Su Excelencia Mons. Jorge Solorzano Pérez, Obispo de Granada, animó en su homilía  de este domingo que ““Sabemos que no faltan los problemas en la Iglesia y en el mundo, al igual que en la vida cotidiana de las familias y en la sociedad; pero gracias a Dios, nuestra esperanza no se basa en pronósticos, ni en las previsiones económicas, aunque sean importantes. Nuestra esperanza está en Dios, no en el sentido de una religiosidad genérica o de un fatalismo disfrazado de fe, nosotros confiamos en Dios, que en Jesucristo ha revelado de modo completo y definitivo su voluntad de estar con el hombre, de compartir su historia para guíarnos a todos a su reino de amor y de vida y esta gran esperanza anima y a veces corrije nuestras esperanzas humanas.

“El Evangelio de hoy nos presenta el significado más profundo del nacimiento de Jesús, Él es la Palabra de Dios que se hizo hombre y puso su tienda, su morada, su casa entre los hombres -el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros – , estas palabras que no dejan de asombrarnos, está todo el cristianismo”, dijo.

“Cuando miraba las lecturas yo dije: habrá un error en el calendario, porque ya este Evangelio lo hemos dicho dos veces en las Misas, pero no, caí a la cuenta de que la Iglesia quiere dejarnos bien claro lo que se celebra en navidad y es Dios que se hizo mortal, es Dios que se hizo frágil como nosotros, es un Dios que compartió nuestra condición humana en todo, menos en el pecado, que cargó sobre sí los pecados nuestros como si fueran propios, quiere dejarnos claro que Dios entró en nuestra historia, llegó a ser plenamente Dios con nosotros”, destacó el eclesiástico.

“El nacimiento de Jesús, entonces, nos muestra que Dios quiso unirse a cada hombre y a cada mujer, a cada uno de nosotros para comunicarnos su vida y su alegría, así Dios es Dios con nosotros, Dios que nos ama, Dios que camina con nosotros y este es el mensaje de navidad y eso lo quiere dejar muy claro la Liturgia, la Iglesia, este Dios encarnado, – el verbo se hizo carne- “

El obispo de Granada expresó  que “De este modo, la navidad nos revela el amor inmenso de Dios por nosotros, de aquí se deriva nuestra esperanza de cristianos, que en nuestra pobreza sabemos que somos amados, visitados y acompañados por Dios. Miramos al mundo y a la historia como el lugar donde caminar juntos con Él y entre nosotros hacia los cielos nuevos y la tierra nueva”, observó el Jerarca.

Con el nacimiento de Jesús nació una promesa nueva, nació un mundo nuevo

“Pero también un mundo que puede ser siempre renovado. Dios siempre está presente para suscitar hombres nuevos, para purificar el mundo del pecado que lo envejece, el pecado que lo corrompe. En lo que la historia humana y la historia personal de cada uno de nosotros puede estar marcado por dificultades y debilidades”, advirtió el obispo.

“La fe en la encarnación nos dice que Dios es solidario con el hombre y con su historia, esta proximidad de Dios al hombre, a cada hombre, a cada uno de nosotros es un regalo, es un don que no se acaba jamás, Él está con nosotros, Él es el Dios con nosotros y esta cercanía no termina nunca” manifestó Mons. Solórzano Pérez.

Lecturas de hoy nos afirman que Dios no solo es el creador del universo, sino que es el Padre

“El Padre que nos eligió antes de crear el mundo –predestinándonos a ser hijos adoptivos -, como dice San Pablo en la segunda lectura de hoy y que por esto llegó hasta el punto inconcebible de hacerse hombre,  –el verbo se hizo carne y habitó, acampó entre nosotros -. El misterio de la encarnación de la palabra de Dios fue preparado en el Antiguo Testamento, especialmente, donde la sabiduría divina se identifica con la ley de Moisés”, explicó el Jerarca de Granada.

En este orden dijo que “En efecto, la misma sabiduría afirma en la primera lectura de hoy  – el creador del universo me hizo plantar mi tienda y me dijo: pon tu tienda en Jacob, entra en la heredad de Israel –. En Jesucristo, la ley de Dios se ha hecho testimonio vivo, escrita en el corazón de un hombre en el que… por la acción del Espíritu Santo, reside corporalmente toda la plenitud de la divinidad”, aseguro el Prelado.

