El obispo de la diócesis de Matagalpa Su Excelencia Rev. Mons.  Mons. Rolando José Álvarez Lagos,  inspirado en el Evangelio de este domingo manifestó que  “Hoy decimos a Nicaragua -Éfeta – que quiere decir -ábrete-, apertura a los demás, a sus opiniones y criterios, como expresión de una organización social, plural; precisamente, abrirse al otro nos posibilita ser grande y construirnos como nación, porque del -yo-  se pasa al – tú – y solo así se construye el -nosotros-, respetando la dignidad de cada persona”, enfatizó.

Al tiempo que el Prelado insistió a “Abrirse al de la otra acera, al de la otra cancha, abrirse sin miedo al que propone otros caminos de paz, de justicia y libertad, caminos de independencia, de autonomía; pero también de inter-dependencia”, dijo.

“En este camino que nos lleva a celebrar el bicentenario, Nicaragua debe abrirse al concierto de las naciones y las naciones al concierto que debe existir en Nicaragua. No podemos cerrarnos o aislarnos de los demás y, los otros no deben cerrarse o aislarse de nosotros; pero también ese ábrete es una fuerte exhortación a abrirnos a las necesidades, sufrimientos y dolores de lo que viven en carne propia el impacto de la pandemia y de todos los que experimentamos las consecuencias de la crisis social, política y económica, escapando del egoísmo personal, social, político y económico como si fuera una crisis que no nos afectara a todos”

Así también el Jerarca invitó a “Abrirse para escapar al egoísmo y la cerrazón del corazón; abrámonos unos a otros sin exclusión ni exclusividades, abrirse al respeto y al perdón para vivir en justicia y libertad, solo así podremos escuchar la voz del Señor que dice a los de corazón apocados u opacados :»ánimo, no tengan miedo, eh aquí que su Dios viene para salva”,

No perder la esperanza nunca, aunque haya oscuridad en el horizonte: El Señor actúa silencioso.

Durante la celebración en la santa Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, Mons. Álvarez Lagos, acentuó  “Aquí mismo en Nicaragua con tanta oscuridad que de pronto se mira en el horizonte, cuando las alternativas parecieran ya no existir “ y continuo interrogando ¿Cuánta gente puede o habrá podido perder la esperanza?, pensando que el Señor duerme, y a diferencia de aquel pasaje de la barca que era golpeada, envestida por las tormentas  y los Apóstoles lo despiertan y le dicen: –despierta, sálvanos que nos hundimos-«. Alguno en Nicaragua, piensan que el Señor ya no despertará. Erróneo !Falso!”, dijo enfáticamente.

Al tiempo que advirtió que esto “Puede ser hasta una tentación del demonio, el Señor siempre está presente. ¿Qué le dice después a los Apóstoles?, interpeló  y luego añadir la cita bíblica-  Hombres de poca fe, ¿Porqué dudaron?. El Señor siempre está actuando, insisto, misteriosamente, callada, silenciosamente y tan de forma ordinaria que podemos pasarlo desapercibido; pero el Señor siempre está”, replicó.

En su meditación del evangelio proclamado el Jerarca quiso reflexionar sobre tres aspectos importantes, referido al pasaje de San Marcos referido –A un hombre sordo y tartamudo y le suplicaban que le impusiera las manos – “En realidad en muchas ocasiones, el Señor tiene este gesto de imponer las manos y los enfermos quedaban curados; sin embargo aquí sucede algo misterioso, Jesús lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos, le tocó la lengua con saliva, miró al cielo, suspiró, le dijo –Efeta– que quiere decir –ábrete-, seis acciones realiza Jesucristo. Eh aquí el primer aspecto a atender”, explicó.

El Señor  realiza un proceso en el caminar y experiencia de vida de cada creyente

En este orden expuso que “El Señor Jesús realiza con este hombre todo un camino, un proceso, un itinerario lento, laborioso y si se quiere hasta gradual, llevándolo a un crecimiento y maduración en su fe, porque la relación del Señor, aunque ciertamente como iglesia que somos, es comunitaria, igualmente su relación con cada uno de nosotros es personal y Él nos conoce muy bien, conoce nuestra conciencia, conoce nuestro corazón, conoce la profundidad de nuestro interior, sabe de nuestras grandes virtudes y también de nuestras limitaciones y defectos, conoce muy bien nuestra humanidad”,

Continúo diciendo que “El Señor desde la realidad de cada persona, de cada uno de nosotros, va haciendo un proceso que es inigualable, por eso, no es correcto compararse en el caminar cristiano con otros, con nadie. No se puede decir, incluso, quien tiene más o menos fe, sería igual a atreverse a decir quien está más o menos convertido, quién es más o menos pecador, quién está más o menos cerca del Señor, de la gracia, eso solo Dios lo sabe y, Dios, me atrevo a decir, va caminando a nuestro lado y a nuestro paso”, subrayó.

