Su Excelencia Mons. Jorge Solorzano Pérez, Obispo de Granada, reflexionó en su homilía en la solemnidad de la Santísima Virgen de la Asunción que:  “En María elevada al cielo hoy, plenamente partícipe de la resurrección de su hijo, contemplamos la realización de la criatura humana según el mundo de Dios.  Consagrémonos a la virgen, estamos consagrados a Dios también por el bautismo; pero hoy, renovemos esta consagración para que nos haga comprender cuán preciosa es a sus ojos toda nuestra vida, refuerce nuestra fe en la vida eterna y nos haga hombres de la esperanza, que trabajamos para construir un mundo abierto a Dios, hombres llenos de alegría, que sabemos vislumbrar las bellezas del mundo futuro, en medio de los afanes de la vida cotidiana”

 

El Prelado refirió la historia del Dogma cuando recordando al Venerable Papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950, “-Definió solemnemente este dogma; les leo una parte de la definición del Papa, dice: » Por eso la augusta madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad, por un solo y mismo decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, generosamente asociada al redentor divino, que alcanzó pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, consiguió al fin, como corona suprema de sus privilegios, ser conservada inmune de la corrupción del sepulcro que del mismo modo que hace su hijo, vencida la muerte ser elevada en cuerpo y alma a la suprema gloria del cielo donde brillará, como reina a la derecha de su propio hijo Rey inmortal de los siglos-»

“En esta  definición del Papa está el núcleo de nuestra fe en la Asunción, es decir, creemos en María como Cristo su hijo ya ha vencido la muerte y triunfa ya en la gloria celestial de la totalidad de su ser en cuerpo y alma”

 

El eclesiástico hizo alusión a la carta de San Pablo “Nos ayuda a arrojar un poco de luz sobre este misterio, partiendo del hecho central de la historia humana y de nuestra fe, es decir, el hecho de la resurrección de Cristo que es la primicia de los que han muerto, inmersos en el misterio pascual hemos sido hechos partícipes de su historia sobre el pecado y sobre la muerte, aquí está el secreto sorprendente y la realidad clave de toda la historia humana”, sostuvo.

Continuo diciendo que “Todos tenemos la misma herencia humana a la que pertenece el sufrimiento, la muerte y el pecado; pero a esta realidad que todos podemos ver y vivir cada día añade algo nuevo, dice San Pablo: -No solo tenemos esta herencia del único ser humano  que comenzó con Adán, si no que hemos sido  incorporados también en el hombre nuevo, en Cristo resucitado – Y  así la vida de la resurrección ya esta presente en nosotros, por tanto, esta primera incorporación biológica es incorporación a la muerte, incorporación que genera la muerte; la segunda nueva que se nos da en el bautismo, es incorporación que da la vida”, aseguro el obispo.

“La madre de Dios se inserta, hasta tal punto en el misterio de Cristo, y esto a mi me encanta decirlo y que los sepamos “Esta unión de la Virgen en el misterio de Cristo, se inserta, pues, se une ella hasta tal punto, en el misterio de Cristo  que es partícipe de la resurrección de su hijo con todo su ser ya al final de su vida terrena, vive ella lo que nosotros esperamos al final de los tiempos, cuando sea aniquilado el último enemigo, la muerte. Ya vive lo que proclamamos en el credo: -Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro – «.

Mons. Solórzano Pérez invitó a preguntarnos  ¿Cuáles son las raíces de esta victoria sobre la muerte, anticipada prodigiosamente en la Virgen María ?, y lo vemos en el evangelio, las raíces están en la fe de la Virgen de Nazareth, lo atestigua el pasaje del evangelio que hemos escuchado, una fe que es obediencia a la palabra de Dios y abandono total a la iniciativa y a la acción divina, según lo que le anuncia el Arcángel, la fe, por tanto, es la grandeza de María, como proclama gozosamente Santa Isabel, María es bendita entre las mujeres, bendito es el fruto de su vientre, porque es la Madre del Señor, porque cree y vive de forma única la primera de las bienaventuranzas, la bienaventuranza de la fe, Isabel lo confiesa en su alegría, y en la del niño que salta en su seno”.

 

“No nos limitemos a admirar a María en su destino de gloria, como una persona muy lejana de nosotros, No!. Estamos llamados a mirar lo que el Señor en su amor a querido también para nosotros, para nuestro destino final, vivir por la fe en la comunión perfecta de amor con Él, y así vivir verdaderamente”

Explico sobre el cielo y gloria celestial

A este respecto, el obispo de Granada dijo “Quiero detenerme en un aspecto de la afirmación dogmática, donde se habla de asunción al cielo, a la gloria celestial… , ¿Que es el cielo, ¿ A dónde nos lleva el Señor?,¿A dónde va la Virgen?, hoy todos somos bien conscientes, de que con el término cielo, no nos referimos a un lugar cualquiera del universo, a una estrella o algo parecido, no!. Nos referimos a algo mucho mayor y difícil de definir, con nuestros limitados conceptos humanos”, explicó.

“Con este término, cielo, queremos afirmar que Dios, el Dios que se ha hecho cercano a nosotros, no nos abandona ni siquiera en la muerte y más allá de ella, si no que nos tiene reservado un lugar y nos da la eternidad, queremos afirmar que en Dios hay un lugar para nosotros , para comprender un poco más esta realidad, miremos nuestra propia vida. Todos experimentamos, que una persona cuando muere, sigue subsistiendo de alguna forma en la memoria, y en el corazón de quienes la conocieron  y amaron”, considero el eclesiástico.

El Prelado dijo que podríamos decir que ellos sigue viviendo una parte de esa persona – subrayó –  pero es como una sombra, porque también en esta supervivencia en el corazón de los seres queridos, está destinado a terminar, Dios, en cambio, no pasa nunca y todos existimos en virtud de su amor, existimos porque Él nos ama, porque Él nos ha pensado y nos ha llamado a la vida, existimos en el pensamiento y en el amor de Dios, existimos en toda nuestra realidad no solo en nuestra sombra, nuestra serenidad, nuestra esperanza. Nuestra paz se fundan precisamente en esto, en Dios, en su pensamiento y en su amor”, puntualizó.

El Jerarca de Granada aclaró que “No sobrevive solo una sombra de nosotros mismo, sino que en Él, en su amor creador, somos conservados e introducidos con toda nuestra vida, con todo nuestro ser en la eternidad, es decir, en su amor… es su amor lo que vence la muerte y nos da la eternidad y es este amor lo que llamamos cielo”

“Estamos llamados, precisamente, como Cristianos, a edificar este mundo nuevo, a trabajar para que se convierta un día en un mundo de Dios”

 

“Que María, nos lleve a ese mundo de Dios, a ese cielo, a ese amor de Dios y eso es lo que produce mucha alegría, por eso hoy también decimos que la causa tanta alegría es la Asunción de María, entonces yo les digo: ¿Quién causa tanta alegría? y ustedes dicen : ¡La Asunción de María ¡

El obispo de Granada invito a los fieles a “Consagrarse a la Virgen, todos los que estamos presentes en esta misa, también aquellos que  a través de los medios de comunicación de la redes, también pueden consagrarse quienes están  participando de esta Misa que se van a consagrar. ¿Para qué consagrarnos ?- Yo digo que para que sigamos siendo un pueblo con esperanza y para trabajar o para seguir trabajando por un mundo lleno de Dios, lleno de alegría”, animó.