“Hoy, fácilmente hay muchos que condenan, señalan, calumnian, pero el Señor quiere algo más de nosotros: ser misericordioso como el Padre, decía el lema del Año de la Misericordia  –Misericordiosos como el Padre – y nos llama a practicar la misericordia” meditó en su mensaje de la celebración de la Fiesta de la Misericordia Su Eminencia Rev. Cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo Metropolitano de Managua. Tras contemplar que  debemos reconocer “Cuánto me ama y que el gran gesto de misericordia es el perdón, ese perdón que Él clavado en la cruz dijo: -Perdónalos, porque no saben lo que hacen-; pero el que no sabe perdonar no es misericordioso, el que no perdona es porque de su corazón no hay misericordia; por eso, tenemos que perdirle 10 veces, 20 veces, 40 veces, 100 veces –Señor, ten misericordia -, es la oración más sencilla de tres – cuatro palabritas   Señor, ten misericordia de mí», observó.

 

Asimismo, invita  a preguntarnos “ ¿Qué me pide el Señor a mí?, no  me pide grandes cosas, pero sí yo les pido una cosa a ustedes y quiero vivirla yo también: Que sintamos cuánto nos ama el Señor,  producto del domingo pasado, que tengamos esa experiencia… y yo les pido de todo corazón: hagamos el esfuerzo, meditar en silencio, viendo el Crucifijo como lo he dicho muchas veces”, enfatizó.

Obras de misericordia corporales y espirituales

El Prelado refirió las conocidas  obras de misericordia que mediante el Catecismo Las 14 obras de misericordias, corporales y espirituales, y no son cosas del otro mundo, por ejemplo “Visitar  a los enfermos, cantidad de nosotros lo hacemos y en la visita hoy también no implica tanto personal, sino, una llamadita por teléfono, una llamadita por teléfono,  dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los difuntos, las obras corporales y ahí tenemos el reto nosotros”, animó el eclesiástico.

“Y hoy ¿Cuál de ellas podemos hacer?, cada uno podemos optar por algo, podemos optar por algo, pero también las obras de la misericordia espirituales: -Enseñar la que no sabe, dar el buen consejo al que lo necesita, corregir con amor al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, quizás una de las obras más difícil para nosotros, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rezar a Dios por los vivos y los difuntos – “

“Hoy mis buenos hijos, tenemos ese reto pero totalmente convencidos de cuánto me ama el Señor, cuánto me ama el Señor, porque su nombre es amor, su nombre es misericordia”, sostuvo el Prelado.

“¿Cuál es el nombre de Dios?, amor, misericordia. Que bonito es en mucho de los hogares, a veces encontramos una tablita que dice: -Dios es amor -, Dios es amor, sí, es el nombre de Dios: amor, misericordia”

En este sentido, recordó que “El Evangelio de hoy es una acción de sorpresa, los apóstoles son sorprendidos, no esperaban aquella visita de Jesús, estaban encerrados, con miedo, un sentimiento muy humano. Y… meditando, detrás del miedo de los apóstoles ¿qué habría?, tal vez un quejarse: ¡qué barbaridad!, traicionamos al Maestro, ¡qué barbaridad!, negamos al Maestro, después de tres años de estar con Él, después de tres años que en algunos momentos le dijimos: nunca te vamos a abandonar, aunque todos te abandonen nosotros vamos a estar ahí; pero como bien decimos en buen nicaragüense: -a la hora de los mangos verdes lo abandonaron –“, explicó en tono sencillo.

¿Qué podían esperar los apóstoles?, ¿qué pensarían los apóstoles?

El Arzobispo expuso tales  interrogantes invitando a reflexionar a los fieles, manifestando que “Le quedamos mal al Señor, pero, también nosotros ¿cuántas veces hemos pensado eso?, yo también como Obispo, como Sacerdote -¡hágale!, he cometido esta falta, he traicionado al Señor, le he faltado al Señor-. Y nos da mucha tristeza, nos da mucha tristeza, sin embargo, la sorpresa de Dios. Dios sorprende a los apóstoles, los sorprende apareciéndoseles y no como un fantasma, sino, como una persona viva, como bien leíamos en el Libro del Apocalipsis en esa revelación  -estoy vivo, sí, Cristo está vivo-“, destacó.

