Su Exc. Rev. Mons. Isidoro Mora Ortega, Obispo de la Diócesis de Siuna,  exhortó en su mensaje de este domingo de Resurreccion a quitar esa piedra que impide encontarnos con Cristo: “Cómo me gustaría esta patria bella en la que hemos crecido y nacido lograra encauzarse por la paz, es decir, quitar esa piedra para que entre la gracia de Dios y nuestro pueblo pueda renovarse, retomando, pues, en cierta manera, a lo que el Papa está insistiendo – La guerra y la destrucción humana no es más que el retroceso -. Y actualizándolo desde este momento de gracia, que bonito sería que toda esas rocas, toda esas piedras que tapan o nos impiden encontrarnos con Cristo, fueran separadas, fueran apartada de nuestro camino” animó.

Asimismo, instó a nuestras  familias, en nuestros mismos hogares, en nuestra misma vida personal  y “Lograramos quitar esas rocas que nos tienen tapado y no nos dejan ver y, a pesar de que estamos viviendo tiempos preciosos desde la Pascua, a pesar de eso, no es remoto que queramos quedarnos enterrados, no es remoto que optemos por aquello que nos destruye, porque el hombre, en definitiva, es quien decide si amar a Dios o quedarse sumergido en su pasado, en su pecado, en su mal actuar”

“Cuántas personas que en los momentos cruciales de su vida dicen: -Dios me está castigando, Dios no va conmigo, Dios me ha abandonado y, podemos hasta quejarnos-. Pensemos que esos son los momentos cruciales en los que toda persona las puede vivir. A veces hay situaciones en la que nosotros nos sentimos despiertos, nos sentimos seguros, nos sentimos confortados, nos sentimos fortalecidos; pero también hay momentos de soledad, también hay momentos de oscuridad como los que vivía Magdalena. Y María y lo vivía también los apóstoles que veían en la muerte un fracaso, porque todavía no lograban percibir o no lograban recordar lo que la Escritura o lo que el Señor les había dicho con anticipación de -que resucitaría al tercer día- dijo.

“Cuando Cristo resucita es precisamente, porque Él toma la decisión de salir al encuentro de los hombres para devolverles el camino que la llevó a encontrarse con Jesús, aunque ella  no entendía la resurrección todavía, pero no andaba por el camino incorrecto, iba por el camino recto, iba por donde sabía que podía encontrar a Jesús”

“En estos días de Pascua recordemos lo que Dios da a los cristianos y es precisamente la esperanza en la resurrección, es precisamente la invitación a que emprendamos una vida nueva, una vida distinta; por eso, me llama poderosamente la atención como el Evangelio en este primer domingo pareciera que la Pascua nos estuviera invitando a ponernos en marcha tras del resucitado “

 

“Hoy iniciamos también, pues, estos 50 días de la Pascua, después de haber finalizado la Semana Santa, en la que fuimos conmemorando paso a paso la crucifixión, la muerte de Jesucristo en la cruz, dando paso así con su Resurrección a este momento grande que nos está tocando vivir, un tiempo de gracia que debe invitarnos a renovarnos por entero, debe invitarnos a empezar, empezar de cero con la confianza puesta en Dios, empezando a darnos nosotros mismos esa oportunidad que Dios en su infinita misericordia nos lo ha concedido”, refirió.

“Ha borrado nuestros pecados, ha dado muestra de que es un Dios inmensamente bueno, es un Dios inmensamente misericordioso y que por tanto, Él quiere que emprendamos un camino juntos, un camino donde prevalezca el amor, donde prevalezca la comunión, donde prevalezca la paz; tal como el Papa en este día ha insistido a la paz del mundo, porque hay demasiados conflictos que nos están llevando más bien por caminos que no son los mejores”

“Con ello, nos damos cuenta, mis queridos hermanos, que la resurrección no estaba en la mente de María. Juan nos enseña que en medio de la ceguera, de la oscuridad, de la dificultad es difícil ver a Jesús, porque se nos cierra la mente, el corazón. Podemos ver, entonces que la primera expresión de María que puede ser la de muchos cristianos que ante las dificultades, ante los problemas, de pronto no logran percibir de que Cristo va con ellos y, eso nos puede pasar a la confianza, para devolverles la alegría, la esperanza. Cuánto nos gustaría que en los momentos actuales nosotros también fuéramos hombres de esperanza, que saliéramos también de nuestras tristezas, pero que al igual que María, nosotros lograramos recorrer cualquiera de nosotros”, enfatizó.