Su Excelencia Rev.Mons. Rolando José Álvarez L. Administrador  Apostólico de Estelí, profundizó  en su  reflexión del Evangelio sobre la multiplicación de los panes y el  discurso del Pan de vida eterna de este domingo observó  que en “Cada Eucaristía que se celebra diariamente es la que de forma misteriosa está sosteniendo y está transformando el mundo, de ahí que para nosotros, creyentes, aunque nuestros ojos pudieran ver  la fuerza de la iniquidad del mal y pareciera que el mal es el que va venciendo, realmente no es cierto, el misterio de nuestra fe Eucarística nos dice que el Señor con su obra redentora va transformando el mundo desde las propias entrañas del mismo”

“De ahí que un hombre, una mujer de fe, un hombre, una mujer Eucarística nunca puede perder la esperanza; de ahí que nosotros mantenemos la esperanza que Nicaragua cambiará, que tendremos una nueva Nicaragua, que esto no se va a quedar así ¿por qué?, porque Cristo en la Eucaristía nos está transformando a nosotros y está ya cambiando y transformando nuestro país”

 

“Igualmente en la Eucaristía, nosotros no venimos como espectadores, no, venimos como celebrantes, venimos a celebrar, venimos a darle al Señor nuestros -Cinco panes y dos peces -. Él consagra el pan y el vino en su cuerpo y sangre y luego nos alimenta con los dones que nosotros hemos puesto en el altar”, sostuvo.

EL Administrador Apostólico de Estelí insistió que “Cristo sigue entregándose por la salvación y redención del mundo; solo que ahora de manera sacramental, mística, misteriosa, mistagógica, velada bajo las formas de pan y de vino que consagrada,  son el cuerpo, el alma, la sangre y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo; es decir, toda la segunda persona de la Santísima Trinidad, presente, presente, viva, actual y actuante en el altar de la Eucaristía, sacrificándose por nosotros, ciertamente de una sola vez cuando en la cruz entregó su cuerpo y derramó su sangre; pero, prolongando a través de los siglos en cada celebración eucarística ese misterio de salvación” dijo.

El Señor no nos pide lo que no tenemos, nos pide depositar en el Altar lo poco que tenemos

Asimismo, recordó también  el pasaje evangélico de los –Cinco panes y dos peces-  que “Como este muchacho le entrega al Señor los cinco panes y los dos peces,  en cuanto que la Eucaristía comienza precisamente de la ofrenda, de la ofrenda del Señor en primer lugar que da su vida, pero juntamente de la nuestra, cuando el Señor no nos pide lo que demos, lo que no tenemos, nunca el Señor nos pide que entreguemos, ofrendemos lo que no tenemos; el Señor siempre nos pide lo poco que tenemos, nuestros cinco panes y nuestros dos peces, cada uno de nosotros sabe que es lo poco que tiene para depositarlo en el altar, para compartirlo con los hermanos y, al depositarlo en el altar comienza un intercambio maravilloso y cada uno de nosotros sabe cuáles son”, meditó .

Al referirse nuevamente al pasaje de la multiplicación de los -Cinco panes y dos peces – añadió que “Puestos a la orden, al servicio del Señor en el pan y el vino, Él mismo los transforma en su cuerpo y en su sangre y, ¿qué sucede, luego?” Interrogo Alvares Lagos, tras responder que “Cuando comulgamos el cuerpo y la sangre de Cristo el intercambio continúa, porque hemos puesto nuestros dones en el altar, Él los ha transformado en su cuerpo y su sangre y, de los dones que nosotros le hemos ofrendado, Él los retorna, nos lo retorna para alimentarnos con su propia vida. ¡Es una maravilla!. El Señor no quiere realizar el sacrificio redentor sin nuestra cooperación”, explico a la feligresía presente y a quienes lo escuchan mediante la radio, tv y redes sociales

“El Señor no nos redime solos, el Señor nos redime con nuestra presencia, con nuestra cooperación ¡Esto es una belleza!. En el acto redentor, en nuestra propia redención, el Señor nos hace partícipes, somos co-partícipes de el acto redentor de Cristo, de nuestra redención. Es una belleza porque no somos pasivos y, no solamente el Señor nos quiere activos, nos hace protagonistas de nuestra redención”, subrayó.

