“En el perdón se hace efectivo en el amor, el amor, no puede quedar en lo abstracto, en simples palabras, el amor, hermanos, se hace efectivo en el perdón, por eso el amor duele, porque nuestro egoísmo, nuestra naturaleza humana, nuestra naturaleza caída, tiene como primera reacción defenderse; pero ¿cuál es el problema, cuando ante una injusticia te defiendes?”, meditó  en su mensaje sobre la Palabra proclamada este domingo Su Exc. Rev. Mons. Rolando Álvarez Lagos, Administrador Apostólico de Estelí. Tras  agregar que: “Cuando sientan el azote de una injusticia, de una calumnia, de una difamación, de una mentira que se lanza contra vos, contra ustedes contra nosotros, no nos defendamos, según los ojos del mundo que quisiera que respondiéramos de la misma manera, por eso el Señor dice:  -A quien te abofetea en una mejilla, preséntale la otra– eso quiere decir esto: no respondas de la misma manera con que el mundo te está tratando, o te ha tratado a vos”, aconsejó.

“En todo esto el demonio, nos quiere jugar una mala pasada, porque como les he dicho, al defenderte de aquella injusticia, de aquella difamación, de aquella infamia, de aquella mentira que se lanza contra vos, le has dado la oportunidad a Dios de defenderte, de defenderte, te has nombrado tu propio defensor cuando para nosotros, el gran defensor, el gran Paráclito es el Señor; para nosotros, Jesús es nuestro pedernal, me encanta esa imagen, el pedernal es una enorme piedra

 

Dirigiéndose a los fieles, el obispo  aconsejó perdonar: “Todos, fíjense bien, todos nosotros aquí presentes, todos los hermanos que están con nosotros a través de los medios y la redes, tenemos también la capacidad de absolver, de perdonar, el pecado de una persona que ha pecado contra nosotros; si alguien ha pecado contra vos, y vos le decís al Señor:  -perdónale porque no sabe lo que hace-, el día de su muerte ese pecado, a esa persona, no le será contado, porque a vos que te ha hecho el daño, ya le has absuelto, ya le has perdonado, ya le has justificado; esa persona el día de su muerte no tendrá, no tendrá que rendir cuentas de aquel daño que te haya hecho por muy fuerte que haya sido”, sostuvo.

 

“La  palabra de la Escritura también se cumple. Para cada uno de los que podríamos absolver a alguien que nos haya hecho daño, y entonces el Señor le dice a quien ha tenido esa gracia, esa unción de perdonar, de absolverle al otro el pecado que ha cometido contra uno, contra vos, en herencia las multitudes”

Ampliando sobre este tema explicó que  “Eso significa que cuando estés en el cielo te encontrarás a ese hermano a esa hermana y esa será tu herencia y si en tu vida has logrado perdonar a muchas personas, absuelto a muchas personas de daños que te hayan hecho, que hayan cometido contra vos, en el cielo, el Señor te las dará por herencia, esa será tu herencia, una multitud de personas”, dijo.

“Donde terminan ahí terminan dándose en esa piedra aquellos que nos quieren hacer daño, ¿Cuánta gente en nuestra vida nos ha querido hacer daño?, ¿Cuánta gente pudiera estar tramando hacernos daño, quisiera hacernos daño?, hermanos, nosotros tenemos una piedra de tropiezo para ellos, y es Jesús que es nuestro pedernal, la gran piedra de tropiezo para el adversario, para el enemigo, que nos quiere hacer daño”

EL Prelado destacó que “El texto del evangelio de hoy, es un texto en el que realmente, podríamos y deberíamos nuevamente meditarlo en nuestros hogares, y tomarlo como un auténtico examen de conciencia, porque es muy concreto Jesús, y solo en el inicio del mismo, nos presenta cuatro propuestas de vida cristiana: amen a sus enemigos, ¿cómo amar al enemigo?, ¿Cómo amar al que te pisotea, al que te quiere pisotear? Interpeló.

