“María, es causa de nuestra alegría, lo decimos bien es causa de nuestra alegría, así que los invito a un momentito de silencio para que pensemos, ¿soy pequeño?, ¿cuál es el proyecto que yo estoy siguiendo?, ¿Cuál es el proyecto de Dios, mi propio proyecto, el proyecto de un grupo, el proyecto de otra persona?, ¿hay alegría, hay tristeza en mi corazón? ¿Qué motiva mi tristeza?, esa tristeza se convierte en gozo teniendo a Cristo Jesús en el corazón, llevaremos alegría como María porque María llevaba a Jesús en si vientre y en su corazón” medito en su homilía este IV Domingo de Adviento Su Eminencia Rev. Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, Arzobispo Metropolitano.

“Hoy también nosotros le pidamos esa gracia, a nuestra madre en su  intercesión que tengamos a Cristo en nuestro corazón por que eso cambiará nuestra vida, problemas que vivamos que no nos amilanen, que no nos desesperen, no, un nuevo proyecto y ese nuevo proyecto es la presencia de Jesús ..porque ¡ Donde está un católico ! …Hay alegría.”

 

El Prelado manifestó que “Los templos se han multiplicado para participar de la Eucaristía, porque cada hogar es una Iglesia Doméstica y al participar de la Eucaristía también en esa Iglesia Doméstica se celebra la Eucaristía, se vive la Eucaristía. Y meditaba: cada persona, su corazón es un templo en el cual habita el Señor, el Señor que siempre lleva alegría, eso tiene que ser como el signo de distinción en nosotros  -la alegría-“, dijo.

“Recuerdan que el domingo pasado les decía ese slogan que tenían los campesinos en Matagalpa  -donde hay un católico, ahí hay alegría- Creo que eso tenemos nosotros que irlo como motivando. Nosotros como católicos tenemos que ser portadores de la alegría y sobre todo, teniendo a María que como ya recordábamos también el domingo pasado, al celebrar la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, ella lleva alegría, trajo alegría a América Latina, trajo alegría a las personas humildes, a las personas sencillas de corazón”

El Pequeño es la fuerza de Dios

El eclesiástico expresó que “Al meditar esta palabra, y de manera especial la primera lectura y el Evangelio, pensaba: ¿Cuál es lo más grande?, ¿Cuál es la fuerza de Dios?, ¿Cuál es aquello que motiva verdaderamente a Dios?, es la pequeñez, no es la grandeza, no son los grandes poderes, no son los aplausos, no, es la pequeñez, el Señor se fija en el pequeño. Y vean que hermosa la primera lectura  –y tú, pequeña -, decía la primera lectura,  -de ahí va a salir -, sí, y a veces al pequeño se le desprecia, pero para Dios es la fuerza”

“ Y pensaba  también en José, cuyo año ya terminamos el día 8, decía el Papa Francisco,  -no escuchamos que San José tenga frases en el Evangelio», el Evangelio no dice: y José dijo esto; de la Virgen se hizo, hay muchas frases en el Evangelio de parte de María, pero de José… es el hombre del silencio, el hombre humilde, el hombre sencillo, el pequeño, el hombre del silencio, pero dice el papá  -no es que haya sido mudo   -, sino que era el silencio y en el silencio pudo captar la grandeza de Dios cuando le dijo: oye José haz a un lado tu proyecto y únete a mi proyecto, acompaña a María y, José dejando todo su plan sigue el proyecto de Dios, acompañando y cuidando a María, acompañando y cuidando a niño Jesús, el pequeño. El que se quiere ser grande, a los grandes, dice el Magnificat, los humilla y se fija en el pobre, en el sencillo, en el humilde, ¿por qué?, porque el sencillo y el humilde se abre a la palabra

 

En este sentido el Cardenal Brenes dijo que “A mi siempre me ha gustado un texto –Te doy gracias, Padre, porque haz escondido estas cosas a los sabios y a los inteligentes y se las haz revelado a los sencillos y a los humildes -, vean que bonito esto, a los sabios, aquellos que a veces estudian en las grandes universidades, aquellos que tienen grandes títulos, ¿Qué les hace?, los hace soberbios muchas veces ¡ah, que yo estudié en tal universidad!, ¡es que yo tengo tantos títulos!; sin embargo, Pedro eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, no es parte de una reflexión teológica o filosófica que hayas hecho, no, eso te lo ha revelado mi Padre que está en los cielos, y Pedro dirá el gran acto de confesión «tú, eres el Cristo, el que tenía que venir al mundo”, recordó”