“Esta es la verdadera razón de la esperanza de la humanidad. La historia tiene un sentido porque en ella habita la sabiduría de Dios. Yo también me pregunto: por qué este regalo tan grande de Dios que se hace hombre, de la sabiduría de Dios que habita en medio de nosotros y uno se pregunta: ¿por qué entonces, tanta maldad?, ¿por qué tanta brutalidad mira uno a veces en las guerras, en los abortos, en las enemistades, en la gente que no quiere casarse por la Iglesia?

En el misterio de la encarnación del hijo de Dios hay un aspecto vinculado con la libertad  humana

“Con la libertad de cada uno de nosotros, en efecto, el verbo de Dios pone su tienda entre nosotros pecadores y necesitados de misericordia y todos nosotros deberíamos apresurarnos a recibir la gracia que Él nos ofrece; en cambio, como les he dicho, continúa el Evangelio de San Juan diciendo -los suyos no lo recibieron-,  pensemos: no nos ha pasado también a nosotros que lo rechazamos, que preferimos permanecer en la cerrazón de nuestros errores y en la angustia de nuestros pecados, porque el pecado nos angustia; por eso, el designio divino no se cumple automáticamente, ¿por qué es un proyecto de amor?”, meditó el señor Obispo.

“No somos robot que apreta un botón y ya cumple los diez mandamientos, que apreta un botón y ya recibe la gracia, es un proyecto de amor el que nos presenta Dios, Él se ha hecho hombre, ha venido a buscarnos por amor, Él da su vida por nosotros por amor, María hace todo por amor, San José hace todo por amor, Pedro entiende que el ministerio es por amor, es un proyecto de amor y el amor genera libertad y pide libertad, si no no es amor, si es a la fuerza no es amor”

“Este proyecto de amor genera y pide libertad, ciertamente el reino de Dios viene, más aún, el reino de Dios, lo hemos repetido muchas veces, ya está presente en la historia y gracias a la venida de Cristo ya ha vencido a la fuerza negativa del maligno, del enemigo, el maligno, el mal, el demonio, ya está vencido, está derrotado; pero… cada hombre y cada mujer es responsable de acogerlo en su vida día tras día. Por eso, este año que estamos iniciando 2022 será un año -bueno– entre comillas, será bueno en la medida en que cada uno, de acuerdo con sus responsabilidades sepa colaborar con la gracia de Dios”, observó.

La buena noticia es que Jesús no desiste, no se cansa de ofrecernos su luz

“ Nos ofrece su luz y su gracia y no deja de ofrecerse a sí mismo y ofrecer su gracia que nos salva. Jesús es paciente, Jesús sabe esperarte, nos espera siempre, ya han pasado de tu vida 10, 20, 40 60  años, te sigue esperando, ya vive en tu vida de siempre con tus errores, con tus vicios, con nuestros pecados, te sigue esperando. Esto es un mensaje de esperanza, un mensaje de salvación, antiguo y siempre nuevo y nosotros estamos llamados a testimoniar con alegría este mensaje del Evangelio de la vida, del Evangelio de la luz, del Evangelio de la esperanza, del Evangelio del amor, porque el mensaje de Jesús es este: vida, luz, esperanza y amor”

 

 

“Los invito, a que nos dirijamos a La Virgen María para aprender de ella esta actitud espiritual, el hijo de Dios tomó carne de ella con su consentimiento. Cada vez que el Señor quiera dar un paso adelante junto con nosotros hacia la salvación, hacia la tierra prometida, hacia la gracia, hacia arreglar tu vida, llama primero a nuestro corazón, espera (por decirlo así) nuestro sí, tanto en las pequeñas decisiones como en las grandes.”, animó.

“Que María nos ayude a aceptar siempre la gracia de Dios, la voluntad de Dios con humildad y valentía, a fin de que también las pruebas y los sufrimientos de la vida, contribuyan a apresurar la venida de su reino de justicia y de paz”