Su Eminencia Rev. Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, Arzobispo Metropolitano contempló en su mensaje de este domingo XVII del tiempo ordinario  que  «la debilidad de Dios es la oración. y la oración insistente  a no destruir a los pueblos de Sodoma y Gomorra  –como lo cita  el  Libro del Génesis –  nos invita a esa oración de intercesión, que no nos cansemos de rogar a Dios el perdón de cada uno nosotros, el perdón de todas nuestras faltas y qué hermoso que el Señor es rico en bondad y rico en misericordia. La oración es la fortaleza”

 

El Señor nos invita a orar constante, a orar siempre y con insistencia. La oración, debilidad de Dios, la oración fortaleza de cada uno de nosotros. ¿Cómo está nuestra oración?, ¿cómo está esa cercanía de Dios, esa experiencia de cada uno de nosotros en la oración con Dios? Interpeló el Prelado.

“Los apóstoles dicen  «enséñanos a orar» y nosotros ¿A quién le hemos preguntado?, quizás con signos tan sencillos: a nuestras abuelitas. Enséñanos a orar. Y nuestras oraciones, todo lo que hemos aprendido lo tenemos de ello, la oración, lo más grande, lo más hermoso. Y qué hermosa esa oración de la madrugada. -No sé si todos tienen alguna experiencia que a veces nos despertamos a las 3 de la mañana o a las 4 de la mañana”, dijo.

 

“Por eso, el domingo pasado Monseñor Rolando y los otros obispos están invitando a sus fieles de las diócesis  a orar, y orar con insistencia como hoy nos pedía el Santo Padre  –orar por estos que son la historia, los que son las memorias que son nuestros abuelos y nuestros adultos mayores –. Y el modelo de oración es Jesús. El modelo de oración es Jesús. Las páginas del Evangelio nos recuerdan como Jesús se ausentaba en la madrugada para orar”

“El Papa Francisco dice:  -Jesús sentía la necesidad de la comunión con el Padre -. Y qué hermoso que nosotros también podamos sentir esa necesidad de comunicarnos con Dios, de poder mirar al crucifijo y poder hablarle, poder comunicarnos con Él. De madrugada se ausentaba y los apóstoles lo miraban y, miraban en Él un cambio, miraban una experiencia nueva en Él y por eso, se van a atrever a decirle: -Señor, enséñanos a orar – , aquellos hombres rústicos no sabían nada de la oración, pero viendo a Jesús, viendo a Jesús, ellos descubren la grandeza de la oración”

Brenes Solórzano interrogó este domingo, día de los ancianos, Quién de nosotros no ha mirado a nuestros abuelitos de rezar el rosario?, ¿quién no ha mirado a nuestros abuelitos estar cerca de la imagen de la virgen y rezar el Ave María?, ¿cuántos de nosotros no fuimos catequizados por nuestros abuelitos?

“El Papa Francisco recuerda a su abuelita cuando dice: el viernes santo, mi abuelita agarraba a todos sus nietos y nos llevaba ante el crucificado. ¿Cómo está Jesús en la cruz?, preguntaba la abuelita, y todos los nietos respondían: está muerto. Pero también dice el Papa Francisco: el domingo de resurrección una vez más la abuelita llevaba a todos sus nietos ante la imagen de Jesús resucitado y otra vez la pregunta -Fijense qué bonita una catequesis sencilla que transforma y queda grabado en nuestros corazones ¿cómo está Jesús ahora?, ¡ah! ¡está vivo! -y ¿por qué esta vivo?, porque ha resucitado –“

El eclesiástico enfatizó el rol de Catequistas de las abuelitas preguntando a los fieles: “Qué hermosas las catequesis de nuestra abuelita, pero también, yo siempre he pensado, creo que no me dejarán mentir muchos de ustedes ¿quien nos enseñó a persignar?, ¿quién fue aquella que nos agarró la mano cuando éramos niños?, comenzó, a veces lo hacíamos al revés y ahí volvía nuestra abuelita a decirnos: no, a ver te agarro la mano, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, también: por la señal de la santa cruz, Dios nuestro… son nuestras abuelitas nuestros primeros catequistas”

Experiencia personal  de oración

Compartió su vivencia de oración y comentó que el ora por aquellos “Quizás trabajadores que están saliendo de una fábrica y van en la oscuridad para su casa y pueden ser asaltados, oro por ellos; podemos orar por aquellos enfermos. Todos sabemos muchos. Personas mueren en las madrugadas. Orar por ellos. Orar por aquellos muchachos que a veces están saliendo de las discotecas o de una fiesta y quizás se tomaron su cerveza y van manejando y pueden provocar un accidente o como sabemos bien muchos, también pierden la vida. Orar, orar por ellos. Orar por aquellos trabajadores que vienen en sus camiones para traer los productos a la ciudad, vienen de madrugada. Yo pienso en nuestros hermanos de La Concha, de San Juan que salen muy de madrugada con las frutas para venir aquí al mercado y a veces se han accidentado”, refirió.

