El Obispo de la Diócesis de Juigalpa Su Exc. Rev. Marcial Guzmán, meditó en su homilía de este domingo IV del Tiempo Ordinario que:Como experiencia particular cada uno, vivir la plenitud y los dones del amor que hoy se nos ha planteado en la liturgia. Reconocer a Jesucristo, no solamente como el hombre histórico que sí existió, sino como el Salvador, el que tiene efecto en mi vida, allí en la vida sencilla, en la comunidad, en la casa, en lo cotidiano, en el trabajo responsable, ahí tiene efecto porque Él me ha invitado para que seamos testigos de su palabra”, observó.

“Hoy como cristianos, preguntémonos ¿Yo, le reconozco a Jesús como mi Salvador?, y no lo voy a decir solo de palabras, sino con mis acciones, si es necesaria, vamos a decir las palabras; pero con nuestras acciones, con nuestro testimonio, fui formando la comunidad donde se respire, se viva, se alimenta, se fortalezca, se transmita el amor verdadero, ese amor que nada lo puede destruir, el amor que no puede pasar de modo, el amor que no son solo palabritas, si no, el amor, como dice Jesús, al final de su vida:  -Nadie tiene amor más grande que el da la vida por sus amigos, a ustedes ya no les llamo siervos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre a tenido a bien -«.

“En este IV domingo, donde la iglesia nos esta presentando, una llamada a que vivamos la acción, el reconocimiento de Dios, Dios nos llama, al igual que escuchábamos el primer capítulo del profeta Jeremías, que en medio de esa experiencia humana va a cumplir  esos aspectos, la iniciativa que viene de Dios, la actitud humana, que muchas veces esa actitud humana pone algún  -pero -,  Señor cuando me llamas es que soy tal cosa, es que tengo tantas limitaciones, es que tengo tantos cosas que no me permiten, y en el Señor, por encima hace que su llamada sea una realidad particular”, refirió.

“Jeremías fue llamado y por eso le dice:  -desde antes de formarte en el seno materno, ya te conozco, te consagré y te constituí profeta de las naciones -. Esta acción debe de ser para nosotros también, una invitación a la renovación. El Señor nos conoce desde que estábamos en el vientre materno a cada uno y no confía una misión, ahí se cumple muchas veces este estilo de haber vivido en el Antiguo Testamento, ponemos rechazos, ponemos objeciones, objeciones que pueden de ser sin duda pues, vencibles, todas las objeciones que ponemos son vencibles”

El Prelado dijo que “Es por eso que hoy la Palabra a la que nos invita el Señor, es a descubrir esa experiencia con Él, no importa que tengamos adversidades, ya lo dice al final de la lectura:  –no te preocupes, te harán la guerra; pero no podrán contigo, porque yo estoy a tu lado para salvarte – «, afirmó.

 

 En la vida diaria, todos tenemos una oportunidad

“Todos tenemos una misión qué cumplir para que así vayamos viviendo también la experiencia de dar a conocer lo que hemos recibido. Estamos en el capítulo 4 del evangelio de San Lucas, donde desde el domingo pasado nos esta narrando que Jesús, como era su costumbre, entró en al Sinagoga, en la Sinagoga era el lugar del encuentro, en la Sinagoga era el lugar de la alabanza del pueblo a Dios, en la Sinagoga había oportunidad de poder reconocer a Dios y manifestar y manifestar su presencia”, narro el Jerarca.

“Entró Jesús  en la Sinagoga y todos estaban admirados porque enseñaba con autoridad, todos estaban admirados, incluso lo que aquellos que suponían conocerlo, su familia misma, estaba admirado, porque dicen: – ¿quié es este?, ¿acaso no es el hijo del carpintero?, ¿acaso lo van a poder decir con este…?, y Jesús ya se los había dicho, seguro ustedes me dirán aquel refran que dice: «médico cúrate a tí mismo, y haz aquí, en tu propia tierra todos los prodigios que hemos oído que haz hecho en Cafarnaúm -, sin embargo, Jesús, va a dar testimonio aún ahí donde le conocen, y por eso le dice:  -Ustedes, pues, aseguran dice, que no hay un profeta, yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra -«.

Experiencias del Antiguo Testamento con los profetas Elias y Eliseo

Mons Guzmán Saballos comentó un resumen de la experiencia de los profetas  Elias y Eliseo, diciendo que: “Elías, fue enviado allá, nos cuenta el Antiguo Testamento, allá a una viuda en Sarepta, y ahí esa viuda que no tenía ya pan, porque iba a hacer la medidad para ella y para su hijo, sin embargo, pues, capaz, de poder alcanzar la salud de la, alimentación aquella viuda de Sarepta, también en tiempos de Israel, habían tiempos de Eliseo, había muchos enfermos, sin embargo, –solamente uno fue el que fue curado como aquel, pues, que le presentaron al Señor, el leproso que le presentaron que se llamaba Naamán, y fue curado –, porque lo mandó a bañarse al río, aunque sin ganas porque lleno de orgullo decía, si allá en mi tierra hay unos ríos hermosos, y aquí voy a irme a bañarme a un charco, sin embargo fue y se curó”.

