“Nicaragua está acercándose a momentos finalmente decisivos, los nicaragüenses, debemos ahora silenciar el corazón para estar atentos a cualquier propuesta y descubrir la conveniencia o no de dichas proposiciones. Finalmente, es Dios y nosotros, el pueblo, los que tenemos y tendremos siempre la última palabra”, meditó en su homilía Su Exc. Mons. Rolando José Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa. Al tiempo de agregar que “Estemos atentos. Jesús no permanece indiferente ante los hombres y mujeres explotados por políticos inescrupulosos, despreciados por ideologías esclavizantes, abandonados por los poderosos de este mundo. Jesús no permanece indiferente a nuestro dolor, al dolor por la pandemia, por la migración, por la insensibilidad social, política y económica. Jesús no permanece indiferente a Nicaragua, está con nosotros y si Él está con nosotros ¿Quién estará contra nosotros?, haciendo referencia a las lecturas litúrgicas de este día.

Durante el acto litúrgico celebrado en catedral San Pedro Apóstol, dijo que el texto del evangelio  nos dice cuándo “Cristo comienza su Ministerio ante el Pueblo como un Buen Pastor, aquel después que los Apóstoles volvieron a reunirse en torno a Él, contándole todo lo que habían hecho y enseñado, les dice: – vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco«; esta es una invitación, que nos permite llamar a todo el texto evangélico una palabra de consuelo, es una palabra consoladora, vengan conmigo a un lugar solitario, es la invitación cariñosa que el Señor nos hace en este día a cada uno de nosotros, estar con Él, apartarnos con Él, retirarnos con Él, a descansar con Jesús”

Mons. Álvarez Lagos manifestó que :” Descansar con Jesús es hablarle a Él y depositarle toda nuestra vida, con todo lo que ello, implica -nuestras aflicciones, nuestras tristezas, nuestros agobios, nuestros miedos, nuestras contradicciones y contrariedades, nuestros pecados,  nuestras limitaciones, fragilidades, debilidades, depositarle al Señor nuestros defectos, nuestras frustraciones y fracasos, depositarle al Señor los miedos, las sombras de miedos que muchas veces nos persiguen. Estar con Jesús y retirarse a un lugar apartado, a un lugar solitario”, recomendó .

En este sentido agregó que :”Es hablarle al Señor de la pesadumbres que a veces podemos experimentar, sentir en nuestro corazón; esos momentos en que pareciera que la vida se vuelve más pesada, más cargada. Es hablarle al Señor de nuestros desánimos, de nuestras desmotivaciones, es hablarle al Señor de todo lo que hay en el corazón y hacerlo como el Discípulo amado, descansando en su pecho, dejando que nuestro corazón se una al de Él por que ya el de Él ha querido unirse al nuestro. Este es el Buen Pastor”, aseguro el Prelado.

Asimismo, expresó que “Hablar con Jesús  que quiere estar con nosotros para que podamos platicarle igualmente de nuestras alegrías, de nuestros gozos y contentos, de nuestros sueños, ideales, proyectos, planes, de nuestras expectativas, de nuestros anhelos, platicarle a Jesús de lo que somos, de lo que tenemos, de lo que hacemos”.

“Estar con Jesús, irse a un lugar apartado y solitario para descansar con Él es también, platicarle la alegría de habernos encontrado con un buen amigo, con una buena amiga, la alegría de habernos encontrado con alguien que se volvió próximo, prójimo a nosotros, que nos tendió la mano en el momento oportuno y justo; es platicarle al Señor que en ese hermano, en esa hermana, lo hemos reconocido como lo reconocieron los Discípulos de Emaús al partir el pan”, añadió en su meditación.

 

También dijo que “Es platicarle, hablarle al Señor de la alegría de haberlo encontrado en el camino de Emaús, explicándonos todo lo que sobre el Mesías refieren las escrituras; es hablarle a Jesús de esos momentos tan bonitos en los que hemos podido reconocerle, en los que hemos tenido que expresar como lo hicieron los Discípulos cuando resucitado se apareció a ellos, se apareció a las mujeres y manifestaron a los demás ¡Hemos visto al Señor!”.

“Ir con Jesús a un lugar solitario, hermanos, es también silenciarnos, silenciar el corazón para dejar que Él nos hable. El Señor, Buen Pastor, es el que viendo a la muchedumbre que lo estaba esperando -dice el evangelista – se compadeció de ellos porque andaban como ovejas sin pastror y se puso a enseñarles muchas cosas-“ recomendó el Obispo.

Al referirse al texto proclamado del Profeta Jeremías indico que “Escuchen, contemplen, que ternura, que belleza, que amor misericordioso y amor hermoso, encontramos en estas palabras: -Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas, de todos los países a donde las había expulsado, las volveré a traer a sus pastos«. Hay traducciones que dicen: «las volveré a traer a su tierra, para que ahí crezcan y se multipliquen, les pondré pastores que las apacienten, ya no temerán, ni se espantarán y ninguna se perderá» especificó.

“Cristo -como hemos rezado con el Salmista- es nuestro Pastor y con Él nada nos hace falta. Él nos promete un tiempo de prudencia, un tiempo donde se observará la ley y la justicia, un tiempo en que nos sentiremos a salvo y en los que viviremos y habitaremos nuestra tierra confiadamente, y, por eso, a Él lo llamaremos «el Señor es nuestra justicia», subrayó Álvarez Lagos.

“Acudamos siempre a Él, escondámonos y refugiémonos en su Sagrado Corazón que el Corazón Santo de Jesús sea nuestro alcázar; es decir, ese lugar al que el enemigo no puede llegar, ese lugar que es su Corazón donde nada ni nadie nos puede hacer daño; ahí su Corazón es donde podemos estar más seguros, solitarios y apartados con Él”, afirmó.