“En nuestra sociedad se ha reactivado la polarización y se incrementan las desconfianzas, los temores, las divisiones y el odio; esto no debe de llevarnos a perder la esperanza, no debe llevarnos a desanimarnos. Podemos preguntarnos: ¿Dónde  quedaban las antiguas esperanzas de Israel?, de todos era conocido el muro de enemistad, el desprecio, e incluso el odio que se dispensaban mutuamente judíos y paganos; reflexionó en su homilía Su Exc.  Rev. Mons. Jorge  Solórzano P. Obispo de Granada, Luego de añadir que “  Eso nos hace tomar consciencia de lo que sucede en nuestro tiempo y nos ayuda a comprender esta primera lectura que se trata de un fuerte llamado de atención a todas aquellas personas que tienen responsabilidades de liderazgo, que no las toman en serio y son indiferentes a lo que sucede a su alrededor, literalmente, como dice el Profeta: dejan perecer a las ovejas del rebaño”, expresó.

En su meditación de este domingo, Mons. Solórzano Pérez manifestó que “Hay mucho daño a la dignidad de la persona humana, vemos que los Derechos Humanos siguen siendo violados en todos los continentes. Y, una de las manifestaciones más crueles es el drama de los migrantes. Y aquí en Nicaragua, me han estado llamando grupos, familias, que rece por ellos. Eso es uno de los dramas terribles, quienes han debido abandonar sus hogares por causa de la guerra, persecuciones y de la pobreza; y, son rechazados a donde llegan mas aún su presencia a exacerbado los sentimientos de xenofobia y la Comunidad Internacional no ha hecho lo suficiente para atender esta tragedia”, refirió .

“Esta actitud de Dios para con su pueblo de que cuida Dios a su pueblo, es expresada en términos actuales como la cultura del cuidado, que también nosotros debemos de cuidarnos así como Dios nos cuida, también nosotros, no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de los demás, no podemos desatendernos diciendo que eso es problema de los demás” recomendó el obispo de Granada.

“La palabra de Dios, hoy, nos enseña la importancia de hacernos cargos los unos de los otros y también de cuidar la creación para construir una  sociedad basada en relaciones de fraternidad. Por eso, el Papa Francisco nos habla de la cultura del cuidado como camino de paz, cultura del cuidado para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación que suele prevalecer hoy en día”, manifestó el Prelado.

Asimismo, “Destaca que en una sociedad enferma que da la espalda al dolor y es analfabeta en el cuidado de los débiles y  frágiles; todos estamos llamados al igual que el buen samaritano, a estar cerca del otro, superando prejuicios, intereses personales, barreras históricas, culturales o políticas; todos, de hecho, somos corresponsables  en la construcción de una sociedad que sepa incluir, integrar y levantar a los que han caído o están sufriendo. Añade el Papa que el amor construye puentes y estamos hechos para el amor y, exhorta, en particular, a los cristianos, reconocer a Cristo en el rostro de todos los excluidos y resuenan en nuestros oídos las palabras de Jesús «tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber«,

“Los lazos de hermandad entre todos los hombres nos piden hacernos cargo (en la medida de nuestras posibilidades) de los más débiles y vulnerables. Nos inspira la imagen del Buen Pastor que cuida de todas las ovejas, las protege y las cura”, expresó el señor Obispo.

Refiriéndose a la  Carta de San Pablo a los Efesios dijo que “Nos propone otro rasgo que debe caracterizar un liderazgo que se inspira en la cultura del cuidado, se trata de promover la unidad, de promover la fraternidad, de promover la comunión. San Pablo destaca este rasgo en el Ministerio Apóstolico de Jesús,: «porque Él es nuestra paz, Él hizo de los Judíos y de los no Judíos un solo pueblo, Él destruyó en su propio cuerpo la barrera que lo separaba, el odio«.

“Es preocupante, constatar cómo durante los últimos años, en nuestra sociedad se ha reactivado la polarización y se incrementan las desconfianzas, los temores, las divisiones y el odio; esto, no debe de llevarnos a perder la esperanza, no debe llevarnos a desanimarnos. Podemos preguntarnos: ¿dónde quedaban las antiguas esperanzas de Israel?, de todos era conocido el muro de enemistad, el desprecio, e incluso el odio que se dispensaban mutuamente judíos y paganos; así lo testimoniaba el muro de piedra que se paraba en el templo de Jerusalén, el patio de los judíos y el patio de los paganos. Pero la justicia de Dios que apuntaba hacia un nuevo horizonte de vida, encontraba en Jesús su destinatario, al verdadero artífice de la paz, con su mismo mensaje y estilo de vida, sellado en lo alto de la cruz, firmaba e inaugura el verdadero camino de encuentro y reconciliación entre ambos pueblos”, mencionó.

“El anuncio para nosotros en este día, es que Cristo destruye con su sangre el muro inquebrantable que los separaba. Cristo propiciaba la verdadera paz, fruto de la justicia amorosa y compasiva del buen Dios; nacía una nueva humanidad, ensamblada en un cuerpo único y alentada por el soplo del Espíritu.”, destacó.

“San Marcos, nos relata una escena muy íntima en la que Jesús y sus Discípulos buscan un poco de reposo dentro de una agitada vida apostólica y les dice Jesús, y, nos dice Jesús también a nosotros: «vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco«. Estaban cansados como también nosotros estamos cansados, «vengan». Estar con Jesús se consigue el verdadero descanso, como ha dicho San Pablo: se consigue la paz, se destruye el odio

Las lecturas, pues, de este domingo nos dan unos consejos sabios, nos motivan a no ser indiferentes ante las luchas y dificultades de la gente que nos rodea y asumir una cultura del cuidado; pues, todos somos responsables de todos. Aparece aquí la figura del Pastor que se preocupa por el bienestar de sus ovejas y dice Jesús que tuvo compasión de la gente. Que Él tenga compasión de nosotros”, dijo.