Su Exc. Rev. Mons. Rolando José Álvarez L. Obispo de la Diócesis de Matagalpa, manifestó en su homilía del VI Domingo de Pascua que “Nuestra esperanza está en Dios que nos ama, que nos invita a amarnos los unos a los otros como él nos ha amado. Esta esperanza no defrauda, por eso los nicaragüenses no debemos rendirnos, en la aspiración de un sistema electoral, que garanticen una fiesta electoral transparente”, manifestó .

El Prelado  insistió  en la responsabilidad histórica de realizar  “una fiesta electoral transparente, limpia y justa, donde el voto exprese el poder del pueblo con dignidad, justicia y libertad; debemos tomar conciencia que más allá de la presente coyuntura tenemos una irrepetible oportunidad y responsabilidad histórica, la cual es hacer lo que 200 años después de la independencia sigue siendo una asignatura pendiente: construir nuestra nación”.

Asimismo, manifestó que  “Si hay voluntad puede y deben reconsiderarse las decisiones recientemente tomadas y reencauzarlas para garantizar árbitros y un sistema electoral que generen la necesaria confianza y legitimidad para que el 7 de noviembre sea una gran fiesta sin exclusión, ni exclusividades y además, entre hermanos. No hay que defraudar la expectativa del pueblo, sobre todo de los más pobres. Que el Dios de la esperanza y el amor nos fortalezca para trabajar incansablemente por la Nueva Nicaragua que todos anhelamos».

 

Permanecer en el  Señor  es  vivir en el amor y  en la verdad

Mons. Álvarez indicó que “No nos confundamos, el único camino que Jesucristo nos ha enseñado para permanecer en Él, para vivir el cristianismo, no como un código ético, si no como una experiencia de vida, como un estilo de vida, como una manera nueva de vida, de vivir, es el amor. ¡ Insistamos en amar !, haciendo el bien, a todos, aun a quienes no nos quieran, tal vez hasta deberíamos de empezar insistentemente a rezar a bendecir y pedir que el Señor se glorifique y haga felices a quienes no nos quieran; ese es el único camino que Cristo nos ha enseñado para vivir su vida, para vivir la fe”,

“Pidámosle a la Virgen Santísima, en cuyo corazón y entrañas maternales, Cristo, encontró vida, la palabra se hizo carne, que nos ayude incansablemente a amar, a no dejarnos confundir ni vencer por las fuerzas del odio de la envidia, de la falta de perdón, de reconciliación por los rechazos, a resistirnos firmes en la fe y en el amor de Dios, para amar, como  el Señor quiere que nos amenos.

Mons. Alvarez Lagos  manifestó que “hemos de decir que toda la vivencia del cristianismo, absolutamente toda, se condensa en el mandamiento nuevo: “ Ámense los unos a los otros como yo los he amado. La medida del amor ya no es como en el Antiguo Testamento, que el mandamiento nos decía, ama a tu prójimo como a ti mismo, entonces la medida del amor, era cada uno de nosotros, ahora la medida del amor es el Señor : “ Ámense como yo los he amado “ , y ¿Cómo nos ha amado Cristo ? … hasta el extremo, dando su vida por nosotros”

No obstante,  interrogó:  “¿cuánta gente nos agradan a nosotros? Y ¿ A cuánta gente agradamos ? Y ¿ cuántos nos sentimos realmente agradables, agradecidos, contentos, a  gusto con la persona que nos ama, que nos quiere, que nos hace el bien que son amigos ?, gente que incluso uno se encuentra en la vida, que son fieles y leales, gente, incluso, que uno sabe que hasta pueden ser capaces, si, ¿por qué no decirlo?, de dar la vida por uno;  a ellos, a todos, nos resulta fácil amar, es incluso, hasta lo mas natural, uno puede pasar horas con esas personas, y que gracias a Dios y bendito sea el Señor que existen, porque en realidad todos amamos y somos amados.

El Prelado insistió en interpelarnos: “Amamos a alguien, amamos a algunos, amamos a muchos, y muchos nos aman; eso es bueno decirlo y reconocerlo, también, claro, porque pensar que nadie me ama y que a nadie puedo amar, o es enfermizo o es una tentación del demonio, en la que ya se habrá caído; pero amar quien no nos ama, amar a quien en su corazón tiene odio, rechazo, calumnia, grosería, vulgaridad, enemistad, envidia, rencor, resentimiento, falta de perdón, descalificación, reproches, críticas destructivas, falsedades, engaños, hipocresías… amar  esa persona, naturalmente pienso que cuesta, pienso que es difícil” ( fuente: Diócesis de Matagalpa)