“¿Qué significa ser un Profeta?, es  ayudar a la comunidad a descubrir el plan de Dios y ponerlo en práctica; para ello, no necesita conocimientos especiales sino una total disponibilidad para que Dios actúe a través de él. No es la palabra de Amós -un hombre ignorante- sino la palabra de Dios la que será proclamada”, meditó Su Excelencia Rev. Mons. Jorge Solorzano Pérez, Obispo de la Diócesis de Granada, en su  homilía de este domingo, tras agregar que “Estas lecturas  nos comunican un mensaje de optimismo, hemos sido escogido por Dios para cumplir una misión; aunque nos sintamos profundamente limitados por la falta de conocimientos o por las enfermedades o por cualquier otro motivo, siempre podremos sembrar semillas de amor, esperanza y paz.

“Los Profetas de todos los tiempos no son ex-alumnos de academias diplomáticas, todo lo contrario, el Espíritu los inspira y  esta es una constante del profetismo de todos los tiempos”, manifestó.

“El Señor ha escogido a sus  colaboradores y los prepara para que puedan cumplir la misión de poner los cimientos de la Iglesia. Primero -dice el Evangelio – que los envió de dos en dos, ¿Porqué?, porque la construcción de una comunidad de fe, no puede ser el resultado de una acción individualista, explicó.

“Les mandó que no llevaran nada para el camino, ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinturón sino únicamente un bastón, sandalia y una sola túnica; en la cultura empresarial contemporánea que busca maximizar la productividad, la logística es esencial ¿Por qué, entonces, esta exigencia tan radical de Jesús? – Jesús quiere que estos Discípulos desde sus primeras salidas apostólicas no pongan sus seguridades en los medios que utilizan sino en la fe que los inspira y confíen en la acción de Dios”, dijo Mons. Solórzano Pérez.

“Los resultados de la evangelización no dependen de las inversiones que hagamos en equipos ni en la contratación de personal altamente especializados sino en último término, de la acción de Dios, quien es el que hace germinar la semilla de la gracia. La seguridad del misionero no debe de apoyarse en los recursos de que disponga sino debe apoyarse en la fe y confianza en el Señor y nada más”, aseguró el obispo.

“El evangelista Marcos nos dice que los Discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento, expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban. Al leer este texto, lo podemos asociar con un inspirador documento del Papa Francisco en el que anunció el Año Santo de la Misericordia, ahí nos recordaba el Papa, que los signos que realizaba Jesús, llevan consigo el distintivo de la misericordia, en él todo habla de misericordia, nada en él es falto de compasión; estos aprendices de evangelizadores siguen el ejemplo de su Maestro y se entrenan como ministros de la misericordia”, enfatizó.

“Las lecturas de este domingo nos hablan de la misión que cada uno de nosotros tiene en su vida- aseveró el Prelado y añadió que-  Una de las situaciones más dramáticas de la existencia humana es carecer de una motivación para vivir, produce un vacío infinito pensar que nadie nos necesita, que es lo mismo hacer o no hacer, la falta de un sentido de la vida y de un para qué luchar, conduce a la depresión y empuja a la muerte”, sostuvo.

Sin embargo, agrego que “Las lecturas de este domingo nos ofrecen unos elementos muy valiosos para que descubramos como creyentes que la vida es un regalo maravilloso y que Dios-amor, nos ha llamado a la existencia para asignarnos a cada uno de nosotros una tarea, a pesar de nuestra insignificancia, somos importantes para Dios; por eso, envió a su hijo para que nos rescatara del pecado y de la muerte; igualmente somos importantes para nuestros hermanos y, en el servicio a ellos, encontraremos la felicidad”, manifestó  Solórzano Pérez.

“Los textos bíblicos que hemos proclamado en esta celebración, nos invitan a reflexionar sobre la misión que Dios nos ha confiado”, dijo, luego de expresar que el Profeta Amós, nos cuenta el origen de su llamado al servicio profético”.

El obispo de Granada reflexionó que “Amós hace una rápida recapitulación de su vida, dice, no está desarrollando un proyecto de vida que él se haya propuesto sino que está atendiendo el llamado que le hizo Dios y dice: -Yo no soy Profeta ni hijo de Profeta sino pastor y cultivador de higos, el Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: «ve y profetiza a mi pueblo Israel-. Este breve testimonio de Amós, contiene reflexiones muy profundas. Lo primero que queda en evidencia, es que el llamado que hace Dios no tiene pre-requisitos de jerarquías sociales o de diplomas académicos”

Asimismo, añadió que Amós “Es un campesino que cuidaba cabras y ovejas y cultiva higos. Estas competencias, escritas en una hoja de vida, muestran que sus capacidades laborales son muy elementales; sin embargo, el Señor le asigna una tarea muy delicada, ser un Profeta”.

“Así, poco a poco, de manera pedagógica, nos fue descubriendo el amor misericordioso del Padre. Y, nos ha comunicado los dones del Espíritu Santo, quien será el guía de la iglesia en su peregrinación. Dice San Pablo: «-En Él, también ustedes (después de escuchar la palabra de la verdad, el evangelio de su salvación), han sido marcados con el Espíritu Santo prometido-«, observó.

“La lectura de este texto de San Pablo, nos descubre la alegría de vivir y nos libera del pesimismo, al tomar consciencia de la elección que el Señor ha hecho de nosotros, de nuestros labios, solo puede salir una plegaria de acción de gracias y, el deseo de responder a tanta generosidad de Dios para con nosotros”, expreso el obispo.