 

El Evangelio nos recuerda a nuestra Madre, también en su pequeñez,

“Nuestra Madre en su sencillez dice – He aquí la esclava del Señor que significa  –he aquí la servidora- aquella que cumple lo que hoy escuchamos en la segunda lectura  –aquí estoy para hacer tu voluntad-, sí, solamente el pequeño, el humilde de corazón será capaz de decir  –yo no quiero aplausos, no quiero salir en las primeras planas, no, quiero cumplir la voluntad de Dios – y es lo que hace nuestra Madre, La Santísima Virgen María y producto de esa pequeñez y producto de ese decir –he aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tu palabra, hágase en mí tu proyecto -y es lo que yo quiero seguir, no quiero seguir mi proyecto y José en el fondo dice:  -dejo a un lado mi proyecto y María deja a un lado su proyecto para hacer el proyecto de Dios -, meditó  el Arzobispo de Managua.

Hoy, comenzando con mi persona, en cada uno de ustedes que están aquí conmigo en la Catedral, en los que están conmigo a través de los medios de comunicación ¿qué proyecto estamos siguiendo?, ¿de quién es ese proyecto que estoy siguiendo en mi vida?, por casualidad ¿es el proyecto de Dios?, por casualidad ¿estoy cumpliendo la voluntad de Dios?. Y María cuando recibe ese anuncio se mete también en ese proyecto. Y vean que hermoso, el proyecto de Dios implica cercanía, implica ser servicio. ¿Y qué es lo que hace María?, salió presurosa a la montaña”

 

Recordando las palabras del Papa sobre este tema citó :  “-en este momento María… pasaría por su mente muchas cosas: ¿qué va a decir la gente ahora de mí cuando sepan que estoy embarazada?, ¿qué va a pensar de mí José cuando se dé cuenta que yo estoy embarazada?, ¿qué va a decir el mundo?, ¿qué va a decir mi familia?; pero no, estaba en el proyecto de Dios y lo primero, hizo a un lado todas esas cosas para ir al servicio, lo primero que se le ocurrió, salir presurosa, dice el texto del Evangelio: «salió presurosa», ese salir e ir al encuentro de su prima Santa Isabel”.

“Hoy, pues, también nosotros, en este tiempo del adviento, debemos  salir para acompañar. Hoy, habrá tantas formas de acercarnos a una persona, a través de una llamadita por teléfono, a través de un pequeño mensaje. Hoy, la situación que vivimos nos impide el podernos abrazar ¡como lo desearíamos!, pero también tenemos que inventarnos cosas para hacernos cercanos a las otras personas”, aconsejó a los fieles.

“Hoy, pues, que esta celebración fortalezca nuestras vidas, y al igual que María podamos ir presurosos al encuentro de Jesús, si por «X» o «Y» motivo hemos estado alejados, tenemos esa oportunidad esta semana, y seguir y que el día 25 y la noche del 24 podamos reunirnos, encontrarnos otra vez con Jesús y darle el abrazo ¿por qué?. por que el Cristiano al igual que María es portador de alegría “

“María transmite alegría, y por eso nosotros, e insisto, nosotros comenzando con mi persona, nuestros sacerdotes, ustedes los religiosos y los laicos, llevar alegría, y esta semana tenemos que llevarle a alguien la alegría, como les digo, un saludito, una llamadita, siempre va a causar alegría al igual que nuestra madre la Santísima Virgen María” recomendó Su Eminencia.

Agradecimientos

El señor Cardenal agradeció a los medios de comunicación eclesial,  independientes y  plataformas digitales que hacen posible que llegue hasta sus hogares la santa Misa “agradezco a los medios que nos hacen el favor de llegar en otras jurisdicciones eclesiásticas y fuera también del país, a través del Canal 51, a través del Canal 12, luego nuestras radios católicas: Radio María, Radio Estrella del Mar, Radio Corporación”, sostuvo el Cardenal Brenes.