 “Normalmente, nosotros, fervorosos realmente, queremos y decimos desear -caminar junto al Señor y a su paso-; pero en verdad es Él quien va caminando lentamente a nuestro paso, es Él quien como este sordo y tartamudo va haciendo un camino lento con nosotros.

El obispo de Matagalpa agrego que “Pienso que más que darse prisa en nuestra conversión, hay que darse prisa en nuestro crecimiento en la fe, es sencillamente dejarnos llevar por este Señor que camina lento, porque lentos somos nosotros, el Evangelio es radical y hay que vivir en la radicalidad del Evangelio; pero esa vivencia, esa experiencia en la radicalidad evangélica, cada uno la va realizando a su paso, cada uno la va realizando según su propia historia, su propio pasado, incluso, su propia personalidad y el Señor nos respeta eso. El Señor respeta el proceso, el caminar de cada quien”.

Esta es una primera, gran primera enseñanza que nos deja el texto de hoy ¿por qué a otros, Cristo, sana, imponiéndole las manos?. A la hemorroisa con solo tocarle el fleco de su manto, al hombre que gritaba: «Jesús, hijo de David, ten compasión de mi» y a este lentamente a través de un camino y un proceso, ¿ven?. Vayamos con paso seguro en esa radicalidad evangélica; pero sin prisa.

El Señor va a nuestro paso y actúa silencioso

Recordó que hay “Hay personas, hay hermanos y hermanas que son tan exigentes consigo mismos que llegan hasta frustrarse cuando de pronto ven, de alguna manera, truncado su proceso de conversión o de pronto el pecado los sorprendió y cayeron en una debilidad .. porque pensaron que eso nunca les iba a suceder a ellos y viene una especie de frustración interior. ¡Calma!. El Señor va a nuestro paso, es algo maravilloso, es una auténtica y verdadera noticia”

“El Señor respetando nuestra historia y hasta nuestra personalidad, carácter y temperamento, va  trabajando lentamente, laboriosamente, silenciosamente y es aquí el segundo aspecto a atender, dice el texto que  –el Señor apartó a un lado de la gente a este hombre -«, meditó.

“Dios actúa normalmente de forma silenciosa, los grandes prodigios, las grandes maravillas, los grandes milagros que el Señor realiza, en nuestra vida, en la vida de los pueblos, en la vida nuestra, en la vida de las naciones, no es de forma aparatosa. No. Es forma silenciosa, callada, tan ordinaria, tan ordinaria, que a veces, hasta podríamos pensar que el Señor no está actuando en nuestra vida”

Mons. Álvarez Lagos interpeló a la feligresía presente y a quienes lo ven y escuchan en la radio, tv y redes sociales eclesiales ¿Cuántos de nosotros hemos llegado a pensar que el Señor no está actuando en nuestra vida?, que no está actuando en la vida de tu esposo, de tu esposa de tus hijos, ¿Porqué lo dices?, ¿ Porqué lo piensas?, luego respondió : El Señor actúa calladamente, tan ordinariamente que pensamos que no lo hace”, insistió.

 

Comparte reflexión del Papa Francisco:  -Hay curación física y también nos cura del miedo –

Asimismo destacó la reflexión del Evangelio del Papa Francisco, como  tercer y último aspecto,  quien dijo: –Aquí se realizan dos curaciones, una física pero también, el Señor nos cura del miedo, ese effeta-ábrete – al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar con dificultad. El Señor nos cura del miedo”, sostuvo.

 ¿A qué tenemos miedo nosotros?, ¿A qué tienen miedo ustedes?, ¿A quién le tienen miedo?, ¿A quiénes le tienen miedo?, pregúntense. Los nicaragüenses ¿A quiénes les tienen miedo o le tenemos miedo?, ¿A qué le tenemos miedo?, ¿Porqué tienes miedo?. Hay que preguntarse eso, y hay que identificar el miedo, hay que identificarlo en sus causas, en sus orígenes, en sus razones, en el porqué. ¿Por qué tienes miedo?, ¿A qué tienes miedo?

