Su Exc. Rev. Mons. Isidoro Mora Ortega, Obispo de la Diócesis de Siuna, exhortó en su mensaje de este VII domingo de Pascua a  reconocer a “Ese Espíritu de Dios que nos renueva, que nos hace ser libres, que nos hace alabar, bendecir, glorificar el nombre de Dios, que nos da libertad para orar en todo tiempo, para ver también el futuro con mucha esperanza, a pesar de la nubes que se nos aparezcan, que nos da siempre el Señor un Espíritu de alegría y que nos regocija en el corazón para seguir caminando día a día, ver siempre el futuro con esperanza y esa es la labor, precisamente, de cada bautizado, de cada hombre o de cada mujer movida por la acción del Espíritu Santo de ir motivando a los demás”, dijo.

 

“Ustedes son los protagonistas por la gracia del Espíritu, ustedes son los continuadores, en ustedes espero mucho dirá el Señor, eso sí, – permanezcan unidos a mí-, no pueden ustedes ser fuertes si no están unidos a mí, y eso es lo que nos hace, hermanos, permanecer fuertes, ¿cuándo es que somos débiles? Interpeló. Y a su vez respondió: “Cuando ya creemos que podemos solos y nos pasas como los niños, ya que empiezan a caminar y lo que buscan primero es alejarse se la mamá sabiendo que no tienen la capacidad para defenderse solos”

 

Jesucristo nos invita a permanecer, en esa unidad, y ¿Cuáles son también una de  las grandes tentaciones? ynterrogó, es que dejamos de orar, es que dejamos de estar en esa comunión permanente”

“Lo que le da sentido a estar en este mundo es Cristo, porque las cosas de este mundo como tal nos esclavizan y nos destruyen, Jesucristo nos invita, entonces, y por eso esa oración que nos regala hoy el evangelio de San Juan, es precisamente, la intención de Jesús que suplica al Padre  y le dice: – Padre, te pido por estos y por aquellos también que van a creer en sus palabras. Van a creer -, yo solamente logro verme ahí hermanos, logro verme en ese grupo de hombres y mujeres que cada día pedimos, oramos, suplicamos al Señor que nos ayude a vencer nuestras dificultades”

 

En este sentido agregó que “En cuántos hogares no se preocupan por vivir la unidad, cuántos hermanos y hermanas que han formado un hogar, viven en ese conflicto eterno, y que fácilmente de pronto dicen: nos vamos a separar; y nunca fueron capaces de dialogar, de escuchar, de compartir, de abrir espacios, perdieron la oportunidad porque se cerraron así mismos, y esa es la realidad que puede pasar en cualquier país cuando no somos capaces de dialogar de escuchar, ¿por qué tenerle miedo a lo que el otro dice?, ¿por qué no escuchar al otro cuando sabes que eso te va a ayudar”observó.

Al tiempo que  dijo que  “A veces también esa misma realidad la encotramos en nuestras mismas comunidades, en nuestras comunidades cristianas que fácilmente de pronto te dicen: «ahora ya no soy católico, ahora renuncié a mi fe»; ¿por qué te corriste?, ¿por qué rompiste con la unidad?, ¿por qué rompiste con la unidad?, no fuiste capaz de sentarte, de escuchar, de compartir, de dialogar, de exponer tu situación y que el otro a su vez también te pueda escuchar y que tú lo puedas escuchar”, meditó el Obispo.

 

“Y es ahí hermanos, que cuando no logramos r madurar en nuestra fe, fácilmente rompemos la unidad, y pareciera que la unidad de la fe o de la iglesia o de nosotros como cristianos con Cristo, o entre nosotros mismos que es lo más fácil, pareciera que eso es cualquier cosa.  A mi me gusta ocupar una frase muy tontita, verdad, o muy buena, o muy fácil, o muy accesible : -con Dios me llevo bien, son ustedes los del problema, son ustedes los que me hacen pecar-  ¿qué es lo que pasa cuando no es capaz de dar espacio?, da muerte a su hermano, destruye la unidad, destruye la comunión, destruye el proyecto de Dios, y es ahí,pues, nuestro desafío”

 

Mons. Mora contempló que “Todos nosotros somos débiles, somos débiles, pero si estamos con Cristo somos fuertes, y ahí todos los días tenemos que suplicarle:  – Señor, permite que yo sea un instrumento de unidad, permite que yo trabaje por la unidad, no dejes que sea escándolo, no dejes que sea escándalo, no dejes que yo sea una persona de tropiezo para que el otro pierda la fe, y es terrible, hermanos, cuando alguien tan débil y que no mira hacia adentro, solo ve hacia afuera, es fácil decir:   -rompo mi fe, rompo con lo que me hace encontrarme a Cristo y hago mi propio grupo, a como yo quiero, o sencillamente solo pienso en Dios, y lo demás no existe», enfatizó.

“No cerremos el corazón, preparémonos a cualquier dificultad, preparémonos, y  que aquel que talvés pueda pensar distinto a nosotros, escuchémoslo, pero qué bueno es cuando nosotros nos conservamos y nos mantenemos en la verdad de Cristo, esa es la verdad que debe pervalecer, por la que debemos optar y por la que debemos trabajar todos los días”