Su Exc. Rev. Mons. Isidoro Mora Ortega, Obispo de la Diócesis de Siuna, exhortó en su mensaje de este I domingo de Adviento que “Para nosotros es un tiempo de prepararnos, un tiempo para que este Adviento nos recuerde que la llegada triunfante de Jesús será inminente. No vivamos nuestra fe triste, no vivamos una fe de desalentados, desanimados, Jesús nos quiere encontrar siempre trabajando, Jesús nos quiere encontrar siempre luchando por un bien, para que nuestro futuro no sea un futuro incierto, Jesucristo nos quiere encontrar trabajando por un reino nuevo, sin dejarnos arrastrar por los corruptos de este mundo, porque ellos sí están destruidos; por eso el cristiano, el cristiano de hoy, el cristiano de siempre, el que está convencido que Cristo es el camino, es la vida, es el amor, es la esperanza y es el futuro nuestro, jamás dejará de orar, jamás dejará de esperar, de suplicar de confiar”, sostuvo el Prelado.

“Jesús nos anima, cuando todo parece que acaba, Él viene para salvarnos, Él está ahí para ayudarnos, Él está ahí para auxiliarnos”

“Como cristianos debemos esperarlo con alegría, incluso, en medio de las tribulaciones, en medio de los dolores, la persecución que nos esté tocando vivir en su momento, Dios está con nosotros”, observó, y  llamó a recordar que  todo es temporal “Incluso, nosotros somos temporales, por eso no nos dejemos corromper por propuestas indebidas, más bien, seamos signos de esperanza para cuantos nos rodean; con ello, queda claro, entonces, que el bien va a superar el mal y que los que se aferran a él quedarán defraudados por siempre, pues no quedará ni rastro”, advirtió.

 “Les aseguro que el Señor será siempre ese Dios tan grande y misericordioso que quiere salir al encuentro de los que sufren, ese Dios tierno y misericordioso que tiene su mirada puesta en el que llora, en el que no tiene justicia, en el que vive momentos de abandono, de pobreza, de destrucción”.

Emprendamos un camino espiritual que nos ayude a vivir la alegría del Hijo de Dios

“El viene a nuestro encuentro, vestido de poder, después de haber vencido a la muerte y el pecado que gobierna este mundo. Él viene para dar plenitud a su Palabra, a sus promesas, hechas a todos aquellos que creen a ciegas en Él y que no dudaron nunca que Él es en verdad el Hijo de Dios, hecho hombre y que vuelve para llevarse consigo a los que sufren, a los abandonados, a los excluidos, a los que sufren, pues, por falta de pan, por falta de paz, por falta de justicia, por falta de oportunidad en este mundo, esos esperan pronto la llegada del Hijo de Dios”, argumentó el obispo de Siuna.

“Estoy convencido que los momentos difíciles los hemos vivido ya, los estamos viviendo, esos momentos siempre los tenemos entre nosotros, siempre estamos acechados por el mal, por el demonio y sus seguidores que no temen a Dios, los malos siempre están ahí, aquellos que quieren un mundo mejor van a encontrar siempre una piedra de tropiezo, aquellos que quieran construir un mundo más humano, más justo, más digno, siempre van a encontrar algo que les impida trabajar por el reino de Dios, por un mundo nuevo”, dijo  el eclesiástico.

“Son aquellos que no son capaces de abrir espacio, son ellos los que tiemblan, son ellos los que tienen temor, porque su fin se acerca. De ahí lo importante, mis queridos hermanos y hermanas, algo importante que el cristiano debe saber es que mientras llegan estos momentos, el hombre de Dios, la mujer movida por el Espíritu de Dios debe ser paciente”

“Por eso vale la pena preguntarse: ¿cómo estoy preparado o como me estoy preparando a la llegada del Hijo de Dios?, San Lucas nos dirá: -Estén alertas para que los vicios, el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente – y creo que nosotros, hombres de hoy, esa debe ser siempre nuestra mirada, nuestra acción, nuestro actuar de cada día, no dejarnos entorpecer la mente”, indicó.

Yo me preguntaba: ¿Cuántos hermanas y hermanos hemos actuado mal contra nuestro propio hermano por dinero, por trabajo, por un beneficio personal, olvidando el mandamiento del amor que Cristo nos ha dejado?, a demás de eso… ¿Cuántos mejor tomaron la decisión de alejarse de los buenos caminos para no tener conciencia de su mal actuar y más bien se volvieron críticos de aquellos que les señalaban su mal proceder?

En este sentido hizo énfasis que “Eso se da muchas veces en nuestra vida, en nuestra gente, en nuestro ambiente” e interpeló. ¿Cuánta gente hoy suplica justicia y no es escuchada y vive su dolor en silencio, nada más confiando en el Señor que pronto le hará justicia?.

Haciendo alusión al magisterio del  Papa Francisco rememoró el pensamiento: -Que tipo de cristiano somos nosotros y que desde esa realidad podamos también valorar nuestra opción por Cristo-. Valorar nuestro cristianismo, valorar nuestra respuesta responsable y madura hacia esa llegada que Cristo va a hacer en un momento que nadie lo sabe, pero que sí nos está diciendo, nos está advirtiendo  -prepárense, porque estás cosas son pasajeras-  y si optas por Cristo, serás eterno, igual que su Palabra”

“Cada día, entonces, vamos a tener la tentación de querer olvidar un poco el adviento, de querer apartarnos de la imagen de un Cristo glorioso. Es tentador cuando de pronto digamos:  –Yo creo en Cristo-, pero mis acciones dicen otra cosa, –yo amo a Cristo-, pero odio a mi hermano, «yo amo a Cristo», pero solamente de palabra, pero en la realidad estoy totalmente alejado de Él”, recordó el eclesiástico.

“Adviento, entonces, nos recuerda que Cristo llega, pero que Cristo quiere morar en tu corazón y que Cristo quiere que desde ya emprendas un camino nuevo, no esperes a que llegue en todo su esplendor, el Señor te quiere actuando, el Señor nos quiere trabajando, el Señor nos quiere como luz en este mundo y por eso esas velitas nos recuerdan que entre más luces se prendan, la oscuridad más desaparece”

Inicio de la Novena a la Inmaculada Concepción de María

“Damos inicio a la Novena de La Inmaculada Concepción de María, a quien le pedimos siempre que interceda por nuestro pueblo, por esta patria que sufre tanto los embates de la pobreza, de la migración, el abandono, el odio en muchos corazones y la falta de amor entre hermanos, donde las ideologías valen mucho más que las personas”, remarcó.