“Cuantas personas en Nicaragua se sienten consternadas e incluso angustiadas. La Iglesia como madre y maestra celebra la V Jornada de Oración por los Pobres, nosotros recordamos también a los desempleados, a los migrantes, a los hermanos nicaragüenses que viven en la extrema pobreza, a los que se ven obligados a salir, a los que fueron lanzados al desempleo informal, a la mujer anónima”, dijo en su reflexión este domingo Su Exc. Mons. Rolando José Álvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, cuyo acto fue celebrado en la Iglesia Catedral San Pedro Apóstol.

“El Papa San Juan Pablo II hablando al respecto de estas consternaciones y angustias, afirma – Las perturba constatar conductas individuales o de grupo que muestran una desconcertante ausencia de valores. Nuestro pensamiento va, naturalmente, a ciertos sucesos, algunos recientes, que, a quien los observa con atención, le producen un escalofriante sentido de vacío. Cómo no interrogarnos sobre las causas, y ¿Cómo no sentir la necesidad de alguien que nos ayude a descifrar el misterio de la vida, permitiéndonos mirar con esperanza al futuro?”

Agregando el pensamiento del Papa Emérito Benedicto XVI, quien afirma por su lado:” –Tampoco en nuestros tiempos faltan calamidades naturales, y lamentablemente… violencias. Hoy necesitamos también un fundamento estable para nuestra esperanza…-. Esa esperanza es Cristo y su Palabra que es inalterable y eterna. La Iglesia como Madre y Maestra celebra hoy la V Jornada Mundial por los pobres y el Papa Francisco nos recuerda – A las personas solas, marginadas y discriminadas. Nosotros recordamos también a los desempleados, a los migrantes, a los hermanos nicaragüenses que viven en extrema pobreza, en “sufrimiento e indigencia, en las condiciones a veces inhumanas en las que se ven obligados a vivir”; a los que viven en el subempleo y a tantos que fueron lanzados al empleo informal, sin ningún tipo de prestaciones sociales”, insistió.

Recordamos a la mujer anónima:

El Prelado sostuvo “Recordamos a la  -mujer anónima… que representa a todo el universo femenino que no tiene voz y sufre violencia. Parece que se está imponiendo la idea que los pobres no sólo son responsables de su condición, sino que constituyen una carga intolerable para un sistema económico que pone en el centro de los intereses algunas categorías privilegiadas”. El empobrecimiento es producto de corrupción, desigualdades, distribución inequitativa. De ahí que el llamado del Santo Padre es – A no dejarnos conducir “a un acostumbramiento que se convierta en indiferencia, sino a involucrarnos en un compartir la vida que no admite delegaciones– ”, reafirmo.

Hermanos y hermanas, los de abajo, los de a pie, los que somos pueblo, debemos crear una gran fraternidad solidaria para que aunque los montes se desplomen en el mar y las aguas embravecidas golpeen contra la embarcación de nuestras vidas, estando unidos en solidaridad fraterna no puedan alterar nuestra vida sencilla y digna, llena de valores tradicionales, heredados por nuestros antepasados. Porque Cristo es nuestra paz y nuestra esperanza permanecemos inamovibles en la esperanza a la que hemos sido llamados, porque  esta esperanza nunca defrauda”.

La liturgia de la palabra de este día nos introduce a la reflexión personal

El obispo manifestó que la liturgia de hoy  quiere introducir “A la reflexión sobre nuestra vida para realizar un examen de conciencia sobre nuestra fe cristiana, sobre como hemos vivido nuestra fe cristiana durante todo este año de gracia, de misericordia y de salvación que estamos a las puertas de concluir”, dijo.

“La clave de lectura de interpretación para poder reflexionar sobre este texto del día de hoy. Jesucristo, la piedra que desecharon los arquitectos y que ha venido a ser la piedra angular, se levanta Él como el Señor y Rey del Universo, se levanta Él como nuestro Salvador, Redentor y Libertador. Él y su palabra que no pasará. Palabra que no pasará como nos lo dice, allá al final el Evangelista San Marcos –Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse-«, destacó.

“Hemos de centrar nuestra vida en Jesucristo y en su Palabra, Él es nuestra esperanza que nunca nos defrauda”

 

Al tiempo que recordó el magisterio de  San Juan Pablo II y el Papa Francisco, quienes “Insistieron e insisten en –Mirar siempre al Señor, Mírenlo a Él, Miren al crucificado, Miren el árbol de la cruz-. Es en Cristo donde encontramos nuestra salvación, nuestra esperanza, nuestra alegría, en Él y en su Palabra de vida eterna, en su Palabra que se cumple, en su Palabra que no pasa”, subrayó.

