Su Exc. Rev. Mons. Isidoro Mora Ortega, Obispo de la Diócesis de Siuna, exhortó en su mensaje de este domingo “Los signos que realiza Jesús en las bodas de Caná, son admirables, podríamos decir, resolvió el problema del vino, sacó de apuro al matrimonio, en realidad, Jesús al realizar signos es para decirnos a todos que Él es capaz de hacer cambios profundos, profundos que a veces nos cuesta. A veces, hermanos y hermanas, pareciera como que Jesús nos es capaz de hacer nada y solo se queda reducido, o lo quieren reducir a una sola cosa. Jesucristo cuando hace cambios en un hogar o en esta boda, esta diciendo que Él es capaz de hacer cambios en la sociedad total, es capaz de hacer cambios profundos en nuestra cultura, en nuestro ambiente, en nuestra sociedad, hace falta que le demos espacio”, sostuvo.

“Hay tantas cosas que se viven en el mundo y tristemente, nos esta costando responder; el mundo, hoy más que nunca vive la pobreza de todo, no solo en la parte económica; los padres no saben qué hacer con sus hijos, los jóvenes estan ciegos y les cuesa entender, mejor se dejan seducir y arrastrar por las cosas del mundo”, dijo.

“Los hombre de este mundo se van volviendo vacíos y viven preocupados de otras cosas y no se les conmueve ni el corazón al ver tanto dolor, tanta pobreza, tanta violencia, tanta muerte, cada quien esta viviendo lo suyo, nos esta costando, al hombre mismo le esta costando entenderse a sí mismo, valga la redundancia, nos esta costando y es ahí donde también hace falta escuchar la voz de Dios, ahí hace falta tomar ese vino nuevo para que Dios nos de su gracia, para que Dios nos ayude a entener en misterio que a veces no lo entendemos aunque lo tengamos de frente”, advirtió.

“La iglesia sinodal que esta viviendo un tiempo hermoso de reflexión, quiere caminar siempre con nuestro mundo, esta a la escucha de los signos que nos esta tocando vivir, y por eso nos invita que participemos y reflexionemos”, dijo el Jerarca de Siuna.

“Probablemente, la Virgen María, modelo de la iglesia, al contemplar nuestro mundo le seguirá diciendo al Señor:  –no tienen vino- a, más aterrizado, no tienen, Señor, no tienen vacunas, para que esten seguros de su salud, no tienen casa algunos, o muchos, no tienen un país seguro, no tienen una economía estable y tienen que emigrar y no tienen para pagar sus deudas, algunos les cuesta pagar el agua, la luz, el vestido, el gas, el cobro mensual; es decir, siempre hay esa debilidad, siempre vamos a encontrarnos que María intercede, y por eso qué precioso en nuestra Diócesis, hoy estamos viviendo un momento muy especial, nuestra Madre anda peregrinando por cada una de nuestras Parroquias”, manifestó.

Mons. Mora expresó  a los fieles que “Yo le pediría a María:»Madre, si ves que nuestros lugares, en nuestras comunidades, en nuestros caseríos, hace falta algo, conviértelo en gracia, has que estos hermanos puedan tener un encuentro personal contigo, un encuentro en el que tú también los dirijas al Señor, y que le recuerdo que Dios tiene algo para ellos, Dios tiene algo para ellos, si ellos lo permiten”

“Probablemente, la Virgen María que es modelo de la iglesia, pues, como les decía, seguirá insistiendo al Señor, María sabe que en muchos hogares hace falta el vino, porque estan destruidos, estan rotos, estan abandonados y heridos”

 

“El evangelio de San Juan, María ve la necesidad que pareciera como que a Jesús no le interesara, cuando le dice: – Mujer todavía no ha llegado mi hora, en realidad, quiere que María se sitúe en la verdadera perpectiva del reino, ella entiende perfectamente, y por eso le dirá al Mayordomo:  –hagan lo que les diga- . Es todo un reto hermanos, saber lo que Jesús quiere realizar y María entiende perfectamente, el problema, muchas veces es saber si nosotros sabemos entender lo que Jesús quiere, a veces nos cuesta entender si Jesús quiere algo tan grande, o si Jesús necesita de nuestra respuesta, de nuestro actuar y es ahí donde quedamos cortos” contempló.

“Nosotros muchas veces, pues, nos cuesta entender no solo a Jesús, si no que también nos cuesta entender al mundo en el que vivimos, por eso es muy importante, pedir al Espíritu Santo que nos ayude a leer los signos de los tiempos, por los cuales Dios habla y nos interpela cada día que pasa y que se vuelve más difícil de comprender”

“Qué hermoso es cuando San Pablo habla de los dones y carismas, qué hermoso es cuando es Espíritu Santo nos ilumina, qué hermoso es cuando el hombre se deja arrastrar e iluminar por la Palabra, qué hermoso es cuando el hombre se abre al misterio y es ahí donde la persona empieza a emprender un camino nuevo”, sostuvo.

“El amor de Dios es tan grande que nuestra cultura necesita signos nuevos y solamente pueden venir de Dios, y ojalá hermanos, que nosotros, que somos ese pueblo nuevo, podamos empaparnos de la gracia de Dios y podamos tener siempre esa alegría para ser testigos de la verdad, testigos del amor”

 

Jesucristo no solo hace obras maravillosas palpables, Jesucristo hace obras maravillosas, que no logran verse, porque el corazón del hombre no se mira, solo se ven los cambios a la persona. Ustedes, al igual que yo, vivimos en este mundo, sentimos la presión de las cosas, sentimos dificultades; pero es ahí donde tiene que brillar la paz, la serenidad, la fortaleza y la confianza en Cristo.

Mons. Mora Felicitó  “A todos aquellos hermanos que vinieron desde sus comunidad, y esa es la expresión de amor, es la expresión de nuestra fe, es la fe sencilla, hermanos, es la fe sencilla que cree profundamente en el amor de Dios y que son esos signos, esos signos maravillosos en donde es Señor nos demuestra que sí esta con nosotros”

“Estoy convencido que mucha de esta gente vino a pagar promesas, a pagar favores y decirle: -gracias Señor, porque lo que te pedí, lo que te supliqué, lo que te oré, me lo concediste-, y yo se que también muchos vinieron a pedir algún favor muy especial, y por eso, pues, yo quisiera también elevar mis oraciones por ellos, para que también su fe vaya madurando, que no nos quedemos solamente en esos momentos de culto, en esos momentos de expresar nuestra fe públicamente, si no también que en la parte personal, nuestros hermanos puedan ir creciendo en ese encuentro vivencial, personalizado, aterrizado, encarnado en cada uno”

“Que el Espíritu Santo, pues, nos renueve, y que María Santísima interceda por nosotros, y que el Espíritu Santo, ese Espíritu que todo lo hace nuevo, que ese  mismo Espíritu nos conduzca y haga de nosotros instrumentos de bien, haga de nosotros, hombres de bien, y nos ayude a ser fuertes para dar siempre una palabra de aliento ante aquellos que muchas veces no tienen el corazón lleno de Dios”,  abogó.