Su Exc. Rev. Mons. Carlos Enrique Herrera, Obispo de la Diócesis de Jinotega, manifestó en su meditación del domingo que  “El Señor quiere siempre la paz, nos invita a orar, a orar, a pedirle, esa oración que también es comprometida para cambiar nuestra vida también con los demás, no es una oración superficial, no es una oración que todo lo espera de Dios, Dios quiere que pongamos la otra parte, el cambio de vida, no a habituarnos a este mundo de corrupción, de maldad, de odio, no, sino entrar en ese camino de los hijos de Dios, en ese camino de nosotros como hermanos

No estar apegados a este mundo

“A ver, a reflexionar sobre la venida del Señor, el final de los tiempos cómo será, pero con esa mirada hacia el futuro, pero viviendo ya el presente, porque el Reino de Dios ya está entre nosotros, Cristo ya ha venido, hemos recibido su gracia, está presente en nuestra historia, en esta historia que está marcada por muchos problemas, adversidades, enfermedades como esta pandemia, que creo que nos ha venido a pensar más en el futuro, porque muchos hombres y muchos cristianos están apegados a este mundo y hacen todo por creer que este es el cielo y esta es la tierra nueva “, sostuvo.

“No, sino que somos peregrinos, forasteros, esperamos ese reino del Señor. Por eso, la palabra de hoy nos invita a estar en vela. Vela significa estar en esa expectativa o esa mirada a Dios, ante todo, en esa actitud de oración, de contemplación, primeramente de su palabra, de los acontecimientos que nos van pasando a nosotros”

Mons. Herrera dijo que también nos ayuda a vivir la gracia de la vida “De los dones que el Señor nos da, de los sacramentos que se nos da constantemente para seguir creciendo en el reino de Dios. Entonces el reino de Dios ya está con nosotros, Cristo ya ha venido, Cristo ha derramado su Espíritu en nosotros; pero debemos esperar la plenitud de su venida gloriosa para destruir el mal. Y para aquellos que han creído y han perseverado en la fe, pues, pasarán a un reino, a una vida eterna. Los que no creen y no han creído, pues, pasarán a la eternidad de la muerte”, afirmó.

“Entonces algo que tenemos que meditar nosotros: ¿Qué queremos nosotros? Interrogó o el obispo, luego dijo que “Es siempre una opción cada día de optar por la vida eterna, por la gracia, por el amor de Dios, aún en medio de nuestras limitaciones como decía la segunda lectura -Cristo ha venido para ya se ha ofrecido como un sacerdocio perfecto por nuestras debilidades, por nuestros pecados-; por lo tanto tenemos que vivir en ese misterio del amor y la misericordia de Dios en camino, en perseverancia, en confianza en el Señor, esa sí debe ser nuestra actitud, seguir adelante, perseverar”

El Señor ha dicho en su Palabra importante en nuestra vida

“Debemos estar atentos a estos acontecimientos que pasan, algo nos debe despertar-. A veces cuando nosotros estamos durmiendo o hay un temblor o hay un relámpago, nos despierta, porque el sueño es el sueño; pero también en la vida espiritual, puede ser que estamos eternamente dormidos y estos acontecimientos nos despierta a pensar más de lo que hay en la tierra, de lo que pensamos, de nuestros proyectos temporales; pero el primer proyecto más importante es el proyecto de nuestra vida con Dios y con el prójimo también, el proyecto de la vida y del amor, el proyecto de la misericordia y de la paz.

 

 “Vivir en esa espiritualidad de la fraternidad y de la unidad que tanto la Iglesia hoy nos invita a través del Sínodo”

El  obispo de Jinotega invito a la feligresía a prepararse a celebrar este próximo domingo la Fiesta de Cristo Rey “ El que es principio y el fin de la historia, así a través de la Liturgia nos va preparando a vivir esta vida de Cristo que Él es el principio y el fin de la historia, de nuestra propia historia de nuestra vida; pero que ese fin sea para la eternidad para nosotros, no para la muerte, sino para la vida”, dijo.

“Vayámonos desprendiendo de todo aquello que nos aparta del amor de Dios y del amor al prójimo. Recuerden esos dos grandes mandamientos fundamentales en nuestra vida cristiana. Que Que Dios nos conceda, pues, hermanos la perseverancia y la disponibilidad a la acción del Espíritu Santo”