“Extinguir el odio y la injusticia juntos, tratando de recuperar al hermano culpable, esto no es fácil, pero Jesús lo hizo y nos dice que lo hagamos también, esto es poner la otra mejilla, la mansedumbre de Jesús es una respuesta más fuerte que el golpe que recibió, poner la otra mejilla no es el repliegue del perdedor, sino la acción en quien tiene mayor fuerza espiritual, el que tiene mayor fuerza interior, poner la otra mejilla es vencer el mal con el bien. Es lo que abre una brecha en el corazón del enemigo, exponiendo lo absurdo de su odio y, esta actitud, este poner la otra mejilla, no lo dice el cálculo, ni el odio, sino el amor, el amor gratuito es inmerecido, que recibimos de Jesús, el que genera en el corazón modo de hacer semejante al suyo que rechaza toda venganza”, meditó en su homilía este domingo el Arzobispo Metropolitano, Su Eminencia Rev. Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano.

“Vivimos sentimientos, a veces de venganza y de odio y, cuando escuchamos hoy  -amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestar sin esperar nada, trata a los demás como quieres que ellos los traten -, este sentimiento nos cuestiona y esto es difícil podemos decir todos: -¿amar al enemigo, amar al que me está hostigando, amar al que me cae mal?-” manifestó a los fieles  en la santa Iglesia Catedral de Managua.

En este sentido dijo que : “El Señor nos está pidiendo que podamos meditar y podamos pensar ¿Quién es ese otro?, ¿Quién es ese otro que… piensa totalmentito a mí, que no tiene mis gustos, que no tiene mis propias ideas, que no comparte mis puntos de vista, aquel quien le resulta difícil aceptarme?, es el enemigo, ese es el otro”, instó.

“El Evangelio que hemos escuchado, sin duda alguna, nos cuestiona ¿Por qué?, porque hay un sentimiento, desgraciadamente tenemos ese sentimiento de que todavía se mantiene la ley del talión  -ojo por ojo y diente por diente -, aunque a veces nosotros en Nicaragua lo traducimos de otra forma  -el que me la debe, me las paga- Es unsentimiento muy triste“

El otro es también en otros ambientes, el adversario, el que por la razón que sea compite conmigo, me suele llevar lo contrario, intenta ponerse por encima de mí, salirse con la suya, quiere tener siempre la razón, imponerme su manera de ver, su manera de pensar, ese es el adversario, pero también pensar aquella persona que es pesada, que es inoportuna y que inmediatamente la voy a rechazar yo, esa persona que me hace perder el tiempo, que me repite las cosas mil veces como si yo no lo hubiese enterado o el que tiene la habilidad de interrumpirme en el peor momento, que me cansa, que me aburre, que me agota, piense el otro, el adversario, aquella persona pesada, inoportuna”, reconocio el Arzobispo de Managua.

“También pensemos esas otras personas que a veces encontramos el chismoso que va haciendo comentarios a nuestras espaldas o tiene que poner verde a alguien para que me desprestigie, el que hace correr rumores y comentarios con fundamentos o sin él, el que es indiscreto, una cuarta persona, pero una quinta persona que a veces podés, podemos encontrar en nuestras vidas aquella persona que es hipócrita, que tiene varias caras y oculta intenciones que disimula cuanto le conviene, que no puedes fiarte de él, la persona antipática puede ser otro elemento también que hoy el Señor nos invita a cuestionarnos, el antipático, que me cae mal, que no me gusta su forma de ser o también aquella persona que es arrogante, que siempre quiere sobresalir”

 

 

Vivencia pastoral con conflctos de matrimonios

“Que nos cuesta poner la otra mejilla refirió el Arzobispo, haciendo memoria de su experiencia como Sacerdote durante sus 47 años y mientras era Párroco y aún ahora como Obispo “Cuando hay algún conflicto en los matrimonios, yo les digo: pero ustedes ¿No pueden doblar el brazo? ¿No pueden pedir disculpa? Interroga.

En este sentido, recordó el magisterio  del  Papa Francisco tiene una frase bien hermosa que dice: –me duele tanto comprobar como en algunas comunidades cristianas y aún entre personas consagradas (es que el Papa es bien duro en eso, nos tira a nosotros los sacerdotes), dice: aún entre personas consagradas (religiosos, religiosas, sacerdotes) consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnia, difamaciones, venganza, celo, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa y hasta persecuciones que parecen una implacable casa de brujas, ¿A quién vamos a evangelizar con estos comportamientos? Evangelli Gaudium No. 100.

“Al Papa le duele, muchas veces, todas las guerras que se producen, cuánto se invierte en las armas, en las guerras para crear todas esas divisiones y… prácticamente ir ampliando esa relación entre todos nosotros”

Ser Cristiano no es para cualquiera

El Prelado refirió la experiencia cuando era estudiante de Teología y un profesor decía:  «Ser cristiano no es para cualquiera»,  sí, porque amar al enemigo, dele un abrazo, poner la otra mejilla, dar el brazo a torcer, no está siempre  -yo digo- en el ADN de nosotros”, sostuvo.

“¡Que hermoso! que hoy este Evangelio nos cuestiona a todos nosotros y pueda cuestionar también nuestro ser cristiano ¿cómo estoy viviendo en este momento?, por eso – Ser cristiano no es para cualquiera, ser un Discípulo de Jesús no es para cualquiera- , renunciar, tomar la cruz y seguirlo, son condiciones para el Discípulo que el Señor nos está proponiento a cada uno de nosotros; pero también ¡ que hermoso! cuando leíamos las bienaventuranzas, el Discípulo es bienaventurado, bienaventurado el dichoso, porque vive una cantidad de situaciones que lo hacen grande ante los ojos de Dios”

 

¿Qué nos está pidiendo el Señor a partir de este Evangelio?

El señor Cardenal insistió en preguntar ¿Qué nos pide?. “Amar a nuestros enemigos, otra cosita: amar a nuestros enemigos, hacer el bien a los que nos odian, bendecir a los que nos maldicen y quizá lo más duro a veces: orar a aquellos que nos calumnian y nos difaman. Ser cristianos no es para cualquiera, ser Cristiano es, como nos decía la Segunda Lectura, un hombre espiritual, no un hombre terreno, no un hombre de mundo, sino un hombre, una mujer que vive de parte de la gracia que nos da el Espíritu Santo”, meditó.

Hay una cosa, que quizá a veces nos puede costar a nosotros y que voy a concluir con esto, porque es una frase muy bonita que el Santo Padre acaba de reflexionar en el Angelus  -el poner la otra mejilla, el poner la otra mejilla, creo que ninguno de nosotros podemos estar dispuestos a eso, nos cuesta, y ¿qué dice el Papa? -poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder ante la injusticia -«.  – Con su pregunta ¿por qué me pegas? -, ¿qué le hace Jesús al soldado?, dice el Papa -Jesús denuncia lo que es injusto. Pero esa pregunta Jesús la hace sin ira, sin violencia, más bien con bondad, no quiere provocar una discución, no quiere provocar una confrontación con el soldado, sino calmar el resentimiento”

“¿Cómo desaparecer ese espíritu de venganza, de odio y de rencor que podemos tener todos, sin excepción, desde el más grande hasta el más pequeño, ¿cómo vencerlo? Interpelo, sino vencerlo a costa del bien, orar, orar siempre y con insistencia”, animó el Arzobispo Metropolitano.

“Los invito, pues, a todos los que estamos aquí en la Catedral y también todos los que participan a través de las imágenes que se generan desde esta Catedral a través de la televisión y la radio: ¿qué le podemos responder al Señor?”