“Que hermoso que cada uno de nosotros podamos apartar un poco de tiempo cada día para leer un pequeño trozo del Evangelio, del Nuevo Testamento y pedirle al Señor que nos de la luz del Espíritu Santo para saber que es lo que nos está queriendo decir en aquella Palabra. Si nosotros nos volviéramos más amigos de la Palabra, si nosotros consultáramos diariamente en este poco tiempo y en este pequeño trozo, sea de los evangelios o sea de cualquier libro del Nuevo Testamento, la Palabra de Dios”, recomendó Mons. Álvarez Lagos.

Asimismo, rememoró  el pensamiento de San Jerónimo – En ella encontramos el corazón de Jesús –. A través de la Palabra nosotros llegamos a conocer el corazón de Jesús; es decir, llegamos a penetrar, por gracia de Dios, en lo más profundo del misterio de amor de Dios por nosotros que es el corazón de Jesús”, aseguró.

Cuando hacemos este acto de fe, de contacto directo con la Palabra de Dios, donde encontramos al corazón de Jesús, el Señor misteriosamente va realizando una acción lenta, en la que nosotros muchas veces no caemos a la cuenta, incluso, podríamos hasta no percatarnos de lo que el Señor va haciendo. Y es que… claro, al irnos empapando y embebiendo de la Palabra de Dios poco a poco, al ir bebiendo (como diría el Papa Benedicto XVI) del pozo de la fuente de vida, que es la Palabra de Dios, el Señor va haciendo que nuestros pensamientos se vayan transformando poco a poco en los pensamientos de Él y que nuestros sentimientos vayan transformándose poco a poco en los sentimientos de Él

De tanto tener este contacto con la Palabra  es donde encontramos su corazón

“El Señor va logrando, va haciendo que nuestros pensamientos se vayan transformando, repito, en los de Él y nuestros sentimientos en sus sentimientos y entonces, llegamos a tener esa experiencia maravillosa y ardorosa de los discípulos de Emaús, llegamos a tener esa experiencia con Cristo de ojos abiertos y corazón palpitante y descubrimos al Cristo salvador, al Cristo redentor, al Cristo Señor y salvador de nuestra vida, al Cristo libertador, al Cristo que nos ha liberado del pecado y de la muerte”, sostuvo.

“ Como dice el Apóstol  -para ser libres, nos liberó Cristo -. Y entonces, claro, al tener esta experiencia, este conocimientos con el Cristo Salvador, Redentor y Libertador del pecado y de la muerte, entonces ya nosotros no aceptamos ningún tipo de yugo, ningún tipo de esclavitud, ningún tipo de ofuscación, de opresión”

El eclesiástico subrayó que “La persona que ha conocido la libertad en Cristo no acepta ningún tipo de cadena, porque ya conoció la libertad y la liberación de la peor de las opresiones y cadenas y esclavitudes y yugos que es el pecado y la muerte y, si ya conocimos la libertad del peor yugo, esclavitud, opresión y cadena ¿Cómo vamos a aceptar otro tipo de cadena que quiera coartarnos, que quiera subyugarnos? Interpeló.

“Cristo nos da esa libertad interior, Cristo a pesar de las dificultades y obstáculos, a pesar de la sombras que a veces podemos ver que caen sobre el día de la vida de los nicaragüenses, a pesar que de pronto el horizonte se podría volver cada vez más sombrío; sin embargo, un pueblo, un pueblo que pone su mirada en Cristo, que deposita su confianza en el Señor, que escucha su Palabra, que se deja inundar por ella y que logra conocer a través de ella la liberación y la salvación de Cristo, es un pueblo que a pesar de todas las adversidades va a permanecer en pie, porque estará cimentado, fundamentado en una roca inamovible que es Cristo”

“Ya, como dice el Salmista «los montes se podrán caer», ya las tempestades del mar embravecido podrán golpear la barca de nuestra vida, incluso, ya podría la luz del sol apagarse, la luna dejar de brillar, las estrellas del cielo caer y el universo entero conmoverse; pero ahí, donde hay un pueblo que llegó a cimentarse, a fundarse, a fundamentarse en Cristo Jesús, a conocerlo a través de su Palabra y que ha conocido la liberación del pecado y la muerte, ese pueblo, ese pueblo siempre permanecerá inamovible en la roca que es inamovible que es Cristo, nuestro Señor que vive y reina por los siglos de los siglos”, aseguró el Prelado.