“Y cómo amarlo, aparte, aparte de lo que hemos dicho, de no defendernos porque nuestra defensa es Cristo, la piedra donde tropiezan, amarnos, precisamente, después de haberles absuelto el pecado que han cometido contra nosotros, contra vos, contra tu matrimonio, tu familia, contra tu integridad moral, porque no solo, no solo se atenta a la integridad física con los golpes, si no que el atentado a la integridad moral, el atentado a la integridad espiritual de la persona es peor todavía”

 

Asimismo, advirtió que “Cuando alguien habla mal de vos, dice algún refrán que algo queda, algo queda de aquella de aquella mentira, algo queda de aquella calumnia, y el Señor nos dice: absuélvela a ese hermano ese pecado, y el Señor dice: deja que yo te defienda, el Señor nos dice: amen a sus enemigos; el enemigo para nosotros es aquel al que le caemos mal, aquel que quiera dañarnos; nosotros como creyentes no tenemos enemigos, el enemigo en este caso, es el que por la razón que fuera nos mira como un peligro para ellos, o él, o para ella”

 

 

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n nuestro corazón no puede caber la amargura de la enemistad

El eclesiástico, recomendó que en nuestro corazón no puede caber la amargura de la enemistad “Hagan el bien a los que los aborrecen, esta es otra manera muy clara de amar, de perdonar, de dejar que Cristo sea nuestra defensa”

“No nos preocupemos más de la cuenta, no corramos, no nos fatiguemos, no nos desgastemos cuando alguien nos aborrece, cuando alguien no nos ha hecho el bien que hubiéramos querido, esperado, que necesitábamos, cuando alguien nos ha dado la espalda, tranquilos y serenos hermanos”

En este sentido manifestó “Que Dios siempre nos va a dar la oportunidad, un día nos dará la oportunidad, cuando menos pensemos, de poder hacerle el bien a esa persona que pensó mal de nosotros, un día el Señor nos dará la oportunidad, en el camino de la vida que es corto, de poder manifestarle con un corazón sincero a esa persona que nosotros nunca tuvimos nada contra él, nada contra ella; un día, el Señor te dará la oportunidad de tenderle la mano, como buen samaritano, y curarle sus heridas y cargarlo en tus brazos, y cuidarlo, hacerle el bien”, expreso.

Cuando alguien te ha jugado una mala pasada, hermanos, paciencia y caridad

“El amor es invencible. He estado pensando, meditando,  me atrevo a decir, sintiendo en todos estos últimos días, al meditar la palabra de Dios, cómo al final de cuentas, el Señor es tan bueno, que cuando recibes un ataque Dios te capacita para crecer más en el amor, para responder en tu corazón con el amor, tal vez en ese momento no puedas demostrarle, manifestarle a la persona que le amas; pero llegará un día que esa persona se dará cuenta que lejos de haber tenido algo contra él o ella, siempre le has amado, siempre has orado por él, siempre has orado por ella”

Compartió la experiencia al celebrar una Eucaristía, en honor a la Virgen Santísima

“Me nació en el corazón, hablando precisamente del tema del amor, del perdón, de hacer el bien a los que nos aborrecen, de invitar a los fieles y ahora les invito a ustedes a hacerlo, en algún momento del día, de orar ante Jesús, de orar ante la Virgen, y les dije a los hermanos, cierren sus ojos, y piensen en esas personas que le han dañado, que les han afectado en la vida, que les han herido el corazón, en realidad todos somos sanadores heridos, porque muchas veces sin querer nos podemos herir el corazón; pero entonces, les decía, vengan traigan a su pensamiento a esa persona o esas personas, y ahora ante Jesús y la Virgen díganle:  –Señor nos les tomes en cuenta ese pecado, Señor bendíceles, Señor glorifíte en ellos, Señor que sean felices, Señor que tengan éxito en su vida»

“Meditando esta Palabra  les confieso, que hice ese ejercicio espiritual, Señor bendice a estas personas, glorifícate en ellos, voy a hacerles una pregunta que no es más fuerte que la del evangelio, ¿ustedes son capaces de pedirle al Señor que se glorifique en el hombre o en la mujer que destruyó tu matrimonio?, que desintegró a tu familia, que le causo aflicción a un ser amado, y si alguno respondiera que no, no importa, esa es la naturaleza caída; pero háganlo hermanos, hagámoslo, el Señor da la unción de capacitarnos y poder decir: -Señor no le tomes en cuenta este pecado, a esta persona, a estas personas, y glorifícate en ellos, que sean felices, que tengan éxito»

