“En este momento de la historia no podemos rendirnos, ante las dificultades, ante un panorama sombrío que se nos podría presentar para desesperanzarnos, para que claudiquemos en la esperanza, esperanza que para nosotros creyentes  está puesta en Dios, en los principios morales y en este amor  a este país”, manifestó en su homilía del VII domingo de Pascua el Obispo de Matagalpa, Su Exc. Mons. Rolando José Álvarez, durante la santa misa celebrada en la parroquia Inmaculada Concepción, Sébaco, cuyo texto evangélico proclamado “se encuentra con la oración Sacerdotal,  es la oración de Cristo que se la lleva al Padre suplicando e implorando, por su pueblo”, dijo.

 

Y precisamente como  Discípulo de Cristo y Pastor en esta pequeña porción eclesiástica que le ha sido confiada, Mons Álvarez manifestó “Hemos insistido en soñar, un sueño que implica trabajo, esfuerzo, por construir nuestra nación, por construir una nueva Nicaragua, y quienes la tenemos que construir somos todos nosotros, atentos hermanos, cuidado,  le dejamos esa tarea a los que normalmente o tradicionalmente se han dado a llamar la clase dirigencial, cuidado, dejarle esa tarea a los normalmente o tradicionalmente se ha llamado la clase dirigencial, el trabajo por construir nuestra nación es de todos, nos pertenece a todos, es del pueblo, nos pertenece a los que somos pueblo y a los que somos pueblo de Dios con mayor fuerza y vigor porque Dios está de nuestra parte y si Dios está con nosotros, quién contra nosotros” enfatizó.

 

Al celebrar la Fiesta de la Ascensión del Señor al cielo, El señor Obispo insistió “Cristo en esta oración, en este momento de la historia, que está detrás de cada uno de nosotros, como país, sino también la patria, que es nuestra nicaraguanidad, nuestras cultura, nuestras tradiciones, nuestra idiosincrasia, nuestro ser nicaragüense, nuestro ser nicas;  la patria, que no solo es, entonces esa tierra, es todo lo que somos, es lo que somos como pueblo, hijos de esa misma patria, a la que amamos, a la que veneramos real y efectiva y afectivamente, y la amamos con el corazón y la amamos con convicción”

 

Mons. Álvarez Lagos hizo énfasis en el Evangelio de San Juan 17, cuya  lectura   nos dice “nos  encontramos  con un pueblo Sacerdotal, un pueblo de intercesores, es la oración de Cristo al Padre, por el pueblo que le  ha sido confiado a Jesucristo”, en este sentido meditó: “también les he insistido, no todo está perdido, quien piense en Nicaragua que todo está perdido, claudicó ante la desesperanza, ya se venció ante la desesperanza que es como tantas veces les he dicho, igualmente, una tentación del maligno porque un pueblo sin esperanza es un pueblo sepultado es un pueblo que está vencido, porque no tiene ilusión, sus sueños se les han truncado, es un pueblo frustrado, fracasado”, dijo.