Su Exc. Rev. Mons. Isidoro Mora Ortega, Obispo de la Diócesis de Siuna, exhortó en su mensaje de este domingo que “Recurrimos a la Virgen María en todo momento de nuestra historia, porque ella es para nosotros nuestra abogada,  nuestro auxilio,  nuestra fortaleza, María entiende los sufrimientos que nosotros vivimos en el día de hoy; por eso, nunca podrá separarse de nuestro corazón y de nuestra intención. Estamos convencidos que recurriendo a María, estamos recurriendo a Dios, porque ella es nuestro auxilio. María es para nosotros ese puente, María para nosotros es ese camino, María para nosotros es… sencillamente, la madre que nos consuela, la madre que nos entiende, la madre que nos escucha, la madre que nos fortalece”, enfatizó.

refirió cuando el El Papa Pablo VI, dirá que “María era una mujer fuerte, que conoció la pobreza y el sufrimiento, llevada al exilio…luchas similares a las que hoy vivimos o viven muchos de nuestros hermanos; por eso, cuando decimos:  –Dios te salve, reina y madre de misericordia -, lo hacemos convencidos de que ella es conocedora de nuestra realidad, de que ella conoce nuestras necesidades, nuestras pobrezas, nuestra falta de justicia, nuestra falta de paz, de amor y de oportunidades”, Reflexionó

“Esta  fiesta nos recuerda que María, una vez terminado el curso de su vida terrena fue Asunta al cielo en cuerpo y alma; su alegría es grande, es  la mujer elegida, la mujer predilecta, la mujer que ha sido preservada, pero a su vez, la mujer que va a dar el sí rotundo y que va a marcar para siempre su vida, ella es el ser de la… diríamos nosotros, es la predilecta como les decía, la elegida, la llena de gracia, ella es la madre de Dios y, no le fue fácil; a pesar de todo eso, a pesar de que ella es la predilecta de Dios, no fue fácil su misión”, refirió.

“ A María  nosotros la tenemos como lo más bello que hay en este mundo, pero este mundo la maltrata a ella; pero, a su vez, este mundo recibe esa Gracia que por el sí de ella, nosotros nos sentimos realmente gozosos en el Señor; pero, también, como lo vuelvo a repetir, María al recibir la misión de ser Madre, también recibe una misión muy exigente. Ya lo decía Simeón – Y a tí una espada te atravesará el corazón-. Ella al igual que Jesús, tendrán que cumplir una misión enorme y que muchos de nosotros nos escandalizaríamos o nos correríamos, sabiendo las exigencias.

“María asume al mundo desde el momento que ella dice sí al Padre, el mundo se transforma, ya no es el mismo; desde ese momento, la historia comienza de otra manera, que no lo ha visto, que no lo entiende; pero que Dios sí lo entiende y María entiende el pensar de Dios y, por eso, le dice: –He aquí la esclava del Señor-«.

 

El señor obispo de Siuna meditó que “María es la mujer de corazón abierto, María es la mujer con ideas, nosotros pensamos que seguir a Cristo es seguirlo nada más de una manera, pensar que hablar de Cristo solo es estar hablando del cielo, no, María entendió que aceptar la voluntad de Dios significaba que ella también tenía que cargar la cruz, María carga la cruz con Jesús, María no se le corre a las dificultades, María siente en su corazón que Dios la ha elegido porque ella está preparada, aunque no lo entienda todavía por su corta edad, por su poca experiencia, pero tenía una madurez tal, que aquella mujer lo único que hacía era gozarse porque Dios había puesto su mirada en ella”, dijo.

“El Señor siempre va a poner a María a que nos proteja del mal, que nos proteja del maligno, que nos proteja del dragón que está ahí para querer devorar”

“Llegará la hora en que vamos a saltar de gozo, pero hay que ser pacientes, hay que ser pacientes. Y esa es la alegría que nos vendrá siempre y, nos invita el Señor a no perder la esperanza, a caminar confiados, a que no nos cansemos, a que estemos siempre preparados pidiendo al Señor que nos asista, que nos fortalezca y que nos proteja”, aseguro el eclesiastico.

“La palabra del Señor que escuchamos, debe de ser para nosotros, por eso, palabra de esperanza y palabra de aliento ante ese mal que siempre va a estar ahí para querernos destruir y en eso radica, entonces, la grandeza de María en que supo confiar, en que supo no solamente decir sí,-Hágase en mí, según tu palabra–  sino que ella también se dispuso a hacer la voluntad de Dios”, indicó .

Que nada nos quite la alegría de Cristo, la esperanza confiada en Cristo

“Nunca perdamos de nuestros ojos, de nuestra mente, de nuestra realidad, de nuestra vida, nunca perdamos de vista a María, ella es abogada nuestra, ella es nuestro auxilio; por eso, cada vez que nosotros hacemos el Santo Rosario, hacemos las Letanías y cada una de ella va representando lo que significa nuestra Madre para esta Iglesia actual;  como lo fue para la primera Iglesia en los siglos anteriores. Tenemos que suplicarle, tenemos que pedirle que nos asista, que nos proteja, que nos ayude, que nos acompañe, que nos defienda y que nos libre de las ataduras del mal”, insistió el obispo.

El Ordinario de Siuna invitó los fieles a recitar la Oración de Consagración al Inmaculado corazón de María, “Pero que junto a María suplicamos al Padre para que nos defienda, para que nos proteja, para que nos fortalezca y para que nos de la alegría para seguir adelante, porque nada de lo que existe, nada de lo que vivimos, nada de lo que suframos nos puede apartar de Cristo, nos puede quitar la alegría en Cristo y nos puede quitar la fortaleza en Cristo, nada de este mundo podrá separarnos del amor de Dios”