Expone anécdota : Dios está vivo

El eclesiástico narró un anécdota de un Periodista  en  Nueva York, cuando había toda una tendencia de una teología de la muerte de Dios – ante esto  unos periodistas esperaron a un Sacerdote que estaba celebrando, era un hombre de mucha espiritualidad y, le preguntaron al final: Padre, ¿Y usted qué piensa de esto que Dios está muerto y si está muerto por qué tenemos que seguirlo? –Y el Sacerdote les contestó: –Los han engañado, los han engañado  porque ustedes me estaban esperando, porque yo estaba con Él, yo estaba con Él hace unos minutos mientras ustedes me esperaban. -¿Qué estaba haciendo aquel Sacerdote?, celebrando la Eucaristía. Él está vivo, dice, y yo he estado con Él y le he mirado y me ha hablado y les he escuchado -” comentó.

“Dios no es un Dios de muertos, sino, de vivos, y eso lo hemos proclamado el domingo pasado  -verdaderamente Cristo ha resucitado, Cristo está vivo – y, así se le aparece a los apóstoles. Y ¡que hermoso! aquel miedo, como nos dice el Evangelio, encerrados, por miedo a los judíos y, tenían razón, hombres sencillos, hombres humildes, si al Maestro lo habían arrastrado, lo habían azotado, lo habían torturado, imagínense ¿qué podían esperar los pobres apóstoles?, que les hicieran más cosas; pero ahí aparece Jesús y… que interesante la sorpresa que siempre digo yo: -No les recrimina en nada, no les señala en nada”

 

Jesús no recrimina: Nos regala un saludo..La paz este con ustedes

“No, no recrimina en nada, sino, que se presenta como algo que hoy tristemente estamos destruyendo, estamos faltando y no promovemos la paz, y es la primera frase ¡qué hermoso! la primera frase que Cristo hace resucitado a sus apóstoles –la paz esté con ustedes – una, dos, tres y cuatro veces. Y eso le lleva tranquilidad y le lleva cercanía a ellos, si sentían desilusionados, se sentían defraudados, porque habían traicionado, le habían faltado al Maestro”, meditó.

Sin embargo, dijo que este saludo “Cambia totalmente la actitud de los apóstoles que era una actitud de miedo, de temor, nos dice el Evangelio: –Se llenaron de alegría, se llenaron de alegría y, es la experiencia cuando damos la paz, transmitimos paz y… esa paz es parte de esa acción misericordiosa de parte del Señor, porque la misericordia es de mis  miserias, de mis pecados, de la situación negativa que yo tengo, Dios ve desde el corazón a nosotros”, manifestó el Prelado..

Misericordia es manifestar gozo, alegría

Misericordia tiene 3 palabritas  – miser – que significa esas debilidades, esas cosas negras que tengo, pero que son vistas en el – cor por el corazón de Dios para mí -, para mí, para los otros, ser misericordioso es manifestar gozo, manifestar alegría y, el primer acto de resucitado de Jesús es ser misericordioso con sus apóstoles y ser misericordioso con la Iglesia naciente que estaba en ellos; por eso ¡qué hermoso! esa idea del Papa San Juan Pablo II de declarar después de la pasión, muerte y resurrección, este II domingo como el día de la misericordia para que nosotros podamos continuar experimentando ese gozo y esa alegría que nos da ”, observó el Cardenal Brenes.

Segundo momento de Misericordia: el Sacramento de la Reconciliación

El Arzobispo metropolitano, enfatizó  que “Hay un segundo momento que va a llevar más alegría y es: la institución del Sacramento de la Reconciliación  – A quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados y a quienes les quedan retenido, les quedan retenido -. Un segundo momento de misericordia de parte del Señor. producto  de la misericordia es gozo, es alegría, es sonrisa, sentir que el Señor no me acusa, sino que Él me perdona; producto de la misericordia es el perdón”

“Es la cercanía y, esa fuerza de ese perdón, de esa cercanía se da cuando nosotros sentimos esa presencia de Dios y sentimos esa presencia del Espíritu  -exhaló su Espíritu sobre ellos-. Esa presencia permanente del Espíritu que nos lleva a nosotros y que nos invita a vivir y sentir y experimentar y solicitar la misericordia”

El Jerarca compartió la experiencia de un  joven que tenía sus dudas: – ¿Cómo es Dios?

