Su Exc. Rev. Mons. Carlos Enrique Herrera, Obispo de la Diócesis de Jinotega, manifestó en su meditación de este domingo “Mientras el hombre se cree señor de su vida y de la vida de los demás no va a poder vivirse en justicia y esa es la justicia que viene a ser el Señor, purificarnos de nuestros orgullos, nuestra soberbia, nuestra prepotencia, de toda esa maldad que es parte de la herencia de Adán y Eva, que es parte de esa, todavía, insinuación del enemigo, de satanás, del demonio como lo dice tanto la Primera Lectura como también Pedro al dirigirse cómo Jesús vino a liberarnos de toda clase de servidumbre”, sostuvo.

 

“En la persona de Isaías se está ya manifestando y revelando al verdadero Mesías, Jesús y a través de esta lectura se nos hace ver los rasgos, la característica de el ungido, del siervo, ante todo siervo, es ungido del Señor, es un siervo, un servidor que viene a servir al pueblo de Dios, que viene a hacer esa alianza de reconciliación con Dios, la humanidad estaba perdida, entonces Cristo es el que viene a hacer esa acción liberadora, regeneradora y de salvación”

“Dios Padre lo envía  para liberarnos de toda servidumbre, de todo pecado, Él es el que viene a enseñarnos la verdadera justicia que debe haber. Para que haya justicia es necesario que el hombre se deje purificar, liberar del hombre viejo y así construir una humanidad nueva”, dijo el Prelado.

 

 “Eso es una de las partes importantes de esta fiesta del bautismo y Pedro, el llamado a ser el Vicario de Cristo, en primer instante, es el primer iluminado, dice que también viene a iluminar a los pueblos a las naciones, a los hombres que están en tiniebla, Pedro es llamado a ser la cabeza, centro de unidad de la Iglesia, es el primero que va recibiendo esa iluminación cuando Cornelio, un pagano, militar le pide que si puede bautizarse, él en el momento no sabe saber que hacer, pero, el Señor le ilumina y hace ver que el Señor le dice:  -no tengas miedo-“

“Dios le ilumina y para que pueda abrirse, no solo al pueblo Israel, el Dios nuestro, Él no es un Dios para una nación, es para todas las naciones y es ahí en esta invitación que le hace este hombre donde ve Pedro que el Señor quiere que este hombre sea bautizado y entre a la comunidad Cristiana”, explicó Mons. Herrera.

“Entonces, es importante como se abre la mente, el corazón de la Iglesia a través de los apóstoles que fueron. Después el Señor llama a Pablo que va a ser el Apóstol de los gentiles donde va a ir a evangelizar a los pueblos paganos; entoces eso también es importante que entendamos en el bautismo. El bautismo es para todos los que quieran y crean en el Señor. también tratemos de vivir esa apertura a los demás, enseñarle”

“En el bautismo vemos la actitud de Jesús que entra en la fila de todos los pecadores para que Juan lo bautice, no se siente mal, nos da un gran ejemplo a nosotros, Él que no es pecador, Él entra en esa fila de los pecadores, se identifica con nosotros en este bautismo de Juan, pero es Él el que en realidad nos viene a bautizar en el Espíritu que libera, que sana, que da inteligencia, que da sabiduría, que da una humanidad nueva a la humanidad, el Espíritu Santo que Él va a derramar en cada uno de nosotros”, fundamentó el Jerarca de Jinotega.

“Esa actitud humilde como lo dice el Profeta  – esa actitud de servicio -, no de jactarse, ese es la actitud de Cristo y esa es la actitud también debe ser de todos nosotros como cristianos, siempre todo lo bueno que recibimos como un don de Dios tiene que ser para servicio, para servirnos unos a otros, para ayudarnos, ese es el signo del cristiano, la caridad, el amor a Dios, el amor al prójimo”, animó el eclesiastico.

“Ese bautismo no lo debemos de olvidar nosotros. En esta fiesta debemos de recordar nuestro bautismo, aunque a nosotros nos bautizaron muy pequeños, pero sí, somos ahora conscientes que el bautismo nos ha dado esa herencia y coherencia con Cristo del reino, nos ha ungido también a nosotros, somos elegidos como la voz que decía de Jesús, es la voz del Padre que habla,  el amor, la predilección de Cristo como su Hijo perfecto, agradable a Él y el Espíritu Santo que manifiesta visiblemente que Él es el ungido”

Asimismo, observó la importancia de la   “Manifestación Trinitaria, el Padre que habla  –este es mi Hijo amado-, el Espíritu que ilumina y se hace visible en aquel momento de decir  –este es el Hijo predilecto – y esa acción del Espíritu Santo en la persona de Cristo que nos revela también. Entonces, también se da cuando el Sacerdote nos bautiza, bautiza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”

Y ¿qué es el bautismo?, interrogó. Tras responder : “ El bautismo es un morir con Cristo para resucitar con Él, si no morimos al hombre viejo, no podemos resucitar al hombre nuevo, entonces el agua, hundirnos en el agua es dejar el pecado para volver a la vida nueva, a ser nuevas creaturas, nuevos hijos de Dios”

“Ese bautismo es para nosotros  un carácter indeleble que nadie lo puede quitar y eso nos aseguran parte que aunque nosotros caigamos a veces en momentos hasta de reprocharle al Señor, murmurar, pero en el fondo, ahí está esa presencia del Espíritu que te va a iluminar y te va a ayudar a levantarte de aquellos errores que has tenido; por eso, es importante volver a ese Sacramento original, a ese Sacramento fundamental que nos hace caminar hacia los otros sacramentos como es a la Eucaristía que es el centro de esta vivencia del bautismo”, observó.

“En la Eucaristía celebramos la pasión, la muerte y resurrección de Cristo, eso que hemos vivido del nacimiento, del bautismo se hace visible, permanente en la Eucaristía; por eso, la importancia de la Eucaristía, porque ahí revivimos nuestro bautismo”, meditó el eclesiastico.

“Tomemos conciencia del ser hijo de Dios, de ser ungido también, de ser amado por el Señor, también, tanto nos ama, a nosotros nos ama el Señor porque lo ha dado todo por nosotros, nos ha dado a su Hijo Jesús, tanto valemos nosotros que nos dio a su Hijo Jesús en sacrificio para que todos tuviésemos vida y vida en abundancia”