El amor es invencible

El obispo insistió enfáticamente “ El amor, hermanos, es invencible, sigue el Señor con la tercera propuesta, bendigan a quienes los maldicen. Voy a empezar, en este caso,  de atrás para adelante, a la inversa, mucho cuidado con maldecir, nunca nosotros debemos de maldecir a nadie, nunca, porque la maldición es un juego peligroso del demonio, la maldición dicha por alguien, no voy a entretenerme a decir por quien; pero dicha por alguien, por cualquier persona, podría tener efectos, y podría realmente afectar, dañar a alguien; por eso el Cristiano no puede maldecir jamás a nadie”

“Pero además el peligro de la maldición, es que se puede volver contra el que maldice y la manera, fíjense bien, porque no hay que tener miedo ante la maldición o las maldiciones de algunos o de algunas personas, que sí, metidas en el mal, ya embaucadas en el espíritu demoníaco lo hacen, porque todo eso viene del demonio”

 

 La manera que esa maldición, que ninguna maldición te haga daño, la manera es el amor,

“El amor, rechaza con una fuerza de exorcismo cualquier maldición que alguien lance contra vos, no te va a hacer daño, si te revistes del amor, si esperas ese momento que Dios te lo va a dar para hacerle el bien, a esa persona, si le has pedido al Señor que se glorifique en ella, si le has absuelto su pecado, ninguna maldición, ninguna, aún venida directamente de los infiernos, ni esa te hará daño, porque el infierno no  es más fuerte que el amor, el amor, amadísimos, es una fuerza invencible”, medito el Administrador Apostólico de Estelí.

“Y la última propuesta del Señor, oren por quienes los difaman, ya lo hemos dicho, y hay una máxima aquí en el texto: -Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes -, es una máxima. Y quisiera finalizar en un texto tan riquísimo, por eso les decía fascinante para nosotros, porque al final del mismo, el Señor nos da la clave, diríamos, para parecernos al Padre, hay una sola manera para que ustedes y yo, todos nosotros nos parezcamos al Padre, y dice Cristo:  -Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso”

Aconsejo a los fieles a recordar en el Libro del Apocalipsis dice que “ –Nosotros tenemos un gran acusador , que nos acusa ante nuestro Dios, día y noche, el demonio-; si me permiten esta expresión popular, ustedes saben que el demonio día y noche permaneces hablando, hablándole a Dios, mal de cada uno de nosotros; el demonio no cesa de hablarle a Dios mal de cada uno de nosotros, ¿por qué? interrogo. Y respondió:  Porque el demonio es el gran  acusador, por eso esta palabra es dura, toda persona que acusa, se pone de parte del demonio, toda persona que acusa, se pone de parte del demonio, el que acusa y el que acusa injustamente, cualquiera de los dos, sin embargo el texto del evangelio dice:  -Lejos de ser ustedes acusadores como el demonio, sean misericordiosos, como su Padre es misericordiosos”, sostuvo.

 

“Tener  misericordia con el que ha acusado, tener misericordia con el que te ha difamado, con el que ha tirado una sarta de mentiras contra vos, tener misericordia, misericordia; entonces seremos parecidos al Padre”

Dijo que el Papa Francisco es “Experto de hablar de estos temas, y todo este perdón, este amor del que hemos hablo, tira fuera lo que el llama los cotorreos, –Cuando vos comienzas ante una injusticia, ante una mentira a querer explicarla y comienzas a querer decirle a la gente: no, eso no es cierto, eso que han dicho de mí no es verdad y querer explicarlo,  ya empezó el cotorreo, es decir,  la murmuración-. Claro porque ves, ya te estas defendiendo ya le estas dando a los que les contaste, tu explicación, a los que les quisiste aclarar esa mentira, la posibilidad de murmurar, no hermanos, tranquilos, en paz, el Señor siempre viene en nuestra defensa, Él es nuestro pedernal y Él, que lindo esto, da su rostro por nosotros”, animó el obispo.