“Y esta interrogante la planteaba a sus padres, párroco, obispo –dijo – y no tenía respuesta. Había un convento y ahí había un religioso viejito y le expone su duda. ¿Cómo es Dios? Y aquel viejito le dice: andate a aquella esquina y repetí 10 veces  Señor, ten misericordia de mí  Y aquel joven se fue -Y ahora explíqueme -No, ahora te vas a ir a la otra esquina y vas a recitar 20 veces –Señor, ten misericordia de mí-Se fue, regresó, bueno ya llevo 20 veces -Sí, ahora vas a ir a aquella y vas a repetir 40 veces Señor, ten misericordia de mí -Y aquel joven fue y regresó, bueno, ya llevo 40 más 20 más 10 ya son 60, haber 70 -Muy bien, ahora vas a irte a esta esquina y vas a repetir 100 veces  -Señor, ten misericordia de míRegresó y le dice: ahora ¿A dónde me va a mandar? -Ahora quiero que tú me digas: ¿qué sientes?, ¿qué sientes? -Y aquel joven dice:  -siento una paz interior -Cuando recitaste 10 veces ¿qué sentiste? -No, las recité así, las 20 veces me costaron menos, las 40 veces menos y las 100 veces me salía de una forma espontánea-“ dijo.

Esa es la misericordia de Dios, sentir de manera espontánea cuánto me ama el Señor

“Aún en situaciones tan difíciles como la del otro Apóstol   –Si yo no veo las heridas que dejaron los clavos, si yo no introduzco mi mano en la herida del costado no creo –. Decía el Papa hoy por la mañana: -Es la historia de muchos de nosotros. Ah, si yo no veo que este milagro me lo hace yo no creo, si yo no veo esto, si yo no veo -. Y el Señor que es misericordioso también, no se dejó tentar por las dudas, sino que lo llamó: ¡ven!, ¡ven!”,  dijo al proponer la meditación del Sumo Pontifice.

“Aquí tienes mis manos, aquí tienes mis pies, aquí tienes mi costado abierto, trae tu mano, trae tus dedos y, claro, lo invita a reflexionar: sé creyente, sé creyente y, quizás será también el llamado para nosotros: ser humildes, ser sencillos para creer desde lo más profundo de nuestro corazón que Cristo está vivo, que Cristo es misericordioso y que en este día celebramos la misericordia de Dios y Él nos invita a ser misericordiosos”

 

Asimismo, Brenes Solórzano rememoró que “En el 2016 fue el Año de la Misericordia y él instituyó los misioneros de la misericordia, los sacerdotes, de aquí tenemos 5 sacerdotes como misioneros de la misericordia y el Papa dice: –Es que ustedes tienen que mostrar la misericordia, no ser jueces que condenan, sino jueces que perdonan y que manifiestan el amor misericordioso del Señor, les invito a ser misericordiosos -, sí, y es el llamado de todos nosotros”, sostuvo.

Saluda a feligresía que lo ven y escuchan mediante medios y plataformas digitales

El señor Cardenal saludó con  el cariño de padre a los fieles que lo ven y escuchan mediante el canal y radio Católica de Nicaragua, Radio María, Radio Estrella del Mar, Radio Corporación “A todos mis buenos hijos que están ahí participando activamente de esta celebración Domingo de la Misericordia. En este II domingo del tiempo de la pascua, un domingo muy hermoso en el cual todos podemos experimentar la cercanía de Dios, porque Él es rico en bondad y rico en misericordia” refirió.

Fieles comparten mensajes  ¿Qué nos dice el Señor?”

Al finalizar  su homilía, el  señor Cardenal, solicito a los fieles presentes  “A una persona de esta fila, otra persona de aquí, otra persona que pasen aquí, porque he encontrado 25 textos en las Sagradas Escrituras que nos hablan de la misericordia. Voy a pedirle a los monaguillos que nos apoyen  y los que quieran que pasen a recoger un papelito, anoche los estuve cortando, pensando en ustedes ¿Qué nos dice el Señor?”, animó el Arzobispo de Managua. Cuya iniciativa fue muy positiva, dinámica e instructiva en la sana doctrina de nuestra fe con relación  a la misericordia del Señor.