Gesto de Jesús y apoyados en esa oración de la madrugada que hacía Jesús,

“Les invito a ustedes aquí presente y a los que me están escuchando  y viendo a través de las redes, qué bonito tener un momento de oración en la madrugada, cuando estamos solos, cuando no hay tanta bulla, que también podemos ponernos de rodillas y elevar nuestra mirada hacia nuestra Madre. Sí la tenemos un cuadrito en nuestra habitación o el crucificado si lo tenemos en nuestra habitación y orar, orar por nuestra conversación, por el cambio de nuestras vidas y, eso fortalece y, vemos la insistencia como leíamos en el Evangelio”

 

“Qué hermoso que hoy nuestros abuelitos en nuestras personas adultas sienta la cercanía y el cariño de todos nosotros. Que eso se perpetúe, no solamente en este día, sino que sean los sentimientos de todos nosotros para esas personas que son las raíces, como dice el Papa  -esas raíces del árbol que es capaz de dar fruto -, que nuestros abuelos, nosotros somos ese producto de nuestros abuelos, somos el fruto de su cariño, el fruto de su memoria, el fruto de su presencia.

 

Jornada mundial  de los Abuelos

El Arzobispo destacó la  idea del Papa Francisco de dedicar un domingo a la oración y sobre todo a orar por los ancianos, nuestros abuelos en las personas adultas. Para hacer una reflexión sobre la grandeza de la vejez. Y ha querido dedicar el cuarto domingo de julio, cercanos a la fiesta de los abuelitos de Jesús,. San Joaquín y Santa Ana, este domingo dedicado a orar, pero también a acompañar a nuestros ancianos”, dijo

 

“Los jóvenes de la pastoral juvenil tienen todo un programa para acercarse, para motivar a muchos jóvenes acercarse a sus abuelos o a las personas adultas que muchos, quizás, están ahí solitos, abandonados en sus casas”

El Prelado enfatizo el mensaje del Santo Padre bajo el lema «En la vejez seguirán dando frutos”, citando: “- La ancianidad,  no es una enfermedad, es una bendición. La ancianidad a muchos les da miedo, asegura el Papa Francisco, pues, la consideran una especie de enfermedad; sin embargo, una larga vida es una bendición. Los ancianos no es algo que estorba, de los que hay que tomar distancia, sino, que son signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia. Por ello bendita la casa que cuida a un anciano, bendita la familia que honra a sus abuelos, y si bien, la ancianidad, en efecto, no son éstas  fácil de comprender, Dios seguirá dando vida, no dejará qué deseamos derrotados por el mal –

 

“Llevar una ancianidad activa en lo espiritual,  Ser adulto mayor también incluye mantener una vigilancia sobre nosotros mismos y a aprender a llevar una ancianidad activa también desde el punto de vista espiritual. Esto se hace cultivando nuestra vida interior, por medio de la lectura de la palabra de Dios, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos y la participación en la liturgia, y junto a la relación con Dios, la relación con los demás, sobre todo, con la familia, los hijos, los nietos a los que podemos ofrecer nuestro afecto lleno de atenciones, pero, también con las personas pobres y afligida a las que podemos acercarnos con la ayuda concreta y con la oración-“

 

Todo esto nos ayudará a no sentirnos meros espectadores en el teatro del mundo.

“ Al uno en visitarnos a balconear -dice el Papa – a mirar desde la ventana. Afinando, en cambio, nuestro sentido para reconstruir la presencia del Señor seremos como verdes olivos de la casa de Dios y podremos ser una bendición para quienes viven a nuestro lado”

“Los ancianos son protagonistas -miren qué hermoso este gesto del papa- dice: los ancianos son las protagonistas de la revolución de la ternura. La ancianidad no es un tiempo inútil en que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos. Los adultos mayores pueden ser los protagonistas de la revolución de la ternura”

“El mundo vive de una dura prueba, marcado, primero, por la tempestad inesperada y furiosa de la pandemia, luego por una guerra que afecta a la paz y el desarrollo a escala mundial. Frente a todo esto necesitamos un cambio profundo, una conversión que desmilitaricen  los corazones permitiendo que cada uno reconozca en el otro a un ser humano y nosotros, abuelos y mayores tenemos una gran responsabilidad: enseñar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a ver a los demás con la misma mirada comprensiva y tierna que dirigimos a nuestros nietos”, continuó el Jerarca

 

“Hemos afinado nuestra humanidad haciéndonos cargo de los demás. Y hoy podemos ser maestro de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles, incluso, dejar que nos cuiden a menudo persona que provienen de otros países, es un modo para decir que «vivir juntos no es sólo posible, sino, también necesario».