“El mundo  ofrece efímeras cosas, relámpagos de aparente felicidad, pero que después deja oscuridad,  como pueden ser todas las cosas temporales o ¿Quieren servir al Señor que nos ha mostrado toda su presencia?, expreso en su reflexión Su Exc. Rev. Mons. Marcial Guzmán Saballos, Obispo de la Diócesis de Juigalpa, tras  interrogar ¿A quién servimos? -A ese Dios, el pan verdadero de vida y, hoy Jesús, con la palabra profundiza el convencimiento no solo de la gente, de los Discípulos, sino de sus propios Apóstoles, porque Jesús es claro, en toda esa palabra que hoy nos ha revelado y nos dice –Miren, mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida-“, subrayó.

Durante la celebración realizada en la santa Iglesia catedral Nuestra Señora de la Asunción, el  Prelado observó  que  luego de tomar conciencia el pueblo respondió  – Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses porque el Señor es nuestro Dios, Él fue quien nos sacó de la esclavitud, el que hizo de nosotros grandes prodigios, Él nos protegió en el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos-“, relató.

Al referirse a la experiencia de Josué de expresar   «-mi familia y yo, serviremos al Señor – dijo que no era  simplemente una etiqueta que se ponía, sino que muchas familias se han ido transformando a la luz de ese pasaje de  la Sagrada Escritura. Y como Josué llegó a interrogar al pueblo hasta que reconociera. Fue lo que hizo Josué, cuestionó al pueblo de Siquem,  en todas esas tribus de Israel, porque le dice ¿A quién quieren servir ustedes?”, destacó Mons. Guzmán.

Y continuo explicando que “La gente, al oír esto se va a asustar y va a poder murmurar  –Este modo de hablar de Jesús es intolerable, ¿Quién puede admitir eso de que Él les da su cuerpo y su sangre como alimento verdadero? -. Aquí nos quiere un poco el aspecto de la fe, nosotros somos hijos de Dios, hemos caminado por la vida con distintas manifestaciones de la obra buena de Dios”, indicó.

“Hoy nos invita a contemplarlo, pero no quedarnos desde lejos sino alimentarnos, alimentarnos primero de la Palabra hecha carne, que la Iglesia revela; por eso es que encontramos estas dos mesas en todas nuestras celebraciones, la mesa donde está la Palabra de Dios que se proclama para que la vivamos toda la comunidad, para que comulguemos con Y… ¿qué es comulgar con la Palabra? -responderle y decir como el pueblo de Israel dijo: «Mi familia y yo serviremos al Señor-“

“Es necesario escucharle, es necesario conocerlo para servirlo con amor; por eso, con esta actitud de la Palabra que es proclamada, la Palabra que Dios nos revela para que la vivamos cada domingo – Día del Señor -, alimentémonos y podamos comulgar con ella y, después el Gran Misterio de Fe». ¿Cuál es el Gran Misterio de Fe?, lo que celebramos en esta otra mesa que le llamamos, El Altar, porque aquí es Cristo mismo el que se hace presente”, destacó el obispo de Juigalpa.

María Reina de nuestros corazones, de nuestras familias, nuestras parroquias, de Nicaragua

“Hoy celebramos, después de haber sido levantada a los cielos a María como Reina, Reina de nuestros corazones, Reina de nuestras familias, Reina de nuestras parroquias, Reina de Nicaragua, es constituida la Virgen María, como Reina tenemos que estar atentos para ver qué es lo que quiere, qué desea ella como madre para sus hijos, que nos conoce por nuestra fragilidad, porque decimos a todos que somos pecadores, y, como pecadores necesitamos la gracia de Dios para luchar contra el pecado, para dar testimonio de la gracia que Dios quiere ofrecernos y tenemos el modelo La Virgen María”, manifestó.

“La Virgen  es constituida como esa portadora de la gracia de Dios que no quedó vacía sino más bien, quedó llena de amor y de esperanza, para que nosotros hombres y mujeres podamos imitarla fielmente”