El Obispo de la Diócesis de Juigalpa Su Exc. Rev. Marcial Guzmán, meditó en su homilía de este domingo que : “Hoy, la Palabra de Dios,  nos invita a encontrarnos con Él para escucharlo y no quedarnos ahí, sino discernir y el discernir ¿A qué me va a llevar?, a seguirlo con humildad, a seguirlo en medio de nuestras flaquezas humanas para caminar junto en su presencia. Y ¿cuál es nuestra meta?, San Pablo hoy nos lo recuerda que no nos quedemos solamente pensando en estas cosas temporales que a veces nos agarran toda nuestra vida y solamente pensamos en lo temporal ¿Cómo voy a pasar la vida?, ¿Cómo voy a hacer las cosas humanas?, ¿Cómo voy a vivir?, ¿A sobrevivir? Interpeló.

“Es momento de poner nuestra vida en el Señor y no en una idea lejana, sino en el Jesús, en el que vino a hacerse hombre, en el que están escuchándolo ahora en el llano, en aquel bajando de la montaña, mucha gente está buscando a Jesús”.

Tras añadir que: “Hoy es la llanura, aquel monte donde Jesús va a encontrarse con muchas personas y al encontrarse con muchas personas también siente la necesidad cada persona de alimentarse, de fortalecer su vida y encontrar la razón de vivir, la razón de compartir, sobre todo, el encuentro con Dios, ya que todos queremos andar en paz con Dios, estar haciendo su santa voluntad, porque en definitiva, al final todos vamos a encontrarnos con el que nos da la vida; por lo tanto, debemos de preocuparnos día a día, momento a momento escuchar la Palabra de Dios”, manifestó.

“De manera particular nos sigue hablando el Señor para que gocemos de su Palabra, para que su Palabra nos siga llamado y poder decir con el Salmo 1 que hoy la Liturgia nos propone  -dichoso el hombre que confía en el Señor, que pone su vida en el Señor y que pone todas sus angustias, sus proyectos en el Señor-«, animó el obispo.

“Nuestra vida no termina con la muerte, porque para nosotros los cristianos la experiencia de la muerte es una realidad de dejar el mundo, las ambiciones, de dejar aquellos proyectos que nos quitan sueño, que nos cansan y, gozar plenamente de la plenitud del amor de Dios en su

Mons. Guzmán Saballos refirió  que “San Pablo nos invita para que prediquemos, vivamos, anunciemos esta experiencia con Jesús a través de la resurrección, porque si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan solo a las cosas de esta vida,seriamos  los más infelices de todos los hombres”, sostuvo.

Tras agregar que: “Porque Cristo resucitó, resucitó como la primicia de todos los muertos y, realmente esta es nuestra fe, creemos realmente y nos anima a cada uno de nosotros en este gran misterio encontrarnos con Jesús en cualquier lugar, en cualquier circunstancia. A veces Dios permite circunstancias adversas para que todas las puertas de este mundo que se nos han cerrado, lo podamos encontrar a Él. Ojalá no sea a la fuerza, que ni modo, voy a hacer una vida así ya con una acción de fuerza”, subrayó.

“Pensemos también en este gran misterio que se hacía alusión San Pablo, como es el aspecto de la resurrección. Pablo decía: ¿cómo es que alguno de ustedes anda diciendo que los muertos no resucitan?, porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó – y si Cristo no resucitó sería vana nuestra fe en ustedes- , por lo tanto, aún viviríamos en esa experiencia de pecado; pero Cristo con su muerte vino a rescatar dando la vida, y ese es el gran misterio que tenemos que aprovechar, pensemos que vamos a morir, pero nuestro final no es la muerte, sino es el resucitar con Él, el permanecer con Él”

“La gran victoria de cada domingo que nosotros nos reunimos con una oportunidad de formar una comunión es el misterio de la resurrección, es poner nuestra vida en el Señor y no solamente quedarnos en las cosas que son tangibles, que inician y tienen un fín, en todas las cosas materiales, sino en esa dimensión de Cristo, caminar con Él, escuaharlo a Él que hoy nos habla de esa experiencia de las bienaventuranza para que nosotros podamos alegrarnos y saltarnos de gozo, porque no buscamos recompensa aquí terrenal, aplausos, quedar inscrito en algunos medios, sino buscamos la vida eterna que todos ya estamos ya viviendo con Cristo que ha resucitado”, enfatizó el eclesiástico.

“Y ahí Jesús nos habla de esa experiencia de bienaventuranza  -dichosos los pobres de espíritu, dichosos ustedes, porque el Reino de Dios se ha mostrado en esa experiencia a los pobres- Porque el Reino de Dios debe de ser para nosotros el ideal constante de cada día, el Reino de Dios no lo esperemos después”

“El Reino de Dios ya lo empezamos a vivir en medio de las limitaciones humanas, porque creemos en Jesús que vino a instaurar ese Reino de Dios y nos habla de estos bienaventurados o lo traducimos aquí: dichosos, dichosos aquellos que han experimentado el amor que conocen, el amor de Dios, dichosos los que tienen hambre, porque serán saciados, incluso, con esa experiencia que da la limitación, las acciones limitantes, impotentes que da el llanto, dichosos los que lloran ahora, porque al final, entonces, reirán; son las grandes contradicciones que pone entre lo que el mundo ofrece en todos los tiempos que son las cosas pasajeras, las cosas que muchas veces quiere que nos quedemos en la fantasía, quiere que nos quedemos en la distracción, quiere que nos quedemos en nuestras ocupaciones temporales”

Nosotros también encontramos la experiencia de estar en atención con el Señor

“Por eso, la Carta de Jeremías como Profeta va a poder llevarles a cabo una acción de vivencia a aquel pueblo cuando Judá había transgredido, Judá había actuado de una forma distinta totalmente y entonces va a poder tomar la consecuencia de su castigo y es por eso, que ya en el cap. 17 va a reconocer las acciones que cuando confía en el hombre, pues, dice el Profeta Jeremías: -maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta su corazón al Señor-.”

“Que nosotros, con nuestra libertad, con nuestra inteligencia, con nuestra conciencia, podamos salir tamién desde nuestra propia realidad como salieron aquella gente en la llanura a escuchar, a escuchar a Jesús con las bienaventuranzas, para que en medio de nuestra temporalidad sepamos donde vamos a encontrar, a morir con Cristo, pero resucitar con Él. Esta es nuestra fe, esto es nuestra realidad y esta debe ser nuestra experiencia hoy y por siempre”, aseguró el Prelado.