No solo conocer a Jesus sino reflexionar en el efecto en la vida de cada quien

Haciendo alusión a la misma historia de  Jesús “Aquellos que dicen que le conocen, y este es uno de los defectos o pecados, que nosotros también podemos decir:  – Si yo conozco a Jesucristo, yo supe donde nació, supe quiénes andaban con Él, sus Padres -; pero ¿Qué efecto tiene Jesús para mi vida, para tu vida, para tu familia?, ¿Qué efecto y qué acción requiere hoy la presencia de Jesucristo? Interpeló; luego de responder: “No solamente conocerle su físico superficialmente, si no conocer qué es lo que quiere Él, enviado del Padre, lo que quiere es la salvación tuya, mi salvación, y ¿Cómo lo vamos a realizar este misterio de la salvación?, insistió interrogando.

“Qué bonito que hoy tenemos un camino y ojalá la pudiéramos meditar cada uno de nosotros la experiencia del Apóstol San Pablo que nos habla desde el capítulo 12; pero más en el capítulo 13, ojalá lo meditemos cada uno que ahí lo va explicando de una forma práctica, de una forma concreta, cómo nosotros debemos de experimentar esta obra y es aspirando a los dones de Dios, a lo más excelso”

“-Y voy a mostrarlo- dice San Pablo, el camino mejor para todos, porque miren, dice: –Aunque yo hablara lenguas extrañas, aunque yo pudiera decir tantas cosas; pero si no tengo amor, no soy mas que una campana que resuena, y que no va a llegar a la profundidad, aunque yo poseyera los grados sublimes del don de ciencia no fuera mas que poder manifestar una experiencia superficial, aunque le pudiera decir a esa montaña: muévete de aqui, y se mueve como un acto fe -, pues, no va a ser nada comparado con la presencia de ese Dios”

“Por eso decíamos que al final de nuestra vida, nuestro exámen, de cualquier persona, de cualquier profesión, de cualquier cultura, va a ser ¿Cómo has amado a Dios?, y ¿Cómo estas poniendo en práctica el amor al prójimo?, -Porque el que esta lleno de amor, es capaz de comprender. El amor es comprensivo, el amor es servicial, el amor no tiene envidia, el amor no es presumido ni se envanece, ni es grocero, ni egoísta, no se irrita, ni aguarda rencor, no se alegra con la injusticia, si no que el amor goza con la verdad, el amor siempre esta dispuesto a disculpar, perdonar sin límites, espera sin límites, soporta sin límites-, es decir, cuando estamos llenos de amor, nuestra vida se va a hacerce sentir en las comunidades gracias a Dios, siempre hay personas que han vivido la plenitud del amor y la viven, lo pratican, lo transmiten con mucha humildad y con perseverancia”, sostuvo el eclesiástico.

“Lo vemos en cada pueblo, en cada familia, hay personas que así como decimos, por el aspecto negativo, el otro lugar paralelo, que nos es paralelo, si no contrario, que así como hay en la familia miembros de toda clase capaces de hacer cualquier cosas; pero hay también personas capaces de  transformarse en el amor total que Dios nos ha dado”

 

“Hoy renovemos la vocación, que nos dispongamos a hacer la voluntad de Dios, asi como el profeta Jeremías, no vayamos poniendo –peros-, para que nosotros podamos ir participando de esa columna que es la iglesia, podamos dar testimonio de esa presencia que el Señor nos ha mandado a unir, a santificar, a construir el reino de Dios; esa es nuestra misión cada día”, exhortó el Obispo.

“Ojalá, seamos conscientes de esto, y no sigamos poniendo tantos «pero», tantos obstáculos que a veces nosotros mismos nos damos cuenta cuando ponemos un obstáculo de evangelizar, de anunciar el evangelio, y decimos:  -pues solamente yo me lo creo esto, si yo puedo, ¿por qué estoy diciendo que no puedo, cuando en realidad Dios a puesto las personas, los medios para anunciar su Palabra?-, todos hemos sentido una llamada a construir su reino, todos hemos dado, hoy, ojalá una respuesta a construir su Reino, para que ese Reino se vea y prevalezca entre cada uno de nosotros, que nosotros no nos quedemos de lejos”