Su Exc. Rev. Mons. Carlos Enrique Herrera, Obispo de la Diócesis de Jinotega, manifestó en su meditación de este domingo que  “Tenemos que acercarnos con una actitud humilde y pedirle al Señor, ayúdenos a salir de este desierto y caminar hacia la patria que tú nos has prometido, una patria de paz, de amor, de justicia y una patria eternal. Y ya aquí ver signo de esa patria eterna, la vida solidaria, fraterna, entre nosotros, esa paz que nosotros tenemos que construir haciendo el bien, rechazando el mal, viendonos como hermanos, como hijos de un solo padre”, sostuvo.

 

 

“Debemos caminar como el desierto, pero caminando del desierto hacia la vida, hacia el reino de Dios, desprendiéndonos de todo aquello que nos pueda apartar del amor de Dios, ese es el mensaje que nos da San Juan. Pero sabemos que estamos en este mundo donde hay tantas cosas, por eso nos invita a corregir nuestro camino, esos caminos quebradosos de la vida, esa montaña de injusticia, de incomprensión, de corrupción, deben bajar y volver al camino del Señor que nos ama y que nos dice:-Recuerden los mandamientos, amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todo nuestro ser, y amarnos a nosotros como Él nos ama

“Nos invita a abandonar todas esas cosas del mundo para poderlo recibir con corazón puro, sincero, para recibir esa gracia del Señor, porque solo aquel que se acerca con un corazón puro y vacío del mundo, puede recibir la gracia, la bendición”

 

El Eclesiastico refirió que la Palabra que hemos escuchado “Es  una invitación a primeramente a tener una actitud de esperanza, una actitud de consuelo, esa invitación a un reencuentro con el Dios que tal vez ellos habían abandonado, por eso los invita a levantar su Espíritu, su mente y su corazón, abrir su corazón al amor, a la misericordia de Dios, esto es importante en nuestra vida también”.

Asimismo, dijo que “Juan que predica en el desierto invita también a la conversión, invita a acercarse al Señor por un signo que es un signo del bautismo, escuchar y prepararse para la venida del Señor, un signo de penitencia, y nos habla de esta, de lo que debe dejar, el desierto es un lugar, de todos, el que se encuentra en el desierto todo está, en una actitud de desprendimiento, todos ahí en el desierto nos vemos iguales, porque no hay nada de qué apegarse y esa es la vida del Cristiano”

El Obispo de Jinotega explicó que  “Eso nos quiere dar a entender el mensaje de Juan, es para todos, porque Dios, Dios quiere la salvación del hombre, no que se pierda, no que viva en al idolatría, en la ignorancia, en el orgullo, en la soberbia, sino que tome una condición de hijo, humilde, como Cristo vino entre nosotros, humilde”

“Algunos podemos sentirnos que estamos como el desierto, angustiados, por una parte, una parte positiva, otra negativa, otros nos podemos sentir, que no estoy dependiendo de nada ni de nadie, más que del Señor ahora, esta bueno, entonces caminemos, no caigamos en el desánimo, si no poner nuestra confianza en el Señor en medio de las dificultades que podamos tener, caminar en esa experiencia del Señor, que nos acompaña en nuestra propia historia, en la historia personal, en la historia familiar, en la historia de nuestra sociedad, de nuestro país, Dios está ahí”