Su Excelencia Mons. Jorge Solórzano Pérez, Obispo de Granada, observó en su homilía  de este XVIII del tiempo ordinario que “La parábola del evangelio nos hace pensar sobre las prioridades que nos fijamos en la vida; es decir, La escala de valores que va a dirigir nuestra vida, por eso, el evangelista Lucas dice: –Tengan mucho cuidado con la avaricia, aunque se nade  en la abundancia, la vida, no depende de la riquezas -. La experiencia confirma estas sabias palabras, pues el exceso del dinero no está acompañado, necesariamente, de la felicidad”

 

“El evangelio de hoy, contiene una parábola de Jesús, cuyo tema es la codicia de aquellas personas que nunca se sienten satisfechas con lo que tienen, sino que pretenden seguir acumulando. En la segunda lectura, San Pablo en el texto que hemos escuchado, dice que la codicia y la avaricia son una forma de idolatría, porque estas personas hacen de las riquezas el objetivo de sus vidas, las absolutismo en como si fuera un dios!”

El Prelado refirió que “Si observamos atentamente el texto de la parábola, percibiremos que este hombre, es un hombre terriblemente solo, pues, está sumergido en un mar de riquezas; pero no tiene con quién hablar,  hemos escuchado el evangelio y él con quién habla, es con las cosas que lo rodean; sus interlocutores son el granero, la cosecha, la comunidad… la comodidad personal; pero junto a él no hay una esposa, unos hijos, unos amigos, una comunidad, eso no hay, no hay seres humanos en su mundo; sólo existe él, quien, en su profundo egoísmo, se ha convertido en el centro de un mundo de objetos”, enfatizó.

 

“El protagonista pues, de este relato, es un hombre encerrado, que no tiene proyectos que los saquen de su pequeño mundo, y que le permitan abrirse a horizontes más amplios. Los psicólogos no explican, que el auténtico adulto, es decir, no son los que tiene años, sino, el que ha madurado, es aquella persona que ha sido capaz de salir de las 4 paredes de sus caprichos infantiles, para descubrir a los demás, y establecer con ellos unas relaciones basadas en el respeto y en la colaboración”

 

Fracasos matrimoniales por egoísmos

“Uno de los factores que más impacto tiene en los fracasos matrimoniales, es el egoísmo, pues, es imposible que funciona una pareja en la que no se escucha al otro, cuando uno de los integrantes trate de imponer su voluntad. Quien no aprende a compartir, es incapaz de amar”, sostuvo el obispo de Granada.

 

El evangelio de hoy nos muestra la tragedia de un hombre inmensamente rico

En este sentido refirió que el hombre inmensamente rico “Fue incapaz de establecer relaciones personales. El monólogo de este hombre, es interrumpido por bruscamente por Dios, Dios lo reprende llamándolo insensato; ¿cuáles son las razones por las que este hombre es juzgado como un insensato, o un tonto?, El protagonista de la parábola, se ha equivocado en el enfoque de su vida, al poner la felicidad en acumular riquezas, soñando con que la felicidad consiste en poseer un impresionante portafolio de acciones y escrituras; su vida ha sido construida sobre los verbos –tener y  acumular-, los cuales no conducen a ninguna parte, por el contrario, hay otros verbos que sí nos llenan de satisfacciones, verbos tales como amar, cuidar a los hijos, Compartir con los amigos, dar educación a los pobres, generar empleo, trabajar en proyectos de la comunidad, si nos hacen sentir útiles y que la vida vale la pena”, subrayó el eclesiástico.

Cuentas alegres de este personaje del evangelio de la parábola se interrumpen:  Hoy vas a morir

“Se ven bruscamente interrumpidas por una referencia incomoda a su muerte, inminente, insensato, le dice Jesús, tonto, esta noche te vas a morir, esta noche te van a exigir la vida, lo que has acumulado en manos de quién va a quedar –. Aquí entra el tema de la muerte, le daña a este hombre las alegres cuentas sobre sus proyectos futuros; pero no Jesús nos hace la misma pregunta a nosotros, te puedes morir esta noche, lo que has acumulado, a lo mejor nosotros, no somos… ninguno de nosotros somos ricos, pero lo mejor hemos acumulado, trastes viejos a lo mejor, pero hemos acumulado algo”, enfatizó el prelado.

 

Los seres humanos evitamos hablar  de la muerte: como si pudiéramos evitar incomoda visita

“Consideramos de mal gusto plantear este asunto de la muerte, habiendo otros temas más agradables, prueba de ello es el comportamiento que tenemos en las velas, en los velorios, las personas que asisten a la vela, hablan de todos los temas, menos del que convoca a esa reunión, se habla de política, se habla de béisbol, se habla de fútbol, chismes, y chistes también, esta una vela que una rueda estaban contando chistes, etc; de todos, hablamos de todo, menos de la muerte, para explicar este comportamiento, los psiquiatras analizan el tabú de la muerte que consiste en el rechazo que experimenta nuestra sociedad hacia esta realidad, como si evitando referir a ella, pudiéramos cancelar su incómoda visita”

 

“Si miramos nuestra vida en el espejo retrovisor de la muerte, nos vemos obligados a revisar nuestras prioridades. Cuando nos morimos ¿qué no llevamos de esta vida?, sólo nos llevamos los valores espirituales y afectivos, los demás se quedan aquí para que se los disputen los herederos, lo que nos acompañará más allá de las fronteras de la muerte, es el amor que hayamos vivido, el afecto que hayamos expresado, la generosidad para perdonar las ofensas que nos haya hecho”, enfatizó Mons. Solórzano Pérez.

 

No podemos interpretar este texto del evangelio, como un rechazo de los bienes materiales

“Los bienes materiales  han sido creados por Dios y todo lo que ha salido de las manos de Dios es bueno; Jesús no condena la riqueza, simplemente crítica a quienes hacen del dinero su Dios, y que por acrecentar su fortuna están dispuestos a sacrificar la salud, la familia, los amigos, la conciencia. Este texto critica a quienes amansan una fortuna para sí, y no son ricos ante Dios, es decir, no se preocupan por los valores que sí dan sentido a la existencia humana”

 

“Pidamos este domingo, que esta lamentable escena del rico, incapaz de comunicarse con los demás, y que sólo piensa en crecer el inventario de sus bienes, nos haga pensar en la escala de valores que estamos viviendo, y en la que estamos educando a las nuevas generaciones”, instó el obispo.