Su Exc. Rev. Mons. Carlos Enrique Herrera, Obispo de la Diócesis de Jinotega, manifestó en su meditación de este domingo que: “Todas estas exhortaciones que nos da Jesús a través del Texto de San Lucas, iniciando, diciendo: -Amen a sus enemigo, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes lo maldicen y oren por quienes los difaman -. Y así nos va diciendo, entrando en esa realidad nuestra, humana como decía Pablo, esa parte humana, pero también, reconociendo que hemos sido ungidos por el Espíritu Santo y que tenemos también una realidad trascendental a través del Espíritu Santo para ser imagen y semejanza de Dios en el amor y, ese amor se expresa en el perdón, constantemente”, expresó.

“Porque en el perdonar está el verdadero amor, no nos igualemos al odio del otro, no digamos -lo hacemos ojo por ojo, diente por diente, sino saber iluminar, orar por el  otro que tal vez está muy débil, está muy alejado de Dios y muy alejado de sí mismo también, porque el pecado nos aleja de Dios, nos aleja del hermano y aún de nosotros mismos, porque no nos conocemos”.

“Amor no es algo sentimental, es ese amor misericordioso, compasivo como nos dice Jesús, como lo es el Padre y – a todos nos hace salir el sol para buenos y malos -,  así es la verdad de que nos da es muestra y nos revela el Señor en este texto, en el cual debemos convivir”, animó el Obispo de Jinotega.

“Pero que tristeza, a tantos años de la venida de Jesús, de predicar este Evangelio constatamos siempre guerra, violencia, odio, maldad, constantemente ¿por qué?” Interroga. Tras responder :“Porque no cultivamos la parte espiritual, no nos damos cuenta que somos hijos de Dios y que el otro también es hijo de Dios; lo que pudo reconocer David miles y miles de años antes, hoy muchos no lo pueden reconocer, porque viven únicamente como ese hombre viejo, Adán y no reconocen al hombre nuevo que se nos ha dado desde el bautismo”, sostuvo el Prelado.

“Hombres espirituales desde nuestra realidad en el mundo, entonces es una gran tristeza y a veces pasa en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestra sociedad política, cuantas divisiones, cuantas heridas, cuanto dolor, cuanto sufrimiento, porque no entendemos, saber convivir como hermanos, como hijos de un solo Padre; es una gran tristeza. Hay mucho que hacer, hay mucho que convertirse: a dejar este odio, esta maldad, esta diferencia y hacer lo que Jesús nos dice -ámense, ámense unos a otros como yo les he amado, perdónense-«

 “La actitud de David ante Saúl que lo perseguía a muerte; pero él también para dar un testimonio a sus amigos, va donde está Saúl, lo encuentra dormido, fácil de asesinarlo, en defensa de que lo persigue, pero no lo hace. Las palabras de David, iluminado por el Señor -no podré quitarle la vida al ungido de Dios– a pesar de lo que sea, lo perdona”, record el Obispo de JInotega.

“Este ejemplo del Antiguo Testamento de no matar, lleva a David a tomar esa decisión sabia, prudente y poner su vida en las manos del Señor; es decir, no hacer justicia por nuestras propias manos, sino dejar a aquel que lo puede todo, el que juzga correctamente”,manifestó el eclesiastico.

“Oremos mucho, porque se está dando mucha tiniebla, mucho odio en nuestros tiempos y tenemos que superarlo, que el Señor nos ayude, que nosotros seamos testigo de la capacidad de perdonar, de decirle al Señor: haz tu justicia, no yo, tú sabes si yo soy el responsable haz justicia, si el otro es responsable haz justicia; eso con sinceridad, sabiendo que Dios es compasivo y misericordioso ¿para qué?, para que nos acerquemos y nos arrepintamos, no es que el Señor tolere el pecado, no es que es misericordioso con el que sigue matando, no, si se arrepiente de corazón, Dios le perdonará”, adviritio Mons. Herrera.Al tiempo que invitó a los fieles a orar. “Así hermanos, oremos unos por otros, veámonos como hermanos, como hijos de un solo Padre, como cohermanos con Cristo que murió en la cruz para que seamos perdonados de todos nuestros pecados”, instó.