seguro caiga-. Sí. Muchos confían en seguridades  -tengo un edificio maravilloso de tantos pisos que nada ni nadie lo va a botar – y de repente vino un terremoto y lo destruye todo. La misericordia del Señor es confiar plenamente en el Señor. Las famas de este mundo -pensaba yo anoche- tienen una base -como ya nos recuerda mucho el Evangelio- una base frágil, una base frágil. ¿Dónde está la fuerza de todos nosotros? Interrogó: Tener como base a Cristo, el Señor”

“Cuaresma es un tiempo en el cual, el Señor constantemente nos está invitando a la conversión que significa un cambio profundo del corazón. Hay tantas situaciones que vivimos y pensamos que Dios está ausente”, enfatizó

“La mejor base de cada uno de nosotros no está en las cosas de este mundo que son totalmente frágiles. La fuerza de todos nosotros está en el poder de Dios, Cristo es la piedra angular; si nosotros estamos sobre esa piedra angular que es Cristo ¿quién podrá apartarnos del amor de Dios?, podrán venir muchas cosas y San Pablo lo dirá: vendrán persecuciones, vendrán esto, vendrán lo otro ¿quién podrá apartarnos del amor de Dios si estamos fijos en esa base que es Cristo el Señor?, Él en verdad es misericordioso, Él nos ama, Él nos ve, Él se acerca, Él vendrá a nosotros para llevarnos siempre adelante”

 

“Creo que la experiencia de muchos de nosotros ante la enfermedad de un familiar, ante la enfermedad de un amigo, oramos, oramos ante situaciones que vive el país, ante situaciones que vive el mundo y a veces yo he escuchado: es que me estoy cansando; pero el Señor nunca está ausente, el Señor siempre está presente y bien lo miramos hoy en ese texto hermoso de la Primera Lectura que hemos realizado, en lo cual, Moisés – Va, mira aquella zarza que no desaparece y el Señor lo llama-

El Señor: Tardadito pero seguro

Tras agregar que “Aquí podemos nosotros como captar esa presencia del Señor. Fíjense que bonito dice:  –he visto la opresión de mi pueblo, he visto; una segunda palabra dice: he oído tus quejas, me he fijado en su sufrimiento y voy a bajar a librarla –; cuatro palabritas en las cuales podemos nosotros sentir esa presencia, esa cercanía de parte del Señor que nunca, nunca nos abandona. Nosotros tenemos ese dicho: tardadito, pero seguro”, dijo en tono sencillo el Arzobispo de Managua.

“Y aquí hemos vivido situaciones difíciles. Solo estoy pensando en toda la guerra que se vivió en los años 70, en los años 80, miramos aquella parte como interminable, pero la Iglesia nos invitaba a orar y al final se pudo superar”

Asimismo, refirió que “Los grupos enfrentados.. era difícil poder verdaderamente sentarse a un diálogo. Recuerdo que el Cardenal Obando comentaba que por los años 80 él participó en un diálogo para… o pláticas más bien ese momento para superar la crisis y los dos grupos no se podían ver, uno en una aula y los otros en otras aulas y él tenía que andar de un lado para otro llevando; sin embargo al final, pues, con la oración, la fuerza de la oración se pudieron superar”, rememoró el eclesiástico.

Papa Francisco invita a la oración… A toda la Iglesia Universal

“Y hoy casualmente el Santo Padre nos está pidiendo la oración. Y que hermoso que hoy esa presencia del Señor a través de la oración como bien decíamos en la oración: la oración, el ayuno y la limosna. Y el Santo Padre dice: – -no nos cansemos -, nos pide a los obispos, nos pide a las parroquias, nos pide a las congregaciones religiosas «no se cansen de orar, no se cansen de orar».

Asimismo destacó el acto “Bien hermoso un diálogo que tuvo el Santo Padre en esta semana con el Arzobispo Ortodoxo de Rusia y le pide  –que ore, que se unan a orar – y últimamente sacó un comunicado en que el Arzobispo Ortodoxo Kirill, en el que  invitaba también a sus fieles rusos a orar y dirigir su mirada a nuestra Madre, igual que lo está haciendo el Santo Padre”, observó el Prelado.

Próximo viernes – 25 de marzo – vamos a tener ese acto hermoso a nivel mundial

“Este próximo viernes él – el Papa –  desde Roma y cada Obispo en su Catedral, cada Sacerdote en su Parroquia. Y yo quisiera invitar también que cada uno de ustedes los laicos, en familia puedan unirse posiblemente entre 7 y 8 de la noche, también para hacer en familia la consagración, la unión de la fuerza y, aquí lo encontramos muy bien en ese llamado, en el cual, encontramos que Dios no se hace sordo a nuestras situaciones”

El Cardenal Brenes Solórzano insistió que el Señor “No se hace sordo, no se hace a un lado de las realidades que estamos viviendo  -he visto, he oído, me he fijado, voy a bajar  – , o sea voy a estar cerca y los voy a liberar, voy a llevarlos adelante, voy a sacarlos verdaderamente de este problema, pero… qué nos pide el Señor a cada uno de nosotros, sino que podamos experimentar esa conversión, ese cambio y que podamos fijarnos a nosotros mismos, es fácil echarle la culpa a los otros”, manifestó el Jerarca.

Mirar la basura que hay en el otro y no mirar la viga que tenemos ante nuestros ojos.

En este orden el eclesiástico subrayó que “Fácilmente se echa la culpa a los otros y fácilmente nosotros tratamos de hacernos a un lado. Sin embargo, qué nos pide el Señor en este tiempo de Cuaresma, sino convertíos”, apuntó

“Convertíos de corazón nos dice el Señor. Y la conversión como bien les decía al iniciar, no es una cosa tan fácil, nos cuesta a todos, comenzando con mi persona, nos cuesta, tenemos algunos tesoros que no los queremos soltar y los defendemos a costa de espadas, de cualquier forma los defendemos; pero el tiempo de Cuaresma es eso, un tiempo de conversión, un tiempo de cambio en nuestras vidas, no de cuestiones exteriores, sino desde el corazón”

Y agregó que se pueden decir cosas bonitas, se pueden hacer discursos muy hermosos, pero… ¿Esos surgen desde el corazón o surgen solamente como una propaganda para decir  –yo soy bueno, yo soy maravilloso, los otros son los culpables? Interrogó el Arzobispo a los fieles presentes y a quienes lo ven y escuchan mediante plataformas digitales,  medios eclesiales de TV y emisoras independientes que amablemente se encadenan a esta transmisión.