La libertad interior nadie te la puede quitar y es poderosísima

El obispo insistió  que “Cuando las libertades fundamentales de una persona se ven conculcadas, se ven obstruidas, cuando las libertades fundamentales, hasta de un pueblo, se ven conculcadas, obstruidas, hay una libertad, hermanos, que nos queda, es la más profunda y que es de donde surgen y nacen todas las otras libertades y esa libertad nada ni nadie nos la puede quitar en el mundo ni en la historia, nadie ha sido capaz de quitarle a una persona, a un hombre, a una mujer la libertad interior”, subrayó

“Yo les comparto con sencillez, que estoy viviendo una de las épocas de mayor libertad interior”

“Porque la libertad a mí no me la regala nadie, a mi no me la da nadie, la libertad la llevamos cada uno de nosotros en el interior y tú eres libre interiormente para profesar tu fe, eres libre interiormente para pensar según tus criterios, tus opciones, eres libre interiormente para luchar, trabajar, por nobles ideales, eres libre interiormente para conquistar nuevos espacios de paz, de justicia, de misericordia, eres libre interiormente para perdonar, para reconciliarte, eres libre interiormente para construir fraternidad, para mirar al otro como un prójimo, eres libre interiormente para no dejarte robar la esperanza” animó el obispo.

 

Tras interrogar ¿Quién puede quitarnos esa libertad? Y luego expresar que “Desde esta libertad  interior que es poderosísima, porque es tan sagrada como conciencia misma, donde solo Dios y cada uno de nosotros puede entrar y tan sagrada que es una libertad inviolable, la libertad interior es inviolable, ya se podrán violar cualquier otra libertad, si ustedes quieren todas las libertades; pero la interior es inviolable, es intocable, ahí solo Dios puede llegar, porque precisamente es una libertad que procede de Dios”, aseveró.

En este sentido rememoró las palabras del Apóstol Pablo dijo: –Para ser libres nos liberó Cristo– “La libertad interior de construir comunidad, pienso en las comunidades del campo, gente que está unida, unidad en espíritu y en verdad, unida con Dios, unida con la naturaleza, pienso en las familias de ustedes, cuando se reúnen a compartir el pan, ¿Quién puede quitarles?,¿Quién les puede arrebatar esa libertad interior?, nadie, ni nada, nada, ni nadie, el Señor hoy nos libera del miedo, de todo miedo”, manifestó.

Mirar al Crucificado es ver la Resurrección.. los nicaragüenses miremos a Cristo…ahí se venció al mal.

Mons Álvarez Lagos se refirió a una entrevista reciente, en donde la periodista consultaba “Y ante  este panorama que pareciera que todo se acabó ¿Qué le diría al pueblo nicaragüense?», inmediatamente le respondí: -Miren a Cristo, eso le digo al pueblo nicaragüense «. Como San Juan Pablo II nos enseñó, y lo decía en primer lugar a los jóvenes, aunque es válido para todos, había una empatía entre el Papa San Juan Pablo y la juventud, les decía: – miren a Cristo, mírenlo-, y el Papa Francisco insiste -mírenlo a Él – “, recordó.

“¿Porqué hermanos?, ¿Porqué necesitamos los nicaragüenses mirar al crucificado?, porque en el crucificado está el resucitado, en el crucificado está el que resucita al tercer día y en su resurrección se vence la muerte, el pecado, la iniquidad, la oscuridad, todas las asechanzas del mal y entonces nos da la esperanza, un pueblo que siempre mire al crucificado, un pueblo que siempre lo mire a Él, un pueblo que no aparte su mirada de Cristo, será un pueblo que siempre tendrá esperanza en su corazón, aunque el mundo diga lo contrario”, indicó.

«estoy plenamente convencido, desde lo más hondo de mi corazón que si nosotros los nicaragüenses hacemos uso de nuestra libertad interior y no apartamos la mirada del crucificado, siempre, siempre seremos un pueblo lleno de vida y de esperanza; aunque las tempestades azoten cruelmente la embarcación de nuestra vida, aunque los montes se desplomaran en el mar (como dice el Salmista), nosotros diremos: -El Señor de los ejércitos es nuestro alcázar y Él es nuestro refugio-«.