“En cada realidad humana que vivimos los nicaragüenses se encuentra el carpintero de Nazareth, como lo refiere el Evangelio de hoy. El carpintero de Nazareth está en el que huye, se esconde, está en la viuda, el huérfano, el niño en la calle, en la soledad del anciano, en el que se encuentra solo, desesperado o deprimido, pero también, el carpintero de Nazareth nos manifiesta un Dios cercano”, expresó en su reflexión dominical, Su Exc. Mons. Rolando Álvarez L. obispo de Matagalpa,  después de recordar el pasaje de la carta de San Pablo -Te basta mi gracia – dice el Señor, mi fuerza actúa mejor donde hay debilidad, porque ahí se manifiesta más claramente que la obra no es ni será nuestra sino que, la obra en Nicaragua será de Dios y será para la gloria de Dios.

 

El obispo Álvarez Lagos, enfatizó el   texto del profeta Ezequiel  “ -En aquellos días el Espíritu entró en el Profeta, hizo que se pusiera en pie y oyó una voz que le decía -Hijo de hombre yo te envío a los israelitas-. Dios,  sigue enviándole Profetas a su pueblo para que hablen en nombre de Él a su pueblo, para que proclamen sus maravillas, sus hazañas y sus promesas a su pueblo”, manifestó.

“Hoy nos hacemos eco de la palabra del Apóstol –por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo porque cuando soy más débil, soy más fuerte– Nosotros somos un país débil, pero cuando somos más débiles es cuando somos más fuerte, cuando somos más frágiles es cuando Cristo nos hace más fuertes”, afirmó.

En este orden el Prelado meditó que El Señor esta cercano a nosotros “A cada uno de los pequeños, de los indefensos, de los que no tienen voz, de los olvidados de siempre, de los marginados, de los explotados, de los humillados, de los excluidos, cercano a los nicaragüenses que nos resistimos y negamos a darle paso a la desesperación y al pesimismo”, animó.

“Nicaragua se desangra en el sufrimiento de los privados de libertad, de la familia desintegrada una vez más, del dolor de los enfermos por la pandemia,  por la extrema pobreza, el desempleo, la falta de pan de cada día, por la injusticia con el campesinado, por el respeto a la dignidad del trabajador”, sostuvo Mons. Álvarez Lagos.

 

“Pensamos  en el carpintero de Nazareth y nuestra mente y nuestro corazón también piensan y oran por los miles de migrantes forzados, que sobre todo, en estas últimas semanas buscan un mejor horizonte, familias enteras, niños con sus padres por el desierto de la migración en caravanas de dolor que parten el corazón”, manifestó el Prelado.

Sobre el particular  enfatizó “No a la desesperación ni al pesimismo, hemos de seguir anhelando y trabajando por una nueva Nicaragua, una nueva nación, con un estado moderno funcional y plural, un país donde todos alcancemos sin descartes ni exclusiones, sin exclusión ni exclusividades”, dijo.

El obispo Álvarez Lagos agregó que se debe continuar el sueño “Donde se respete y trabaje en igual condiciones sociales, políticas, económicas como las que anhelamos y necesitamos en las próximas elecciones, igualdad de condiciones que le den validez con las necesarias oportunidades para quienes quieren competir y donde se respete íntegramente al pueblo, no hay que tener miedo a que el pueblo se exprese libre y responsablemente en su pensamiento y decisión; solo cuando se respeta la soberanía de un pueblo en su pensamiento, en su expresión y decisión es cuando se garantiza la democracia como sistema de vida social”, anotó el Prelado.

Dios sigue enviando profetas a su pueblo

 

Sobre este tema observó “Pienso en todos ustedes, fieles laicos comprometidos con la Iglesia de Cristo, pienso en tantos miles y miles de hombres y mujeres, cuadros pastorales que a lo largo y ancho de toda nuestra Provincia Eclesiástica, predican y proclaman con la palabra y el ejemplo del Reino de Dios. Pienso en los niños que ya desde temprana edad van tomando conciencia de su ser discípulos y misioneros del Señor. Pienso en los Religiosos, las Religiosas, los Diáconos, los Sacerdotes, los Obispos; Dios sigue enviando Profetas a su pueblo para que hablen de Dios a él y hablen del pueblo a Dios”, anotó.

“Este es un signo de su amor con el pueblo de Israel que a pesar de su rebeldía, es asistido por la palabra del Profeta. Dios sigue amándonos y sigue asistiéndonos también a nosotros en medio de nuestras rebeldías, proclamándonos su palabra, dándonos luz a través de ella para que nunca desmayemos en el camino de la vida”, subrayó el obispo de Matagalpa.

“El texto del evangelio nos dice que en medio de su misión mesiánica, la gente de su pueblo se preguntaba: ¿Qué no es este el carpintero?, efectivamente, el carpintero de Nazareth representa a tantos hombres y mujeres que no son, los que según el mundo, protagonizan, son importantes o tienen influencias, no representa el carpintero de Nazareth a los poderosos de este mundo, representa a los débiles y frágiles, de los que ya nos habla el texto de San Pablo”, refirió Mons. Álvarez.

“Los Obispos de la CEN, hemos dicho en nuestro mensaje del 11 de junio en la fiesta del Sagrado Corazón: que queremos, y preferimos  para Nicaragua un sistema democráticos donde la autoridad política es responsable ante el pueblo y los organismos representativos deben estar sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social. Hemos también llamado a la unidad, la unidad en torno a los principios morales que han sostenido nuestra historia; esta unidad es la que permite superar presiones e inercias viciosas, unidad real y efectiva de voluntades y conciencia, capaces de orar en momentos difíciles, guiados por aquellos principios, valores y teniendo la mente en el bien común”.

“Ponemos  nuestra fe, una fe que sea y este cimentada en la roca inamovible, una fe en Cristo, una fe que proclame su señorío y su salvación y una fe que nos lleva a la esperanza porque la esperanza nunca defrauda. Como dice el Papa Francisco –Que nada ni nadie nos quite, nos robe la esperanza-«, insistió el eclesiástico.