“Al finalizar la Eucaristía comienza la misión, lo que el Señor nos ha dado, nos ha retornado, lo que hemos compartido a solas con Cristo, vamos al mundo, vamos a nuestros hogares, al matrimonio, a la casa, a la familia, al trabajo, a la sociedad, vamos a compartirlo, vamos a dar, a seguir dando nuestros -Cinco panes y dos peces- que el Señor los ha multiplicado. Y por eso también,  la Eucaristía… es sacramento de la fraternidad, solidaridad, caridad. Continúa en la calle, en nuestra vida diaria y eso significan los doce canastos que recogieron los Discípulos, después de la Santa Eucaristía se van con sus doce canastos,  el Señor así sigue multiplicando los panes por los siglos de los siglos”.

Al reseñar el mensaje  dijo que “Todos necesitamos trabajar para comer, comer el pan con el sudor de nuestra frente. Lo que el Señor está echando en cara es que lo han buscado solamente por ese pan material y les dice: “-No trabajen por ese alimento que se acaba sino por el alimento que dura para la vida eterna-“.

refirió que hay una pregunta en la primera lectura del Libro del Éxodo cuando  los israelitas cansados por la dureza del desierto, murmuraron contra Moisés y Aarón diciendo: -“Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos-“, dijo que “El Señor promete que lloverá pan del cielo y se alimentarán con él y… dice el texto del Éxodo: “-Al ver eso, los israelitas se dijeron unos a otros: ¿qué es esto?. A esa pregunta de los Israelitas en el desierto ¿qué es esto?-, responde el Señor en el texto del evangelio que estamos meditando: «-Yo soy el pan de la vida», «yo soy el pan de vida eterna-«.

 

“Jesucristo, hermanos, amadísimos, cada vez que celebramos el memorial de su muerte y resurrección y nos alimentamos de Él, estamos siendo transformados en nuestra vida. Fíjense que una persona que participa cada domingo y como una gracia aquellos que lo hacen diariamente, porque siempre he dicho que el que participa diariamente en la Eucaristía es porque tiene un don especial, ha recibido una gracia especial, porque eso es una belleza que no tiene precio o más bien, el único precio que tiene es la sangre de Cristo” enfatizo el Prelado.

 “Cada vez que participamos los domingos y diariamente, en la Eucaristía, al comulgar el cuerpo y la sangre del Señor, están siendo, estamos siendo transformados y ya que somos pecadores, por supuesto, la Eucaristía nos va convirtiendo, nos va transformando, la Eucaristía va realizando un misterio de cambio en nuestra vida; una persona eucarística, una persona que participa dominicalmente y si es posible diariamente -insistió es: como gracia especial

“La iglesia quiere insistirnos que al comulgar a Cristo, al Señor, lo estamos comulgando a todo Él, la cabeza y el cuerpo. Y ¿quién es el cuerpo de la iglesia?, interrogó el Jerarca- díganme ustedes hermanos, somos nosotros, el cuerpo místico de Cristo somos nosotros y, la iglesia cuando comulgamos nos quiere recordar: estás comulgando con Cristo, cabeza y cuerpo; es decir, con el Señor y con tus hermanos; por eso, es que el Señor recuerda: si al presentar tu ofrenda ante el altar tienes algo contra tu hermano, ve primero a reconciliarte con él y luego vuelve y preséntala” dijo.

La autoridad eclesiástica de Estelí refirió  que no  deberíamos de “Comulgar a Cristo si no estamos en comunión con el hermano, sí, y voy a decir algo muy fuerte: porque estaríamos cometiendo un sacrilegio ¿por qué un sacrilegio?, interpeló Álvarez Lagos -porque estoy separando, dividiendo a Cristo, yo estoy comulgando a Cristo todo, cabeza y cuerpo, y, el cuerpo de Él son mis hermanos, son ustedes. Ven, como siempre la Eucaristía nos transforma, transforma el mundo”.