«Como un reencuentro y de  renovación espiritual para  para ver y sentir mejor al Señor que está siempre con nosotros», consideró este Tiempo de Adviento, Su  Excelencia Rev. Mons. Carlos Enrique Herrera, obispo de la diócesis de Jinotega, citando además que: “La Iglesia de esta manera nos prepara a través de la liturgia para ese reencuentro con el Señor, porque a veces podemos caer en la tibieza, en el exceso de creer que Dios me ama, y como me ama, puedo seguir viviendo lo mismo, puedo caer en el mundo, en el materialismo y en todo aquello que nos acomode en este mundo temporal y nos olvidamos del reino de Dios”, sostuvo.

“Por ese reino es que Cristo ha venido y ese reino de Dios lo hemos iniciado nosotros con nuestro bautismo, es importante despertar, así como decía la palabra de hoy, estar despiertos, estar en vela, estar en ese volver, esa memoria de lo que nosotros somos. ¿Y qué somos?, somos hijos de Dios”

Durante la santa Eucaristia celebrada en Catedral San Juan Bautista, el  prelado manifestó  que “Cristo vino a compartir con nosotros su reino. Debemos cada día ir progresando en gracia, en amor. Ya Pablo nos lo recuerda:  -No es de cristiano vivir en la borrachera, en la lujuria, en la envidia, en el egoísmo, en la soberbia – citando el pasaje. Tras agregar que esas son “actitudes puramente del mundo”, expuso.

“El tiempo de adviento es una oportunidad para que nos preparemos para celebrar como debe de ser como cristianos la natividad del Señor, porque esa es la gran noticia, que Cristo ha venido, pero también recordar que volverá en el fin de los tiempos y será de una forma particular para cada uno de nosotros a nivel personal, familiar y también social, el Señor se hace presente y debemos de sentir esa presencia”

Mons. Herrera contempló que “De eso se trata este tiempo, es una oportunidad en la que el Señor nos dice:- ¡Prepárense!, porque no sabemos ni el día ni la hora – y esto ya no los cuenta la historia de Noé, cuando él le hablaba al mundo y les pedía su conversión, y nadie lo escuchó. Sólo la familia de Noé hizo el arca y se salvaron en el diluvio”.

El eclesiástico, insistió en que “Nosotros también estamos invitados a no tener un corazón duro ante la Palabra del Señor, la Palabra hay que escucharla para que se haga vida en nosotros, para que sea como esa agua que va regando el reino de Dios que ha nacido en nosotros en nuestro bautismo y que debe de seguir creciendo a través de los Sacramentos, en ellos el Señor nos va dando esa oportunidad de santificarnos”, dijo.

“Ya escuchamos la exhortación de Pablo, – renunciar al mundo -. Nosotros estamos en el mundo, pero no podemos vivir como un habitante más del mundo de la corrupción, de la mentira, de la violencia, del egoísmo, sino vivir en la gracia de los hijos de Dios, porque nuestro reino es un reino de justicia, es un reino de paz, es un reino de la verdad, fundamentado en el amor y eso nosotros lo tenemos que inculcar en nuestro corazón”

El jerarca refirió que debemos de vivir en  esa verdad “Porque ese reino va a vencer sobre todo el mal que nos rodea y debemos guardar esa esperanza de la venida del Señor. No esperemos hasta el fin del mundo para buscarlo, solo porque algunos científicos dicen que faltan muchos siglos para que llegue, pero tenemos que estar preparados para que disfrutemos de su reino”, enfatizó.

Asimismo, advirtió: “El que rechaza la Palabra de Dios, el que rechaza la gracia de Dios muere para siempre, pero el que vive cada día en él y vive renunciando con espíritu de conversión cada día estamos logrando mantener lo que él Señor quiso al inicio de nuestra vida”.

El eclesiástico contempló  “El bautismo es un sacramento que nos identifica porque es un sacramento que nos da un carácter que nadie nos puede quitar, solo nosotros mismos por el pecado, por la dureza de corazón, por no escuchar al Señor, por no obedecer, entonces ahí si perdemos esa dignidad de hijos de Dios”, observó.

“Nosotros estamos hoy aquí porque creemos en el Señor, porque queremos perseverar, porque queremos cada día renunciar al mundo, al demonio, a la mentira, a nuestro ego para crecer cada día en el reino de Dios que es el único que nos ha creado por amor y que por amor quiere salvarnos”

Al concluir su homilía el obispo animó a los fieles presentes a  vivir este Tiempo de Adviento “Haciendo el bien, venciendo el mal, haciendo la voluntad de Dios, escuchando, creyendo y viviendo la Palabra de Dios”, instó.