“Si el pan de vida eterna nos asegura a nosotros la eternidad, es un pan que nos lleva a la vida plena, a vivir plenamente – esto lo dice el Papa Benedicto XVI- Si este pan me da la eternidad no es solo para mañana cuando me muera, no, es ya que me está dando la vida plena, esto me compromete con las realidades históricas, con las realidades del mundo, con las realidades que vivimos, porque nosotros, todos anhelamos vivir en plenitud” manifestó en la homilía dominical Su Exc. Rev. Mons. Rolando Álvarez Lagos, Administrador Apostólico de Estelí, y agregó que en Nicaragua, lamentablemente hay gente que se empecina en querer que no vivamos plenamente y en La Eucaristía nosotros encontramos la fuerza para no renunciar nunca a los anhelos de vida plena que son anhelos de paz, de justicia y de libertad porque son los valores del Reino, de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo”, sostuvo.

 

“La Eucaristía es la que sostiene al mundo como sostienen los pilares una construcción. La Eucaristía  está salvando al mundo, está redimiendo al mundo, está jaloneando al mundo para el cielo y aún, los que no participan”, refirió en su reflexión del discurso del Pan de vida.

Mons. Álvarez Lagos hizo el llamado a realizar un recorrido en nuestra memoria y nuestros corazón de  los Evangelios proclamados en los tres domingos anteriores, desde la multiplicación de los panes y del discurso del Pan de vida eterna (Institución  y Memorial del Sacramento) refirió  que  “ Después de la Santa Misa,  la Eucaristía no se limita a las cuatro paredes del templo sino que la Eucaristía se convierte en misión en la calle, durante todo el día, durante la semana en nuestra vida; por eso también, esa memoria griega -Anamnesis – no es solo el pasado que se actualiza sino que con esa fuerza de Cristo en nuestro interior, con fuerzas renovadas porque nos hemos encontrado con Cristo como los Discípulos de Emaús cuando -Lo reconocieron en la fracción del pan –“ reflexionó el Eclesiástico.

“Al celebrar ahora la memoria de la muerte y resurrección de tu hijo, es celebrar ya, aquí y ahora mi propia salvación, Cristo que me está redimiendo y Cristo que me está liberando. Cómo no nos va a dar esto fuerza, cómo no nos va a dar esto poder y gloria, ánimo y esperanza para continuar hacia el futuro”

Mons. Álvarez Lagos dijo que “Cuando lo comulgamos, ahí, todo Él, el Señor está Cristificándonos a todos nosotros. El pan de vida eterna, que fíjense bien, nos es dado por el Señor, a partir de los cinco panes y dos peces, hay que insistir en esto porque eso significa la participación nuestra en el misterio de nuestra propia salvación, eso significa que el Señor nos ha querido hacer partícipes con Él en la cruz”.

El Administrador Apostólico de Estelí  recordó “El Señor realiza el milagro de convertir el pan y el vino en su cuerpo y su sangre y después retornarnos esos dones que nosotros le hemos depositado en el altar como alimento, como pan de vida eterna y, salir así, Cristificado, transformado en Cristo, transformados en él, con toda su fuerza, su poder, con los valores del Evangelio, del Reino de Dios, con los doce canastos que sobraron, los Apóstoles recogieron hasta doce canastos; pues cada uno hemos dicho: va Cristificando al mundo,  a transformar al mundo y a darle de comer a las muchedumbres; por eso el Señor desde La Eucaristía y a través de nosotros sigue multiplicando los panes, sigue dándole de comer a las muchedumbres”, insistió.

“El día de hoy, el texto evangélico, entre tantas otras bellezas y misterios que nos presenta, quisiera, solamente señalar uno: – El pan de vida eterna, es el que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre”.

El Prelado subrayó que en  cada Eucaristía que nosotros participamos “Nos estamos ganando el cielo, nos estamos ganando la eternidad, cada Eucaristía en la que participamos es ya tener… así hay que decirlo, es tener asegurado el cielo, es por la misericordia eterna de Cristo, de Dios irnos asegurando la eternidad, porque es que el Señor hoy lo dice: «El que coma de este pan tiene vida eterna  vivirá para siempre-. Es que no somos nosotros los que nos hemos inventado semejante sacramento de amor”, dijo.