Su Exc. Rev. Mons, Sócrates Rene Sándigo Jirón, Obispo de la Diócesis de León, reflexiono este IV domingo de Cuaresma que: “Dios no se cansa de tener los brazos abiertos y demostrarnos su ternura, su cariño, su amor, es acogedor; pero, más todvía, es un Dios que festeja la vida, la vida correcta la festeja, es que  –ese hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida -, dice, no solo dice  –estaba perdido y lo hemos recuperado, sino que estaba muerto y ha vuelto a la vida –«. Dios celebra la vida, queridos hermanos, Dios se alegra cuando andamos en una vida digna, Dios se alegra, hace fiesta, mata el ternero gordo, nos pone anillo, invita, comparte la alegría cuando la vida ha recobrado su dignidad.  –Vístanlo con traje de gala -, transforma, vuelve digna a la persona”, citando pasajes del evangelio.

“Este domingo  nos arroja unos textos bíblicos que tienen como centro el tema del perdón, de la reconciliación, del reencuentro, del caminar juntos. Dios en la persona de Jesucristo se hizo pecado para borrar nuestros pecados y de esta manera reencontrarnos, reconciliarnos con el Padre”

“Esa larga, pero hermosa parábola del hijo pródigo o del padre bueno, nos muestra ese rostro misericordioso de Dios que hace gestos que no quedan en esa parábola, sino que se repiten continuamente para poder conservarnos en unidad y dentro de esos gestos, rescatemos primero, la perseverancia del padre”, observó .

El Obispo de León refirióó que :“El hijo se ha marchado, ha sido un mal hijo, se llevó la herencia, la está mal gastando en una vida desordenada y el padre, sin embargo, sale todos los días a ver el horizonte, con la esperanza de ver regresar al hijo, un día y otro, porque aunque el texto en la parábola no dice cuánto tiempo se demoró disolutamente el hijo, desordenadamente el hijo, ha de haber sido un buen tiempo”

“Dios, queridos hermanos no se cansa de esperar al que está fuera, al que se ha alejado. De hecho, en broma, suelo decir que:  -hay cristianos que le entregan la juventud al mundo, ya cuando el mundo no los acepta, los rechaza, porque andan en 80 años y ya sin dinero, acabado, ya el mundo lo rechaza, no van a aceptar a un ancano sin dinero, que lo malgastó, ya las mujeres no lo vuelven a ver, viejo y sin dinero y, regresan a la Iglesia, ya lo que regresa es el cacaste, digo yo en broma y, sin embargo, Dios lo recibe con cariño, con amor”

Dios no se cansa de esperar

“Dios no se cansa, ni se cansará nunca de esperar a los que están lejos de sus caminos, a los que le han dado la espalda, a los que están administrando mal la herencia principal que Dios nos ha regalado: la vida, una mala administración, pero Dios no se cansa. Es el primer elemento que arroja esta lectura  –un Dios incansable, perseverante, abierto, atento al horizonte a ver cuándo

Dios nos habla

“No espera pasivamente, Él va a provocar pensamientos y remordimientos continuamente, si Dios se olvidara del que está alejado, lo abandonaba y no le hablaba, pero Dios, a ese que está ahí, a esa que está ahí lejos, le está hablando, le habla en la conciencia, porque Dios habla en la conciencia: vuelve, estás mal, estas perdido, estás caído, estás humillado, ¡levántate!, ¡levántate!. La conciencia es la voz de Dios y ese Dios no se cansa de hablarle a la humanidad, no se cansa de comunicarse también con los alejados en la conciencia, otro bonito detalle, pues, Dios a ese que está por allá olvidado en la periferia, Dios le está hablando, no se cansará de hablarle”

Dios es acogedor

“Dios es acogedor y por eso, el texto detalla magistralmente como al llegar – El hijo lo abaza y lo cubre de besos, lo cubre de besos –, el gesto. Pensemos como ha llegado ese hijo: andrajoso, sucio, mal oliente, con una gran barba, es una persona que no tenía ni para comer y, sin embargo, el padre no tiene asco, no tiene asco del pecador, lo recibe, por mucho que ha hecho daño, mal, por mucho que ha pecado, ahí en el confesionario Dios lo recibe, lo abraza, lo besa, lo acaricia.”

Mons. Sándigo Jirón, dijo que “Es lo que hemos hecho en estos días –orar por la vida – para que quien ha vuelto la vida añicos, la recobre y tenga una vida más digna. Que alegría siente el niño o la niña cuando ve que su papá ha salido de la adicción, ha vencido la droga, ha vencido el alcoholismo, ha vencido los vicios, que alegría cuando lo ve salir de la cárcel, que alegría es la vida nueva que ha empezado”, expresó.

Padre conciliador mientras el hermano mayor invadido por la envidia

Refieindose al pasaje de la parabola del Hijo Prodigo, precisamente en la persona del hermano mayor que expresa – ese hijo tuyo mal gastó tu dinero  –y viene y le armas semejante parrandón con comida, con bebida, con música, con buena vestimenta y a mí nada. ¿Ves?, la tensión es fuerte, razón tendrá el hijo, invadido también por la envidia; pero el papá le sabe llegar al corazón  -hijo, todo es tuyo, pero mira, es tu hermano, no es cualquiera, es tu hermano, estaba perdido, estaba muerto y lo hemos recobrado, no te sientas así, todo lo mío es tuyo» -Y el padre es conciliador”, sostuvo el Jerarca

En el mundo, Dios no se cansa de llamarnos a la reconciliación, al perdón.

“No es fácil, sin duda, incluso, cuando hasta la misma terminología  -reconciliación – es manipulada y mal usada, Dios no se cansa de reconciliar, de invitarnos al perdón 70 veces 7, Dios no se cansa.  -Pero es que él es el malo -No importa, no te canses. Cuaresma es para perdonar, es para perdonar, es para reconciliarse” animó el obispo de León.

“Dios no se cansa de llamar a la humanidad al perdón. -Pero es que ¿cuándo va a encontrar reconciliación Ucrania y Rusia si ya los muertos son miles, inocentes tantos?- -Es posible, en cualquier crisis habrá un espacio en el que se pueda haber encuentro, en el que se pueda llegar a dialogar, en el que se pueda llegar al perdón, en el que se pueda llegar a la reconciliación”.

“0remos mucho al Padre bueno para que continúe con los brazos abiertos y directa como lo hace Él en la conciencia o indirecta a través de nosotros, llegue al distanciado para decirle: – vuelve, levántate, entra en la casa del Padre que las puertas para tí no se han cerrado y, si ese distanciado hijo pródigo soy yo, que Dios me de la gracia para levantarme y volver a los caminos que me llevan a la casa del Padre para hacer fiesta con Él y hacer fiesta con los demás-“, invitó Mons. Sándigo Jirón.